Los homicidios perpetrados a través de Internet serán una realidad a partir de 2014, según un informe de la compañía de seguridad IID (Internet Identity) que analiza las amenazas cibernéticas en los próximos años.
Según explicó el director técnico de la empresa, Rod Rasmussen, hoy en día casi cualquier dispositivo, desde aparatos médicos hasta nodos de transporte cuentan con una interfaz inalámbrica y, en algunos casos, acceso a través de Internet. La IID asegura que los delincuentes pronto comenzarán a aprovecharse de esto.
Rasmussen puso como ejemplo el marcapasos, y recordó que el acceso no autorizado a estos dispositivos fue demostrado en las recientes conferencias de hackers. Durante la demostración, un participante mostró cómo manipular un marcapasos a una distancia de hasta 9 metros, desencadenando incluso una descarga eléctrica fatal de 830 voltios.
Otra amenaza potencial, según la IDD, es el sistema de control informático de los vehículos, a los que teóricamente también se puede acceder a través de Internet.
"En vista del número tan elevado de dispositivos conectados a Internet, matar a distancia a un individuo resulta relativamente fácil, al menos desde un punto de vista técnico," matizó Rasmussen.
La IDD también percibe una amenaza en la tecnología de pago inalámbrica 'Comunicación en área próxima' (Near Field Communication o NFC en inglés), a través de la cual se podrán llevar a cabo fraudes financieros Según pronosticó Juniper Research, en 2014 uno de cada cinco 'smartphones' tendrá instalado este sistema.
Además, los expertos predicen un aumento drástico de 'armas' cibernéticas creadas por encargo de los servicios federales (como Stuxnet Flame y otros) para ser usadas en misiones de espionaje y sabotaje. No se excluyen tampoco los 'hackeos' de aviones no tripulados, lo que, muy probablemente, conducirá a incidentes reales.
23 DICIEMBRE 2012
(Tomado de Russia Today)
“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá.
¿Entonces, para qué sirve la utopía? Para eso: sirve para caminar”.
(Eduardo Galeano)
El 5 de junio de 2012, bajo un sol canicular que calentaba el municipio cordillerano de Pijao (Quindío), niños, mujeres jóvenes, adultos, indígenas, campesinos, autoridades departamentales, hicimos un canto a la vida, a la esperanza, como símbolo de resistencia contra la política depredadora de la minería a cielo abierto.
Desde nuestras danzarinas cascadas de las verdes montañas y el embrujo de nuestro esmeraldino paisaje cultural cafetero, en homenaje, y haciendo honor a los guerreros pijaos y al cacique Calarcá, desde la Plaza de Bolívar de este bello poblado nos concitamos alrededor de defender la “pacha mama”, poniendo como principio fundamental la defensa de nuestros recursos naturales, sustento de vida.
En un país de muchos sueños frustrados y de muchas esperanzas vigentes, acunado por dos océanos; bañado por tres ríos arteriales en cuyas fuentes nadie padecería de sed; con abundantes riquezas naturales que contrastan con la miseria de la gente; con una prolija diversidad cultural en la cual se hablan 86 lenguas indígenas, despliega sus alas un joven departamento (Quindío) que bordea los casi 50 años de vida administrativa, amenazado ahora por una gran cantidad de multinacionales que pretenden expoliar sin compasión sus entrañas.
En la vertiente occidental de la Cordillera Central, rodeado por los páramos de Chili, Cumbarco y Barragán, y por los dulces y mansos ríos Santo Domingo, Barbas y Verde, con palmas que le hacen cosquillas al cielo, miradores que otean las estrellas; con campos aromatizados por el café y cuchicheados por suspiros de guadual; con una rica historia cultural que habla de indios que hacían cantar al oro y lo convertían en chispeantes ánforas y poporos; con un pasado de resistencia indígena liderado por el ventrudo cacique Calarcá, con una población aproximada de 600.000 personas, el Quindío se encuentra enajenado en un 70 por ciento de su territorio a las grandes multinacionales mineras.
Antes fue el terremoto que dejó en la miseria a miles. Luego la crisis económica de finales de los 90s, producto de la cual gran cantidad de familias fueron desmembradas, con sus miembros viajando a otros mundos en busca de mejor presente e irrenunciable futuro. Ahora la minería a cielo abierto cubre con su manto siniestro al departamento y encuentra profusas desigualdades socio-económicas como caldo de cultivo para hechos peores: la pobreza, legada por el pasado y aupada por el neoliberalismo; la exclusión de vastos sectores sociales, la concentración del poder político en pequeños reductos familiares que mantienen su dominio gracias al clientelismo y la corrupción, todo lo cual ha desvencijado los magros presupuestos municipales, declarados en su mayoría “paisaje verde cafetero”.
Los problemas que se generarán con la minería de gran escala serán de índole política, económica, social, cultural, ecológica. Harán que esta región se convierta en todo un infierno social, como es característica en otras tantas del país donde se explotan recursos naturales.
Con estos antecedentes, los manifestantes del 5 de junio exigimos al gobierno nacional que se respete la dignidad del pueblo quindiano, no permitiendo que continúe este modelo de desarrollo depredador. Con la pujanza de esta tierra cafetera, como hace 500 años, debemos empuñar la lanza pijao, defender el territorio Kakataina, preservar nuestra identidad cultural; defender el agua, el oxígeno. No se requieren leyes ‘leguleyas’ para saber que estos son derechos básicos fundamentales.
¡Sin maíz no hay país! ¡Queremos chicha, queremos maíz! ¡Fuera multinacionales del país! Fueron éstas las consignas constantes que se gritaron al unísono en las calles de Pijao.
Está comprobado que la minería de gran escala atenta contra la seguridad y la soberanía alimentaria de nuestra región. El cianuro, el mercurio, la dinamita, no pueden ser la política de desarrollo sustentable que nos prometen.
Proponemos desde este manifiesto proteger y volvernos custodios de nuestras montañas, porque ellas hacen que la madre naturaleza nos brinde la mejor obra pictórica que es nuestro verde andino. La segunda y definitiva independencia es, y tendrá que ser, contra las multinacionales, los nuevos invasores de este continente.
Para completar este aterrador panorama, la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos hará que toda su normatividad esté por encima de la legislación nacional, garantizando y blindando a las multinacionales para que sigan explotando en forma indiscriminada nuestros recursos naturales. Además, la agricultura para agrocombustibles y el reemplazo de las semillas autóctonas por transgénicas harán que las futuras generaciones padezcan hambre y sed. ¡La paz empezará cuando terminen el hambre y la miseria en nuestros pueblos!
Como dice el gran pensador y titán de las letras latinoamericanas Eduardo Galeano, la violencia engendra violencia, como se sabe; pero también engendra ganancias para la industria de la violencia, que la vende como espectáculo y la convierte en objeto de consumo.
¡Una vez más el Quindío se alza y se pronuncia contra la megaminería!
A los lectores caídos en cumplimiento del deber.
Quino
Supimos que la guerra había comenzado cuando ya nos vimos con la sangre afuera… Hasta entonces y como cada viernes en la noche nos reunimos a hablar un poco en la tienda de doña Alicia.
Esa noche a David le dio por leer unos poemas puerquísimos que había escrito mientras veía dormir a su suegra. Todos estábamos atentos a esa lectura, que nos reunía alrededor de la hoja que él sostenía. Entonces, por nuestras manos pasaban vasos llenos de aguardiente, luego llegaban los cigarrillos, entonces alguien más sacaba de su bolsillo una hoja arrugada con poemas de lo más subido de tono y los leía en voz alta. Por lo general terminábamos leyendo en el parque, porque a doña Alicia no le gustaba que le anduviéramos espantando los clientes con nuestras pendejadas, pero esa noche la propia señora Alicia se quedó ahí parada, viendo como seducíamos al aburrimiento: de seguro le gustaba lo que oía porque, al igual que nosotros, no parpadeaba.
Entoncesse oyeron balas estrellándose contra el asfalto. Un frío cadavérico nos subió por los pantalones, Lo primero que hizo Monti fue acabar lo que le quedaba de cerveza. Sonaron botas acercándose y todos nosotros quedamos quietos: el miedo seguía abusando de nuestros pantalones. Doña Alicia corrió hacia la puerta, pero ya era demasiado tarde: la guerra se nos había entrado aquella noche.
Los fusiles desafiaban nuestras miradas, que ya empezaban a temblar por el alcohol. Entonces Felipe salió de debajo de la mesa con las manos arriba, casi con las lágrimas en el piso, y rogó por su vida, como sabe hacerlo un cobarde. Doña Alicia se precipitó a explicar que nadie estaba haciendo nada malo, que no había razón para exagerar las cosas, pero los fusiles seguían ahí, irguiéndose románticamente frente a nuestras caras. David volvió a sacar un papel del bolsillo y empezó a leer el poema más pornográfico que yo le haya escuchado, y al terminar alzó la mirada y arrugó el papelito de tal manera que cupiera por el cañón del fusil. Lo metió con los dedos y luego se sentó a terminar su cerveza… una bala impaciente salió a buscar su cabeza, y todos nosotros cerramos los ojos, pensando que aquella bala se desviaría deliberadamente hacia nosotros. Lo siguiente que oímos fue el cuerpo de David rebotar contra las baldosas, seguido de gritos de pánico de doña Alicia y Felipe. Mientras, Monti sólo acudía a ver todo con un silencio que expresaba más que un grito, a tiempo que yo recogí los restos del papelito y me los eché al bolsillo del pantalón.
Todos mirábamos fijamente y con odio al final del fusil. Queríamos una explicación y queríamos otra cerveza, pero de nuevo volvió a sonar el gatillo y no pude evitar cerrar los ojos. Para cuando los abrí, decidí buscar con la mirada a ver quién faltaba, y esta vez era Felipe, que caía de cara al piso con un orificio que le desangraba la imaginación. Entonces miré de inmediato a doña Alicia y luego a Monti; después de todo, no nos íbamos a dejar matar así como así: teníamos que intentar algo, pero Monti, en su mirada, sólo dejaba al desnudo un trauma que lo consumía ahí parado, y doña Alicia estaba tan horrorizada con la sangre que tenía en su cara, que apenas entendía lo que estaba pasando. Sonó entonces una voz que hablaba desde el fusil, pidiendo que diéramos la vuelta.
Monti volteó rápidamente y gritó a todo pulmón que jamás había estado con una mujer y que no le gustaba García Márquez. Entonces terminó su grito y terminó su vida, dándole punto final con un sonoro rebote de cráneo. Doña Alicia me miró como incitándome a voltearme primero que ella; me sequé la poca de lágrimas que temblaban en mi ojo derecho, saqué de mi bolsillo un billete de los grandes y se lo entregué a doña Alicia, diciéndole que ahí estaba lo que habíamos consumido.
Del extremo de los fusiles se oyeron risas. Al parecer los desconcerté, me di vuelta, saqué mi último poema y no lo leí por respeto a mí mismo. Entonces lo que hice fue comérmelo trocito a trocito y palabra por palabra, alcé la mirada al techo, como buscando en aquel bombillo mi redención, o por lo menos un milagro, y lo siguiente que hice fue morir.
Código: 451
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