La Conferencia Episcopal Colombiana ha dicho que “de ninguna manera la Iglesia induce a los colombianos a votar por el Sí o por el No”, justo cuando sus prédicas siempre han girado en torno a la reconciliación, el perdón y la bienaventuranza.
Esta proclama neutral contradice el papel que ha jugado la Iglesia Católica en Colombia, quién siempre ha sido un actor clave en todos los momentos en donde se ha discutido temas de conflicto, derechos humanos, Paz, liberación de secuestrados, etc. Sorprende que ahora, cuando está más cerca que nunca la posibilidad de superar un estadio de confrontación armada, la Iglesia esconda sus buenos oficios y siembre con ello un manto de duda en una sociedad que hace rato perdió su rumbo y que necesita urgentemente enderezarlo.
Ahora más que nunca es que se necesitan sus buenos oficios y bastaría con orientar a sus feligreses hacia el reconocimiento del Acuerdo de La Habana. La tarea no es difícil, todos sus creyentes confían ciegamente en sus prédicas y en ustedes propiamente, hasta el punto que todavía se confiesan. Bajo este reconocimiento y suponiendo que la Conferencia Episcopal ya leyó el Acuerdo ¿por qué dudan? ¿qué no les queda claro allí? Expongan sus inconformidades antes todos, no siembre más temor y miedos que algunos en el país ya estamos cansados de esa oscuridad y de esas tinieblas que nos han impedido ver nuevas luces. Convendría mejor que predicaran los beneficios de superar el conflicto y de aceptar un Acuerdo que si bien no es perfecto, sí es el mejor acuerdo que se ha podido firmar para superar una situación compleja y longeva que atormenta, intimida y mata.
No permitan que su postura atente contra un trabajo que han cumplido en otras ocasiones con seriedad y vocación de servicio misional. No permitan que su supuesta neutralidad mine un camino de confianza ganado entre algunos de sus seguidores.
Su postura me parece contradictoria, desde hace algún tiempo veo que están ponderando diversos hechos bajo extraños criterios inteligibles, pues les atentan contra imágenes sagradas y callan (Paloma Valencia y su emblemático cuadro artístico), cuando estoy seguro de que, si esto hubiese ocurrido con alguien de otra orilla política, no dudarían en condenarlo públicamente.
Lean los acuerdos ustedes por sus feligreses para que luego les puedan contar lo que allí se dice. Así les podrían decir que el paraíso posiblemente se recreará con todos aquellos programas y planes que se piensan implementar para el desarrollo rural, por ejemplo; y que ello contribuiría sinceramente a la superación de una deuda eterna en este tema y en la reducción de la pobreza, otro asunto que a ustedes también les interesa...o al menos, eso es lo que nos han dicho en todos estos años de evangelización.
*Economista y Profesor U. de Medellín, Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.