Compañeros Carlos Rodríguez, Apecides Alvis y demás miembros de los comités ejecutivos de la CUT y la CTC, comisión coordinadora de la Gran Coalición Democrática: Hace un año largo nos reunimos los demócratas y el movimiento social para acordar un frente de lucha contra el referendo propuesto entonces por el gobierno. Bajo el pretexto de luchar contra la corrupción y la politiquería, propuso en realidad Uribe Vélez un plebiscito en favor suyo con miras a apuntalar la reelección. Por fortuna, gracias a la acción mancomunada de los aquí presentes logramos el apoyo de los colombianos, conseguimos superar la intimidación y la represión oficiales, y derrotar la extraordinaria maquinaria montada por el gran capital, los medios de comunicación y los notables de los dos partidos tradicionales. Asimismo, logramos victorias contra los candidatos de las maquinarias en Bogotá y otros lugares, y derrotar al tramposo superministro Fernando Londoño.
Hoy, empeñado en perpetuarse en el poder, el Presidente insiste contra viento y marea en la misma obsesión: imponer su reelección como en su momento lo hiciera Fujimori en el Perú, y para ello no se ha detenido en violar su propia palabra, la ley y la Constitución que pretende reformar en su propio y directo beneficio. Propone cambiar las reglas del juego vigentes en la mitad del camino, sin estatuto de la oposición ni garantías de participación política. Cambia en forma improvisada e irresponsable la agenda parlamentaria. Abusa del poder del Estado y los medios de comunicación, con el señalamiento y persecución contra los opositores y las amenazas que son el pan de cada día de los dictadores, que justifican cualquier medio para obtener sus fines.
Todo vale para consolidar el modelo neoliberal y el autoritarismo, y garantizar plena impunidad a los paramilitares que lo sostienen. Reelección es más de lo mismo: aceptar lesivas imposiciones del FMI, crecimiento desmesurado de la deuda pública, en beneficio exclusivo del capital financiero internacional; ajuste fiscal y aumento de los impuestos para afectar los ingresos del trabajo, principalmente en las clases medias; desmantelamiento de la producción industrial y agrícola, pérdida de los derechos adquiridos en duras contiendas por el movimiento sindical, y debilitamiento de los controles de la Corte Constitucional, la tutela y la independencia de la justicia. Reelección es el atropello y la violación de los derechos humanos; son las redadas masivas e indiscriminadas que nos recuerdan los peores momentos del régimen nazi en Alemania. Reelección son las desapariciones y asesinatos selectivos.
Es la criminalización del movimiento social, como sucede hoy con la patriótica huelga de los trabajadores de Ecopetrol en defensa de la soberanía y contra la privatización. En suma, la reelección es la dictadura presidencial con la sumisión incondicional de los demás poderes públicos y la política de tierra arrasada contra el pueblo, polarización nacional e impunidad de los crímenes cometidos en la guerra sucia. La corrupción y politiquería en el gobierno han hecho metástasis: el narcotráfico, el paramilitarismo y la impunidad han invadido la Fiscalía, la Policía, la Armada, el Ejército y el Congreso, como lo demuestran los últimos informes, hechos y escándalos que la opinión pública conoce, hasta el colmo de convertir el buque insignia “Gloria” en el actual símbolo del narcotráfico. La fuerza pública, alentada por la falta de controles y acosada por las urgencias presidenciales, presenta un deplorable balance de policías, civiles y soldados muertos en hechos que todavía no tiene explicación.
El Ejecutivo, en la tarea de sobornar al Congreso, se apoya en la más aberrante politiquería con el uso del servicio diplomático para devolver favores, y la entrega segura de los organismos de control y otras dignidades a los amigos del Presidente, como lo denuncié al comienzo del mandato uribista. Todo revela que la corrupción y la politiquería son compañeros inseparables del autoritarismo, y a la vez los métodos escogidos para conseguir la reelección. Es indudable que la reelección es una gran amenaza para la precaria democracia colombiana y el Estado Social de Derecho.
El poder aparentemente omnímodo del gobierno norteamericano pretende hacer de nuestro país un enclave del militarismo para detener la ola libertaria que hoy conmueve a América Latina. De ahí su apoyo a la reelección de Uribe. Por esto debemos empeñarnos a fondo para derrotarla. Nos oponemos a la reelección, para enfrentar la amenaza que se cierne contra la producción nacional y los pequeños y medianos empresarios del campo y la ciudad con la aprobación del TLC y el ALCA; para esclarecer la verdad e impedir la impunidad en el proceso que sigue el Gobierno con los paramilitares; para alcanzar el intercambio humanitario y dar pasos seguros hacia la solución política del conflicto armado; para rodear de solidaridad y apoyo a los huelguistas de la USO en la defensa de Ecopetrol. Pero, sobre todo, nos oponemos a la reelección, para dar pasos seguros en la construcción de una opción política que le apunte a un proyecto democrático basado en el Estado Social de Derecho, y un modelo propio de desarrollo alternativo, incluyente y equitativo.
Muchas gracias
Bogotá, abril 29 de 2004
Intervención de la senadora Piedad Córdoba, en la instalación del Encuentro Nacional de Organizaciones y Políticas
Leave a Reply