Han sido éstos unos meses de fluir de ideas, de estructuración de modelos de ciudad, de posicionamiento de formas de organización política, de acuerdos y desacuerdos. Ustedes tienen en sus manos la decisión última respecto al modelo de organización que se impondrá (al menos por un tiempo), pero también el poder para decidir en última instancia qué modelo de ciudad regirá en la capital: ¿Continuará el que nos ha dominado durante los últimos 16 años? ¿Estableceremos, con el concurso ciudadano, uno nuevo?
Compañer@s: En sus manos está la posibilidad de construir un proyecto político de verdad colectivo, donde las organizaciones sociales cuenten con espacios decisivos, donde la posibilidad de participar y decidir no sea un simple artículo en unos estatutos, y donde los intereses particulares, las clientelas, sean neutralizadas.
De mi parte, y del equipo político que me ha rodeado con su confianza y favor, con toda sinceridad y de manera abierta hemos entregado ideas, proyectos, diseños, programas, estrategias, para hacer del Polo la opción que requiere el país, y para convertir a Bogotá en la ciudad que demandan las mayorías que la habitan.
Creo firmemente que, de ser elegido como candidato del Polo a las elecciones de octubre, venceremos a nuestros contendores. Pero no sólo eso. Si ustedes nos brindan su voto y su confianza desde la experiencia del gobierno distrital, extenderemos por todo el país (con la energía y la demanda de los movimientos sociales y las fuerzas políticas alternativas) un proyecto de gobierno y de poder que rompa con la hegemonía liberal-conservadora, ahora matizada y prolongada por la multitud de siglas que le caracteriza.
Nos encontramos ante realidades posibles de concretar. Las tenemos al alcance de nuestras manos. Pero para lograrlo debemos romper los intereses inmediatos, los particulares o los de clientela.
Compañer@s: La especial coyuntura que atraviesa nuestro país abre a nuestro favor las puertas del cambio. Tenemos la llave para aclimatar un proceso de paz y de reconciliación nacional, para cimentar una democracia de nuevo cuño, en verdad colectiva y participativa, pero también para integrarnos en una agenda alternativa a un modelo de soberanía y transformación en todo el continente.
Mujeres y hombres polistas, jóvenes y adultos, LGBT, indígenas, afrocolombianos, raizales, pueblo rom: Nos hemos batido por años en intensas luchas. Hemos reclamado cambios. En muchos barrios, veredas, colegios y empresas hemos diseñado y construido alternativas económicas, sociales, organizativas, al capital. En ocasiones hemos vencido; en otras hemos salido derrotados. Pero no desfallecemos. Ondeamos esas históricas banderas. Después de tantos esfuerzos, realizados por distintas rutas y en diversos momentos, ahora somos un solo cuerpo. Hagamos de nuestro voto –depositado con toda conciencia y en un ejercicio de concreción digno de todos los sueños hasta ahora perseguidos– la decisión final para revertir las derrotas y profundizar los triunfos. Con la llave de nuestro voto, abramos la puerta de la esperanza. No dudemos: decidamos con conciencia histórica.
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