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La oposición buscaría ejercer poder desde un espacio geográfico estratégico

La oposición buscaría ejercer poder desde un espacio geográfico estratégico

Un recorrido fronterizo muestra a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana movilizada, alerta, en primera línea. Del lado colombiano, Cúcuta se construye como epicentro de la llegada de la ayuda enviada por EE.UU.

Desde Táchira

El primer paso fue el gobierno paralelo. Comenzó en el 2017 con el Tribunal Supremo de Justicia funcionando fuera de Venezuela, seguido de la Fiscal General prófuga, completado el reconocimiento de la Asamblea Nacional como único poder legítimo, y el autonombramiento de Juan Guaidó como presidente interino el 23 de enero. El segundo paso fue el reconocimiento internacional del gobierno, conducido por Estados Unidos (EEUU), sus aliados, el nombramiento de representantes diplomáticos, y directivos para Citgo, la petrolera situada en norteamérica de la cual Pdvsa es socia mayoritaria y ha sido objeto del ataque económico planificado por EEUU. La hipótesis es que el tercer paso sería el territorio.
Esa posibilidad se desprende de una periodización del ataque contra Venezuela. Existe un hilo con objetivos que se han cumplido, otros que están en desarrollo, y en función de los resultados, nuevas posibilidades. Es un rompecabezas donde se cruzan las variables de manuales de operaciones especiales del ejército norteamericano, experiencias como el caso sirio y libio, y la aplicación para el escenario venezolano.

La hipótesis del territorio liberado se extrae de la necesidad que tendría el intento de gobierno paralelo de ejercer poder desde un espacio geográfico determinado que no sean las redes sociales, y quebrar el territorio nacional. Para eso han barajado varios puntos, como el estado Falcón, por su distancia de veinte millas náuticas de Aruba y la presencia de la refinería Amuay, el estado Anzoátegui, por tener puerto, aeropuerto, y el complejo petroquímico donde se refina el 40% del petróleo de la Faja Petrolífera del Orinoco, y el estado Táchira. Lo explica Freddy Bernal, nombrado protector de Táchira por Nicolás Maduro luego de la victoria de la oposición en la gobernación.

Táchira es el punto que parece haber predominado dentro de esas posibilidades. Por la frontera con Colombia y sus características geográficas, Colombia como socio de la OTAN, las bases militares norteamericanas en su territorio, una retaguardia estratégica, el apoyo de fuerzas interventoras, y la presencia del paramilitarismo que tiene particular fuerza en esa franja. El análisis se reafirma con la lectura de las matrices comunicacionales, la construcción de Cúcuta como epicentro de la llegada de ayuda humanitaria, punto de consolidación de consensos con el concierto el día 22 de febrero, y desde el cual intentar armar el escenario de apertura de un corredor a partir del 23.

¿Cuánta distancia existe entre esa hipótesis –si fuera la correcta y predominante– y las posibilidades reales de llevarla adelante? La primera pregunta sería con qué fuerza armada podrían hacerlo. La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb), carta determinante en el esquema de asalto, no se ha quebrado ni a nivel central ni en Táchira. Un recorrido fronterizo muestra una Fanb movilizada, alerta, en primera línea. Si no es la Fanb, debería entonces ser un ejército irregular, paramilitar, es decir compuesto de un conjunto de elementos, como mercenarios formados en guerras de Medio Oriente, grupos paramilitares, bandas criminales, ejército colombiano presentado de forma de guarimba paramilitarizada, y generales norteamericanos tras las sombras.

¿Cuántos hombres y mujeres y qué tipo de armas deberían tener para liberar un municipio, una zona del estado, la mitad del estado, todo el estado? ¿Qué seguiría después? Liberar significa mantener bajo control, un esquema diferente al 2017 en su formato guarimba paramilitarizada que consistía en olas de violencia/terror y ataques militares focalizados a cuarteles, por ejemplo. Este formato implicaría que gobierno, Fanb, no pudieran recuperar ese territorio. ¿Existen condiciones para un esquema de esas características?

“Tenemos la capacidad de inteligencia, y la Fanb, con la capacidad para derrotar cualquier grupo apenas cruce la frontera para perturbar la paz y la tranquilidad de Venezuela. La fuerza aérea venezolana es de las más fuertes de América Latina, con el último equipamiento en aviones Sukoi, de alta tecnología y última generación. El sistema de defensa antiaéreo que compró Chávez a Rusia es de los mejores que existen en todo el continente, con capacidad de neutralizar misiles y aviones de cualquier tecnología hasta 200 kilómetros, y por supuesto nuestra Fanb tiene un apresto operacional que está desplegado a lo largo y ancho del país”, explica Bernal.

Junto a eso están preparados más de un millón quinientos mil milicianos y milicianas, de los cuales cincuenta y seis mil, repartidos en mil cien unidades están en Táchira.
Tal vez esa hipótesis no sea la predominante por la dificultad para llevarla adelante en el escenario venezolano. En ese caso la frontera sería el punto de condensación mediático-política para terminar de conformar la matriz de la imposibilidad del diálogo ante un gobierno que no dejaría entrar la ayuda humanitaria, y a partir de allí escalar en nuevas agresiones que podrían ser justificadas sobre hechos creados. En ese marco puede pensarse una acción de falsa bandera, alto impacto internacional, construida para justificar y pasar por encima de las partes internas que siguen con un freno hacia la escalada militarista.

“Los Estados Unidos, en connivencia con el gobierno de Colombia, podrían disfrazar a unos paramilitares con uniforme de Venezuela, y realizar un acto contra la población, contra algunos opositores, y luego tendrían las cámaras para demostrarle al mundo que aquí hay una dictadura que está asesinando al pueblo, y sería la excusa para poder llevarlo al Congreso de los Estados Unidos”, explica Bernal.

Otra posibilidad sería que el estado Táchira sea el foco de distracción mientras los ataques se preparan por otros flancos con menos aviso. ¿Bolívar, Zulia, la misma Caracas? O que las fuerzas paramilitares se activen bajo un esquema de acciones de saboteo, terror, asedio, en combinación con acciones internacionales. Estamos en un asalto conducido de primera mano por hombres como Elliott Abrams o John Bolton, arquitectos de masacres, que tienen todas las cartas sobre la mesa. Cada variable descartada, por imposibilidad de desarrollarla, o por desactivación gracias a la inteligencia del chavismo –como el arresto de García Palomo, quien iba a conducir acciones militares en Caracas– hará que apelen a hipótesis más complejas y directas. ¿Puede llegarse así hasta la intervención directa vía Colombia?

Son muchas las preguntas, el ejercicio de combinación de variables, posibilidades, análisis de los generales, sus fuerzas en cada ámbito, sus límites o no. Por el momento continúa la asimetría entre la correlación mediática/geopolítica/económica y la correlación en el terreno nacional. Guaidó, que sigue órdenes, mezcla un discurso de autoayuda, fe y golpismo que abiertamente plantea que la intervención norteamericana es una posibilidad. No tiene, ni él ni toda la derecha, cómo llevar adelante lo que afirman con fuerza propia.
El chavismo, por su parte, mantiene sus fortalezas que no han sido quebradas, a la espera de próximos pasos en cada uno de los ámbitos. El 23 es la próxima fecha de condensación y posible nuevo quiebre dentro de la secuencia. Eso en lo público. Los movimientos en las sombras avanzan, como lo ha denunciado, por ejemplo, Cuba al afirmar que EE.UU. mueve fuerzas de operaciones especiales hacia aeropuertos de Puerto Rico, República Dominicana y otras islas del Caribe sin conocimiento de sus gobiernos.


 El senador republicano llegó a Cúcuta, frontera con Venezuela

Marco Rubio apoya in situ

El legislador viajó a Colombia con el embajador de Estados Unidos ante la OEA, Carlos Trujillo, y el congresista Mario Díaz-Balart, con quienes supervisará la ayuda humanitaria que envió el gobierno de Trump.

El senador estadounidense Marco Rubio llegó ayer a la ciudad colombiana de Cúcuta para supervisar la ayuda humanitaria enviada por su país a Venezuela. Durante su estancia en esa localidad, capital del departamento de Norte de Santander, el republicano también tiene previsto reunirse con funcionarios del Gobierno colombiano y recorrer el puente Simón Bolívar, principal paso fronterizo entre los dos países. Rubio, senador por el estado de Florida, es uno de los congresistas más cercanos al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y uno de los más férreos opositores al Gobierno de Nicolás Maduro.

“Llegué a Colombia esta mañana (por ayer). Hoy llegará una gran cantidad de ayuda humanitaria para Venezuela. Me reuniré con los funcionarios que lideran el esfuerzo de almacenar la ayuda en la frontera para entregarla al pueblo sufriente de Venezuela”, informó vía Twitter la oficina de prensa de Rubio. El legislador viajó con el embajador de Estados Unidos ante la Organización de los Estados Americanos (OEA), Carlos Trujillo, y el congresista también republicano Mario Díaz-Balart, con quienes supervisará la ayuda humanitaria enviada por su país a través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid). Dicha agencia estuvo involucrada en una estrategia organizada desde Washington para socavar el poder del chavismo en Venezuela tras el efímero golpe de Estado en el país caribeño de 2002. Según informó el sitio de filtraciones WikiLeaks en el año 2013, fue el entonces embajador estadounidense en Venezuela, William Brownfield, quien envió la lista de las operaciones contra el gobierno de Hugo Chávez que comenzaron a funcionar desde el 2004.

Entre ellas, figuraban los objetivos de dividir al chavismo, proteger los negocios vitales para Estados Unidos y aislar al mandatario internacionalmente. Para ello, según el documento filtrado, la Usaid donó cerca de 15 millones de dólares a 300 organizaciones antichavistas, algunas de las cuales se dedicaron a preparar falsas acusaciones de violaciones a los derechos humanos en el país para demandar a Venezuela ante la Corte Internacional de Justicia con el fin de desprestigiar internacionalmente la credibilidad de las acciones gubernamentales.

Este sábado, tres aviones C-17 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos llegaron al aeropuerto de Cúcuta cargados con toneladas de suplementos nutricionales y kits de higiene, que se suman a la ayuda humanitaria que ese país envío hace una semana. Cúcuta, junto a Curazao y el estado brasileño de Roraima, son los puntos de acopio de las ayudas humanitarias, a los que se sumó, el pasado viernes, Miami.

La oposición de Venezuela instaló ayer, asimismo, una decena de campamentos a lo largo del país. En ellos se censó a miles de personas a las que, aseguran, se atenderá con la ayuda que se acopia en Cúcuta y que espera poder ingresar el próximo día 23.

Según el diputado Winston Flores, en los campamentos humanitarios se emplean sin lucro cientos de médicos, psicólogos, nutricionistas y voluntarios de los partidos políticos de la oposición, así como parte de los más de 600.000 voluntarios de una red que trabajará en el ingreso de las donaciones. En ese sentido, pidió a los militares permitir el ingreso de las ayudas ante las reiteradas negativas del Gobierno de Maduro a aceptarlas.

El autoproclamado presidente interino Juan Guaidó hizo una prioridad la entrada de ayuda humanitaria en Venezuela y ha señalado que las donaciones ingresarán el próximo 23 con el apoyo de los ciudadanos y la comunidad internacional, principalmente de naciones como Estados Unidos y Colombia, que lo reconocen como autoridad legítima del país. Guaidó convocó para ese día formar caravanas en las frontera para, dice, acompañar dicha asistencia.

El Gobierno venezolano, por su parte, niega la crisis humanitaria y dijo que no aceptará las donaciones, por considerar, entre otras cosas, que podría dar pie a una invasión armada. Así también lo cree el gobierno de Cuba, encabezado por el presidente Miguel Díaz-Canel. “El Gobierno Revolucionario de cuba denuncia la escalada de presiones y acciones del Gobierno de los Estados Unidos para preparar una aventura militar disfrazada de ‘intervención humanitaria’ en la República Bolivariana de Venezuela. La Comunidad Internacional debe impedirla”, había tuiteado la semana pasada el mandatario. El fin de semana, ante la llegada de los aviones estadounidenses a Colombia, reiteró su apoyo al gobierno bolivariano: “El pueblo cubano (…) exige que se respeten la soberanía y la paz. Las manos fuera de Venezuela”.

Información adicional

Táchira, una puerta clave de entrada a Venezuela
Autor/a: Marco Teruggi
País: Venezuela
Región: Suramérica
Fuente: Página12

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