Las partidas de desempate que se jugarán el miércoles decidirán quién es el próximo campeón del mundo de ajedrez después de que el 12º y último juego entre el noruego Magnus Carlsen y el ruso Serguei Karjakin, aspirante, concluyera en tablas en 30 movimientos tras 35 minutos de aparente lucha. El marcador, tras el resultado de hoy, se sitúa en 6-6.
Ninguno de los dos grandes maestros arriesgó lo más mínimo, y desde la apertura se dedicaron a cambiar piezas para llegar lo antes posible a la jugada 30, con la idea de no ser sancionados por falta de combatividad. La organización, en vista de lo que pagaron los espectadores (entre 190 y 470 euros) y el pobre espectáculo que vieron, compensó a estos con entradas para la sesión del miércoles. “No tenía buenas sensaciones; cuando termine el mundial ya explicaré porque me interesaba llegar al desempate”, manifestó Carlsen para justificar sus rápidas tablas pese a tener la ligera ventaja de conducir las piezas blancas.
Cuesta imaginar a Fischer, Kasparov o Karpov, salvo por un problema médico, no apretar con blancas al adversario, más si cabe cuando se es un genio en el arte de las microventajas. Jugárselo todo al cara o cruz de los desempates, pese a que a priori Carlsen es el favorito, es asumir muchos riesgos. El noruego es más nervioso que el ruso, un tempano de hielo como ha demostrado a lo largo de todo el duelo, y también es humano aunque a veces parezca que tiene una computadora en el cerebro. Karjakin, por su parte, estaba contento con el reparto del punto y confiaba en sus posibilidades: “Carlsen era el favorito y sin embargo hemos terminado 6-6”.
Después de experimentos más de bien de ludopatía que de ajedrez, como dilucidar el vencedor del Hubner-Smyslov a rojo y negro en el casino de Velden (Austria) en 1983, la Federación Internacional (FIDE) fue perfeccionando el método hasta adoptar el actual que consiste en 4 semirrápidas (25 minutos + 10 segundos adicionales por movimiento), y si aún persistiese la igualdad 2 rápidas (5+3) hasta un máximo de cinco series de dos partidas. En caso de que el tanteador todavía siguiera equilibrado, tendría lugar la muerte súbita, un único juego con 5 minutos para las blancas y 4 para las negras en el que las tablas darían al conductor de las piezas negras el título mundial.
CARLSEN-KARJAKIN
Campeonato del mundo, 12ª
1.e4 e5 2.Cf3 Cc6 3.Ab5 Cf6 4.0-0 Cxe4 5.Te1 Cd6 6.Cxe5 Ae7 7.Af1 Cxe5 8.Txe5 0-0 9.d4 Af6 10.Te1 Te8 11.Af4 Txe1 12.Dxe1 Ce8 13.c3 d5 14.Ad3 g6 15.Ca3 (Novedad; lo conocido era 15.Cd2, como había jugado ya Carlsen contra Kramnik y Anand) 15… c6 16.Cc2 Cg7 17.Dd2 Af5 (Comienzan las simplificaciones) 18.Axf5 Cxf5 19.Ce3 Cxe3 20.Dxe3 De7 21.Dxe7 Axe7 (Aquí se podía haber firmado el empate, pero los jugadores se hubieran expuesto a una multa por hacerlo antes de 30 movimientos) 22.Te1 Af8 23.Rf1 f6 24.g4 Rf7 25.h3 Te8 (El resto es continuar moviendo madera) 26.Txe8 Rxe8 27.Re2 Rd7 28.Rd3 Re6 29.a4 a6 30.f3 Ae7, tablas. (0,5-0,5).
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