DIAGONAL: ¿Cuál es la base científica del darwinismo?
MÁXIMO SANDÍN: La base científica de Sobre el origen de las especies por medio de la “selección natural” o el mantenimiento de las razas favorecidas en la lucha por la existencia es absolutamente inexistente. Darwin –que no era biólogo– obtuvo la idea de la “selección natural” de la observación y lecturas de las actividades de criadores de animales y plantas. Su concepción de las relaciones entre seres vivos –la “lucha por la vida” y la “supervivencia del más apto”– provienen de Malthus y Spencer, dos individuos muy desagradables que veían la proliferación de los pobres como una amenaza para su bienestar.
Las ideas de Darwin sobre la evolución–que llevaba más de 100 años siendo estudiada– eran enormemente confusas y superficiales. En el resumen final del libro mezcla el uso y el desuso, las condiciones de vida, la “selección natural”… Incluso acabó proponiendo la “pangénesis” como mecanismo de la evolución.
El principal artífice del darwinismo fue sir T. H. Huxley, que sí era biólogo –además de eugenista– y fue quien “depuró” las ideas de Darwin más convenientes para su ideología. Para ello fundó, junto con Spencer y otros científicos, el X-Club, que controló las principales instituciones científicas de Gran Bretaña. También fundaron la revista Nature, con el objeto de promover el darwinismo y controlar las publicaciones.
D.: Pero el darwinismo actual no es el de Darwin…
M.S.: A principios del siglo XX el darwinismo estaba prácticamente marginado por los biólogos porque los datos experimentales contradecían la variación gradual como responsable de la generación de nuevas especies. Entonces, un grupo de matemáticos y genetistas reunidos por su condición de fervientes eugenistas –el propio Darwin era eugenista– se inventaron la llamada “genética de poblaciones”, basada en una concepción de la transmisión de las características genéticas que ya se sabía errónea por entonces. Sobre esa base “científica” se montó la llamada “síntesis moderna”. Curiosamente, el artífice de este engendro fue sir J. Huxley, nieto de sir T. H. Huxley, miembro vitalicio de la Sociedad Eugenésica, primer director general de la UNESCO y fundador de la World Wildlife Foundation, cuyo actual presidente honorario es el duque de Edimburgo, también eugenista.
D.: Entones, ¿a qué se debe el éxito del darwinismo?
M.S.: Al adoctrinamiento que los biólogos reciben en las universidades, a los libros de texto y al control de las publicaciones científicas, también fundamentalmente anglosajonas. La concepción individualista y competitiva (el egoísmo individual lleva al bien general, base, por otro lado, de la teoría del libre mercado de Adam Smith) son conceptos centrales de las culturas de raíces calvinistas. Por otro lado, a partir del final de la II Guerra Mundial, los grandes magnates mundiales, especialmente los Rockefeller, asumieron gran parte del control de la investigación biológica.Si tenemos en cuenta la creciente tendencia a la privatización de las universidades y qué empresas son las que lo financian, no creo que sean necesarias más explicaciones.
D.: ¿Qué implicaciones sociales, políticas y económicas tiene el darwinismo?
M.S.: A principios del siglo XX hubo un duro debate entre científicos conservadores, fervientes darwinistas, que justificaban las desigualdades sociales en base a las diferencias biológicas entre los individuos, y científicos progresistas que afirmaban que el ambiente y las condiciones sociales eran responsables de gran parte de esas diferencias. Naturalmente, éstos últimos fueron los perdedores en el debate. Y es que la visión darwinista de la condición humana es, desde su origen, una justificación del statu quo. Es muy célebre la sentencia de Rockefeller: “El crecimiento de un gran negocio es simplemente la supervivencia del más apto […] es simplemente la combinación de una ley de la Naturaleza con una ley de Dios”. Porque la ideología darwinista ha transformado en “leyes” científicas los peores defectos de la condición humana (egoísmo, competencia, avidez por la riqueza, explotación, forman parte de las “leyes naturales”). Para que estas “leyes” se cumplan, la usura, el expolio y la violencia son instrumentos necesarios.
D.: Defiendes una propuesta basada en la Teoría de Sistemas (autoorganización, importancia del ambiente) en la que los virus y las bacterias habrían sido las responsables del surgimiento de la vida en la Tierra. ¿Qué implicaciones sociopolíticas tiene esta propuesta?
M.S.: Las características fundamentales de la Naturaleza derivadas de esta propuesta –surgida a partir de ideas de grandes científicos y pensadores ocultados o ninguneados por “el poder” científico– son que los fenómenos que componen la vida, desde las células, los órganos y tejidos, los organismos, las especies y los ecosistemas, hasta la totalidad del ecosistema global están organizados en sistemas interconectados. Así, lo que mantiene la dinámica de la Naturaleza no es la competencia, sino algo que podríamos llamar cooperación si no fuera un término antropocéntrico tan del gusto de los darwinistas y que prefiero denominar relaciones de interdependencia. Es decir, que la forma más adecuada de vivir en armonía con la Naturaleza ha sido la que ha mantenido el ser humano durante la mayor parte de su existencia: el “colectivismo primitivo”. Pero como no parece razonable intentar volver a ese modo de vida, creo que se puede definir sucintamente el modelo social que más se ajusta a la forma en que está organizada la Naturaleza, con dos palabras: autogestión y federalismo.
“HAY MUCHOS INTERESES IMPLICADOS PARA NO RELEGAR EL DARWINISMO AL OLVIDO”
D.: ¿Cuál es la situación de la biología actualmente?
M.S.: Actualmente hay datos científicos suficientes para relegar el darwinismo al olvido, pero sinceramente no tengo mucha esperanza en que esto ocurra. Hay muchos intereses implicados. Por una parte, en el mantenimiento del adoctrinamiento social (la “justificación científica” del sistema), y por otra, en preservar la concepción determinista y reduccionista necesaria para las manipulaciones genéticas de la gran industria de la “biotecnología” y de los transgénicos.
Por eso, las autoridades darwinistas, ante la avalancha de datos que son totalmente contradictorios con sus bases teóricas (los fenómenos epigenéticos, los elementos móviles, los virus endógenos, todos ellos manifestaciones de respuesta del genoma al ambiente), lo que sugieren es crear una “síntesis ampliada”, es decir, intentar embutir a la fuerza todos esos datos reales en su teoría inventada para que no cambie lo fundamental, su concepción patológica de la naturaleza y de la sociedad. Sí están surgiendo voces de científicos prestigiosos que plantean la necesidad de un cambio radical en la concepción de la biología, pero son ignorados por la ciencia “oficial” y, por supuesto, por los medios de comunicación. Incluso los “disidentes” tolerados, como Lynn Margulis, procuran nadar y guardar la ropa afirmando que están en contra del neodarwinismo pero que son darwinistas.
Por Sergio de Castro Sánchez (Zaragoza)
Lunes 20 de junio de 2011. Número 152
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