Abandono animal en tiempo de pandemia
En este capítulo escucharemos una historia sobre los lamentables casos de abandono animal que se han presentado durante la pandemia del Coronavirus, debido a mitos y miedos infundados que rondan por cuenta de la desinformación.
La salud está enferma
En el hospital de San José de Tadó, en el departamento del Chocó, no hay respiradores y solo cuentan con 14 camillas para enfrentar la pandemia del Coronavirus y las otras enfermedades que aquejan la región.
En este capítulo, María Marisol Rentería, presidenta departamental de Anthoc nos cuenta está grave situación.
Ex combatientes: entre el incumplimiento, asesinatos y pandemia
Hoy, algunos ex combatientes continúan en espacios territoriales, encontrándose en una encrucijada entre el incumplimiento por parte del Estado,el sistemático asesinato de excombatientes, y la llegada del coronavirus al país.
En este capítulo, *Jhonson, un ex guerrillero,nos cuenta cómo han vivido la pandemia desde el espacio territorial Antonio Nariño de Icónonzo, Tolima*
Nariño
¿Cuál es la situación actual de la frontera entre Colombia y Ecuador en medio de la pandemia?
¿Cómo están viviendo está situación los pueblos indígenas?
¿Cuál ha sido el papel de la medicina tradicional indígena para enfrentar la pandemia?
Cauca, pueblos negros
En el Norte del Cauca no solo habitan pueblos indígenas, allí también viven pueblos negros que hoy se encuentran viviendo la pandemia del coronavirus desde un tratamiento colectivo, ¿Cual ha sido el papel de la Guardia Cimarrona en medio de esta coyuntura? Desde la cosmovisión, ¿Cómo perciben esta pandemia que estamos viviendo como humanidad?
Cauca
Además de la amenaza del Coronavirus, las comunidades del Norte del Cauca continúan viviendo la amenaza de la guerra en sus territorios, ¿Cómo se vive esta pandemia en medio del conflicto armado? ¿Cuáles son las acciones que realiza la Guardia Indígena Nasa para prevenir el contagio en la comunidad?
Putumayo
Colombia es un país de diversidades étnicas y culturales,por eso en cada pueblo y comunidad la manera de vivir, entender,y protegerse en este tiempo de pandemia,es distinta en cada lugar.
Sumapaz
Aunque todo el país está viviendo la pandemia del Coronavirus, la manera de vivirla, entenderla y protegerse es distinta en cada lugar, aquí una entrevista con una habitante de Sumapaz, quien nos cuenta como están viviendo está coyuntura.
Los brotes de la peste negra
Peste y paranoia es un baile de la humanidad con la muerte, nadie quiere ser olvidado en una fosa común como un cuerpo más entre el montón, ¿De dónde viene el nombre de cuarentena? ¿Cuáles fueron los retos de la ciencia para darle fin a esta peste?
Mejor subásmole a la solidaridad
Estamos ante la posibilidad de convivir de otra manera.
¿Cómo enfrentar la crisis económica y social que se avecina?
Tenemos grandes retos ante nosotros y nosotras como movimientos sociales y políticos ¿Qué vamos a hacer cuando se acabe la cuarentena?
Aún no nos conectamos con la educación
Sin condiciones económicas y sociales que le garanticen vida digna al conjunto de la población no es posible pasar una cuarentena digna.
11 propuestas para un pliego reivindicativo de urgencia
¿Qué medidas se pueden tomar? ¿Qué hacer para salir de la crisis de salud?
La informalidad no tiene cuarentena
Una cuarentena que no todos pueden cumplir ¿qué pasa con los informales? ¿Los sin techo? ¿Desempleados? ¿Los servicios públicos?
Adictos a la mentira. Corresponsales a sueldo, sin escrúpulos, programados para crear un imaginario de caos, violencia y muerte en Venezuela, esa es la estrategia del Grupo Prisa. En el ámbito doméstico, mantiene la versión progresista. El consejo de administración nombra directora de El País a Soledad Gallego-Díaz, la cara amable de la socialdemocracia radical. Su relación con Pedro Sánchez y Podemos es fluida, así lima asperezas. Pero cuando se trata de informar sobre Venezuela, son periodistas expertos en manipular, dar noticias sesgadas y publicar material gráfico apócrifo. Hablan de crisis humanitaria y dan voz a quienes llaman al golpe de Estado. Bajo el título "Venezuela enfrenta dos virus", el lunes 6 de abril y firmada por Leopoldo López, en tanto coordinador del Centro de Gobierno de Juan Guaidó, se publica una columna de opinión. Recuérdese que López fue juzgado por participar en el frustrado golpe de abril de 2002 y reincidir el 30 de abril de 2019, en su poder armas de grueso calibre y un plan para atacar el palacio presidencial. En titulares, sin enlaces para corroborar sus datos apunta: “no hay batas, gorros, guantes, mascarillas, provisiones de alcohol, jabón y demás artículos… no hay medicamentos, desinfectantes… el único recurso la voluntad de los trabajadores de la salud… sólo existen 84 respiradores en el sector público… menos de 7 por ciento dispone de agua potable constante, 18 por ciento no la recibe nunca… menos de 10 por ciento recibe servicio eléctrico constante y 6 por ciento tienen garantizado elementos para vivir… y menos de 1 por ciento tienen acceso al combustible...” En su columna, ninguna alusión a las acciones de sabotajes, estrangulamiento o sanciones de EU que condenan a la población venezolana.
El estos tiempos de guerra contra Venezuela, el Grupo Prisa, no se diferencia de ABC, La Razón, El Mundo o La Vanguardia. La columna de López es la excusa para hablar de Venezuela en sus redes. Único punto, apoyar la estrategia lanzada por Estados Unidos y reforzar la condición de narcotraficante de Nicolás Maduro. Presentado como mártir de la libertad, ninguna mención al hecho de haber sido Leopoldo López, según Rodríguez Zapatero, quien se opuso y evitó la firma de acuerdos entre oposición y gobierno en República Dominicana, pateando el tablero a última hora. Lo dicho, puede ser exagerado, pero analicemos las tripas del Grupo Prisa. Sus principales accionistas lo componen: el fondo de capital riesgo, Amber Capital (26.40 por ciento), HSBC (10. 01), Telefónica (9.54) Familia Polanco (8.49), Adar Capital (7.36), International Media Group, propiedad del jeque catarí Al Thani (7.22) GHO Networks (5.02) Banco de Santander (4.15) y Carlos Fernández González, Grupo Finaccess SAPI de CV con 4.02 por ciento. Siendo Joseph Oughourlian, de Amber, su cara visible, junto al sionista de Adar, Zev Marynberg. Amigos de Trump, controlan 65 por ciento de los votos indirectos en la junta de accionistas. Eso sí, el grupo acumula una deuda de 661.2 millones de euros.
Prisa es un conglomerado trasnacional de medios de comunicación, entre los cuales sobresalen Cadena Ser, El País, As, Cinco Días, Radio Olé y El Huffingthon Post en España; ADN Radio con 43 frecuencias en Chile, W Radio en México, Radio Caracol y W Radio en Colombia, su programa LOS40, que emite en 12 países latinoamericanos, o el grupo Santillana, editorial de textos educativos, presente en 14 países con 94 millones de libros vendidos y 32 millones de estudiantes. En Argentina controla 50 por ciento del papel prensa. Con canales de televisión y producción propia, el holding para América Latina tiene su sede en Miami, e imprime en México la edición internacional de El País. En su folleto Prisa Noticias se adjudica 126 millones de navegadores únicos, Prisa Radio 40 millones de navegadores únicos y 20 millones de oyentes y en Tv comercial, audiencia prime time de 26.7 por ciento. Organiza conferencias y actos para orientar inversiones. En ellos participan directivos de Telefónica, Banco de Santander, Sacryr, Asolux, Fenosa, Ferrovial, Iberdrola, ACS, BBVA, etcétera. Felipe González hace anfitrión a sueldo. En 2018 en Madrid, junto a González, el ex presidente de Colombia Juan Manuel Santos, patrocinando inversiones en Colombia y subrayando que su país es de los más rentables y seguros de la región. En ocasiones han participado los ex presidentes Lagos, Sanguinetti o Vargas Llosa.
El País y el Grupo Prisa dio amplia cobertura al artículo de Leopoldo López en sus noticieros. Excusa para intoxicar la información sobre Venezuela entre sus tertulianos. Abrió el debate a los informes de la DEA, haciendo hincapié en el supuesto cártel venezolano Sol y la recompensa de 15 millones de dólares por entregar al presidente Maduro a Washington. ¿Por qué ahora la columna de Leopoldo López? Prisa ha soslayado las peticiones de la ONU, la OMS y organizaciones de derechos humanos de levantar las sanciones, el bloqueo a Venezuela y Cuba en tiempos de pandemia.
La respuesta está en el artículo de Carlos Fazio publicado en La Jornada: “ Lawfare y guerra asimétrica vs. Venezuela”, destapando la trama para derrocar al gobierno constitucional de Venezuela. Hoy, agrego, se suma el Grupo Prisa. Habrá quienes recuerden la estrategia para invadir Irak centrada en la existencia de "armas de destrucción masiva". Una falacia que justificó una guerra espuria. Nunca existieron, pero fue el argumento. Venezuela es la siguiente parada: un supuesto Estado narcoterrorista. El petróleo su objetivo.
Si los poderes son ignorantes de las realidades sociales, la radio se constituye como un proceso en el que el aparato sirve para divulgar esas otras narrativas que contienen los grafitis y que no aparecen en los medios. Pero que son parte fundamental de las historias de vida de una gran parte de la población, que conforman las maneras de situarse en el mundo y de gritar sus verdades frente a la exclusión.
En ese terreno se mueve la propuesta Radio grafiti al aire. Una iniciativa de Luis Liévano, alias Keshava; o tal vez sea Keshava, alias Luis Liévano, que lleva a la práctica los planteamientos de aquel maestro de la radio que fue Bertold Brecht. El poeta y autor teatral alemán nos decía, allá por 1932, que “hay que transformar la radio, convertirla de aparato de distribución en aparato de comunicación.”
Y eso es lo que hace este colombiano cuando se pone frente a un micrófono y se sube a un escenario para replicar su idea de juntar la radio con las expresiones del grafiti. Su propuesta se acerca mucho al proyecto que llevamos haciendo desde 2015 sobre las pintadas de las paredes de Bogotá. Los letreros que nosotros “perseguimos” en nuestra investigación son los grafitis político poéticos que produce Keshava. Compartimos esa manera de hacer otra comunicación, de reivindicar las otras narrativas, las que no se expresan en los medios tradicionales. Dar a conocer las historias desde abajo de la gente común y nada corriente.
Nuestra apuesta por las “paredes que comunican” son las palabras en los muros que Liévano difunde a través de las ondas de su emisión. Haciendo que se cumpla la máxima que planteaba Brecht cuando en su Teoría de la radioafirmaba que “arte y radio tienen que ponerse a la disposición de fines pedagógicos”.
Este artista polifacético lo aplica cuando propone hacer “pedagogía de la comunicación para la democracia.” De ahí que las expresiones ciudadanas del grafiti casen perfectamente con las voces de la radio.
En un país de oralidades es más grande si cabe el valor de los cuenteros. Cuentero es el papel que protagoniza Keshava al juntar música, noticias, relatos de cualquier lado e imágenes de grafitis reflejadas en una tela que hace de fondo del escenario. Un lienzo donde empieza y acaba todo, donde se mezclan de manera explosiva, no por el ruido sino por el contenido, los otros discursos, los de la calle, los de los grafitis, con la radio y en el teatro. Sobre el escenario, a través del micrófono de su peculiar emisora, Liévano busca una pared que no ponga resistencia y que “grite” las verdades, que promueva “sembrar más vida y alimentar la paz”.
Intercalando sus palabras poéticas y algo proféticas, sus demandas como ciudadano que ha pintado las paredes, con esos gritos que los grafitis nos pegan para que tomemos conciencia y espabilemos “Multiplicar los peces, los panes y la paz”.
Grafiti al aire, “donde la vida está contra la pared”, va dejando en el viento su apuesta política, sus manifestaciones públicas contra el statu quo. Criticando el consumo “Soplan vientos de consumismo desmedido”, “con sumo cuidado”, “con su mismo odio”; los gastos militares y las guerras, “cada coca-cola financia una bala”, “contra la lógica del misil, resistencia civil”, “con esos amigos, paras que enemigos”, y las obviedades de una época en la que “los gobiernos no gobiernan, los medios no comunican, los funcionarios no funcionan”. Un período de aceleración desmedida que promueve “la velocidad máxima y el salario mínimo”, con una “tecnología punta y los nervios también”, con una extendida “celulitis”, obsesión por los celulares.
Un trabajo de radio visual en tiempo real que pide “los muros al dial”, para escuchar lo que nos dicen: “tinto mata coca-cola”, “tanta tinta tonta”, “la pederastia tiene cura, la homofobia no”.
Una mesa con un computador y un atril para las hojas del guión, con un espejo de cuerpo entero al frente, la citada tela de fondo y un pequeño pedestal en la mitad de la sala. Esa es toda la escenografía para una obra en la que, en poco más de una hora, Liévano nos hace un recorrido por el grafiti y sus implicaciones sociales y políticas.
Keshava, uno de los nombres del dios Visnú de la religión hinduista, no ejerce de enviado de ninguna deidad. Él se define a sí mismo como “comunicador, grafitero por casi 30 años, activista del humor y de la comunicación, periodista cultural, realizador de radio y televisión, autor de libros infantiles y pedagogo.” Una mezcla peculiar que le da la capacidad necesaria para cubrir la realidad social desde los 80 del siglo pasado hasta nuestros días, presentando en el escenario un cóctel mezcla de poesía, música, denuncia social y crítica política a partir de un libreto original, sarcástico y con un doble sentido para leer el contexto del país y de su capital.
En la sala Seki-sano de Bogotá, esta especie de duende verde de las letras y el espray nos introduce en el mundo del grafiti colombiano de los últimos treinta años. Cuentas y cuentos para mirar desde otra perspectiva, la de las paredes, la de los muros que narran, que gritan esas otras verdades. Las realidades que no cuentan, cuentan, y mucho, en esta actividad artística que no se acaba en la platea de un teatro. Las representaciones terminan, pero la tarea continúa en el accionar diario de un activista social y en sus iniciativas.
Increíblemente, su dedicación al grafiti surgió a partir de una “invitación” que en 1984 hizo el entonces presidente de Colombia Belisario Betancur. Quería que la gente saliera a la calle a pintar palomas de la paz. Keshava grafiteó “No más paloMAS” en alusión a las actuaciones de un grupo de paramilitares que por entonces ya hacían de las suyas bajo el nombre de Muerte A Secuestradores (MAS).
Liévano grafitea “en sus ratos libres y en sus gratos libros”. Ya ha publicado Autobiograffitti, mi vida contra la pared (Intermedio Editorial); Arrume de rimas (Kapeluz); El espejo de la luna (editorial Norma), y Tanta tinta tonta (Icono Editorial).
Puede que el grafiti haya perdido su lado perverso, rebelde y marginal. Hoy se ceden espacios para que los artistas plasmen sus obras, más de tipo muralista, aunque algunas tienen sus mensajes, que pintadas críticas y cítricas; por lo que se difumina su carácter clandestino y reivindicativo perseguido por las fuerzas del orden, del orden que imponen los poderes.
Pero aún así, hay espacio para continuar una “tradición” que constituye, sobre todo, una manera de comunicación ciudadana. Hay expresiones para seguir reivindicando aquel mayo francés del 68 que pedía “la imaginación al poder” y gritaba “prohibido prohibir”.
En Colombia, en Bogotá, artistas como Keshava y muchas otras y otros persisten con sus ideas de buscar paredes que griten verdades con sus pintadas, que denuncien y expresen lo que los medios callan, lo que los gobiernos ocultan y lo que la sociedad o ignora o tapa.
Si Descartes se pasaba el tiempo descartando para terminar afirmando que pensaba luego existía, en la época del presidente árabe en el país, Turbay Ay Ala, la consigna era “pienso luego desaparezco”. Y en los tiempos, todavía cercanos de otro presidente, el innombrable, la regla era “disiento, luego le parto la cara marica”.
Si cuando teníamos las respuestas nos cambiaron las preguntas, las paredes permiten expresar otros puntos de vista. Antes, “el ser humano nacía, crecía, se reproducía y moría”; hoy, “nace, sobrevive, produce o se muere”.
Va siendo hora de ir retomando el lugar que a la ciudadanía le corresponde, y “si usted tiene razón , úsela”. Que si le dicen que “La manzana fruta prohibida y morderla la utopía”, entienda que “la Justicia no es un palacio ni la paz una palabra”.
Que podemos hacer crítica social pintando las paredes, a través del grafiti y de la radio, o con la radio y el grafiti en un escenario, porque “el humor contamina el miedo ambiente”.
Si “La radio sería el más fabuloso aparato de comunicación imaginable de la vida pública, un sistema de canalización fantástico, es decir, lo sería si supiera no solamente transmitir, sino también recibir, por tanto, no solamente oír al radioescucha, sino también hacerle hablar, y no aislarle, sino ponerse en comunicación con él”, (Brecht en Teoría de la radio); las pintadas, o los grafitis, son un medio de comunicación ciudadana, tal vez efímero pero contundente, que permite expresar las otras voces, plasmar las otras narrativas, transmitir las verdades otras, evitando en parte el aislamiento y la exclusión.
El sonido monótono del barrio, el pasar de los transeúntes, los mandados a la tienda, los domingos en familia, estos y otros muchos momentos de la vida barrial se ven interrumpidos por la algarabía producida por un grupo de niños, jóvenes, adultos y ancianos, al levantar carpas, encender el sonido, destapar aerosoles, prender el fuego de una olla comunitaria; hay alboroto, se escucha la música y las voces llamando a la integración.
Cuando en su barrio así suena, es porque llegó Radio Nómada, una acción comunitaria realizada en Bogotá por el Colectivo de comunicadores y comunicadoras, Loma Sur de la localidad de San Cristóbal.
Hace más o menos 8 años Andrés Martínez, Giovanni Leal, Sandra Cerón, la profe Mariana Avilán, y un grupo de jóvenes pensaron la forma de motivar a la comunidad, en los distintos barrios que integran esta Localidad, para que hicieran de la radio en vivo un espacio de encuentro, de memoria e identidad, en un territorio construido a partir de las luchas incansables de quienes lo habitan.
Así debía de hacerse, pues la radio monopolizada por grupos económicos, familias y empresarios que ponen a disposición del mejor postor sus micrófonos, no dan cuenta de las realidades que viven las personas humildes de nuestros barrios, de sus luchas, sus alegrías y dificultades para sobrevivir y construir comunidad.
Realidad palpable que resaltó la necesidad de que propuestas que buscan hacer de la comunicación algo cercano, propio, y verás se propaguen por todo el país. La palabra en este sentido se torna vida, comunidad, memoria de aquellos a los que les cuentan quienes son, negándoles que sean ellos mismos los que tomen la palabra y digan lo que son.
Este trasegar de barrio llevó nuestras pisadas, sonidos y propuesta comunicativa en los meses de septiembre, octubre y noviembre de 2016 a los barrios San Martín de Loba, Malvinas Sur Oriental, y Santa Rosa Sur Oriental.
Barrio San Martín de Loba. El evento inició a las once de la mañana, las cabinas se prenden para hacer el llamado a la comunidad: “invitamos a los vecinos residentes del barrio para que se acerquen a Radio Nómada, habrá olla comunitaria, artistas, grupos de música, galería fotográfica, y Radio Nómada, una radio que camina los barrio de San Cristóbal”. El sonido rompe la monotonía, y poco a poco las ventanas se corren o abren un ala, para darle paso a las cabezas de los vecinos, que con mirada curiosa se preguntan ¿y qué pasa?; en su mirada alcanza a percibirse que no entienden el por qué de la música, y de los llamados a participar de un evento que evoca esos días donde la común-unidad era palpable; poco a poco van acercándose, preguntando, o recorriendo la galería de fotos o el mural que recuerda la construcción de su barrio.
La jornada gana en intensidad. A las doce las abuelas están listas, suena la música, “esto se prendió” se escucha. Trajeadas con sus vestidos de baile, demuestran que la edad no es un impedimento para gozar de la fiesta de la palabra, que las canas no llegan solas, llegan con penas y sobre todo, en este día, llegan con alegría. Mujeres que junto a sus familias construyeron sus casas, de a poco; que con tiempo y esfuerzo abrieron zanjas de las cuales brotaron calles y carreteras; mujeres que lavaban y cocinaban con el agua de la quebrada La Nutria, cuando aún no estaba contaminada.
Por su parte en el barrio Malvinas, a la una de la tarde, suena la música de las danzas indígenas, esas que por mucho tiempo fueron silenciadas y relegadas por los bailes de otras latitudes. Telas multicolores, sombreros, y trajes blancos, son acompañados de los aplausos y mirados de alegría de las personas aquí residentes. Los locutores, con voz emocionada, guardan un minuto de silencio, pues entorno a la palabra se congrega la fiesta, el júbilo y gozo de ver tantas personas, que pese a vivir en vecindad, en pocas ocasiones se encuentran para compartir en comunidad, como en los viejos tiempos, cuando, en medio de la montaña empinada, se reunían para decidir la construcción del salón comunal, el jardín infantil, y organizarse contra los desalojos que constantemente efectuaba la policía, acusándolos por ocupar terrenos privados.
Por su parte, en el barrio Santa Rosa Sur Oriental, los niños se congregan en torno a la palabra para contar sus historias, la forma cómo perciben el barrio, la vida, los juegos y sus miedos. En este barrio, pegado a la montaña, donde el viento pasea sin ninguna limitación, los niños juegan en las calles pues la inseguridad, y el miedo que ésta genera, les impide ocupar la cancha. Sin embargo, esto no es impedimento para que su alegría, energía, y la novedad de tener micrófonos en frente, escuchando sus voces, les/nos permita constatar que aún es posible ser niño, pese a las dificultades. Mientras tanto, se disfruta de un rico ajiaco o sancocho, recordando que la gente compartía una olla comunitaria, cuando de trabajo conjunto se trataba.
Las horas pasan. Para las cuatro de la tarde, exhaustos pero con la alegría del deber cumplido en cada uno de los barrios, los integrantes del colectivo apagan sus micrófonos, bajan la música, desarman la carpa, y con la barriga llega de un rico ajiaco, se disponen a regresar a casa, con la satisfacción de haber ofrecido, por un día, su trabajo y conocimientos a la comunidad.
La jornada concluye, pero no la labor de Radio Nómadas, que en próximas semanas seguirá recorriendo los barrios de nuestra Localidad.
* Fotografías: Equipo de Trabajo Loma Sur.
Inconformes por los malos salarios, el no pago de horas extras, el mal trato y acoso laboral, entre otros motivos, en abril de este año un grupo significativo de trabajadores del sistema radial Caracol decidió organizarse en sindicato, como recurso para defender derechos laborales que consideran vulnerados por la empresa.
Sinprisa es el nombre de este nuevo sindicato de industria, que representa trabajadores de las empresas de los grupos Prisa y SER en Colombia, que incluyen la cadena básica de Caracol, La W, Caracol Estéreo, Emisora Mil Veinte, la Voz de Colombia, Los 40 Principales, Tropicana, Oxígeno, Radio Activa, Q'hubo, Bésame, La Vallenata, Ecos de la Montaña, el Grupo Latino de Radio, Promotora de Publicidad Radial, Compañía de Comunicaciones de Colombia, y Serdán, que es la empresa de empleo temporal que Caracol utiliza para contratar trabajadores tercerizados.
Según Alfredo Equidio, vicepresidente de Sinprisa, las condiciones laborales en Caracol se deterioraron ostensiblemente desde cuando los españoles del Grupo Prisa compraron la cadena radial a mediados de la década pasada; en principio con la anuencia de los trabajadores, quienes en buen número ayudaron a la empresa a salir de la crisis que en ese momento tenía, y muchos hasta se rebajaron el salario con la promesa de que una vez superada la crisis se les compensaría el sacrificio.
"Pero fue mentira, no hicieron el aumento prometido. Por el contrario, dañaron más las condiciones de trabajo, echaron gente, y el acoso laboral se incrementó. Por eso creamos el sindicato", dice Equidio.
Es de anotar que en Caracol existe un sindicato de base desde hace más de 30 años: Sintracaracol, pero -dice Equidio- lleva también años "de capa caída", sin garra para defender los intereses de los trabajadores, y apenas tiene 45 afiliados de los 700 empleados directos del sistema Caracol.
Con Sintracaracol hay firmada una convención colectiva que año tras año no mejora nada. "Apenas logra paupérrimos aumentos salariales y una indigna gratificación extra de $50 mil pesos por los buenos resultados del año 2013, no obstante las multimillonarias utilidades que obtuvo la empresa", sostiene Equidio.
Pero la existencia de esta convención colectiva es el principal argumento de la empresa para no reconocer el nuevo sindicato y negarse a negociar su pliego de peticiones, cuando la Corte Constitucional ha reivindicado la autonomía de los sindicatos para la negociación colectiva, independientemente de su tamaño y de que exista otra convención colectiva en la empresa. Es decir, no existe ninguna disposición legal que prohíba a un empleador suscribir más de una convención colectiva.
Y también desde hace muchos años existe en Caracol un Pacto Colectivo que cobija a los no sindicalizados, pero que tampoco ofrece satisfactorias garantías. Precisamente la negativa de la empresa a mejorar este Pacto fue lo que llevó al grupo de trabajadores a dar el saldo y conformar el sindicato, inicialmente con 50 afiliados.
Hoy Sinprisa cuenta con 165 afiliados en las diferentes ciudades del país, un 15% de ellos vinculados a Caracol a través de Serdán, empresa que le provee mano de obra subcontratada para los diferentes oficios: operadores, locutores, personal del aseo y servicios varios, conductores, e incluso periodistas. No pocos de ellos llevan más de 15 años tercerizados, y en condiciones salariales inferiores a las de los trabajadores directos. Mientras el salario mínimo de los directos supera los $700 mil, los tercerizados apenas devengan el mínimo legal. Y tampoco tienen derecho a los auxilios y primas extralegales que se pagan a los directos, los cuales, en opinión del vicepresidente de Sinprisa, son "irrisorios".
Y lo otro es que Serdán es más antisindicalista que la propia Caracol. Se niega rotundamente a aceptar el sindicato, e incluso ya despidió un trabajador por afiliarse a éste, y presiona al resto para que no lo haga.
El vicepresidente de Sinprisa denuncia igualmente acoso laboral, no solo contra los directivos del sindicato sino del personal en general. Los jefes y mandos medios utilizan "términos absolutamente inaceptables contra los trabajadores, con comentarios tendenciosos y malintencionados, maltrato y acoso laboral", dijo.
Por todos estos hechos el sindicato ya formuló la respectiva querella ante el Ministerio de Trabajo y denuncia ante la Fiscalía General de la Nación, toda vez que en el Código Penal la obstrucción o violación del derecho de asociación sindical está tipificado como delito.
Qué piden los trabajadores
El pliego de peticiones lo pasó Sinprisa a la patronal el 19 de abril, tres días después de creado, pero la empresa no se presentó a negociar. En vista de eso el sindicato interpuso acción para tutelar su derecho de asociación sindical, que el juez falló a su favor y obligó a Caracol a sentarse en la mesa de negociación, pero a ésta solo envió un abogado y un empleado sin poder de negociación. Así se agotó la etapa de arreglo directo y la prórroga, sin ningún acuerdo, por lo que la mayoría de los sindicalizados, para dirimir el conflicto, votaron por Tribunal de Arbitramento, que está en trámite.
El pliego de peticiones presentado por Sinprisa propende por mejoras en las actuales condiciones laborales para todos los trabajadores, incluyendo los de nómina tercerizada por Serdán. Pide contratación directa sin intervención de empresas de empleo temporal, especialmente en actividades relacionadas con el objeto social de Caracol.
Incluye capítulos sobre derecho de asociación sindical, estabilidad laboral, salario decente con remuneración mínima vital y proporcional a la cantidad y calidad de trabajo. "Mientras aquí se nos niega un justo y equitativo incremento, el presidente ejecutivo de Prisa recientemente se aumentó su voluminoso sueldo en un 35%, y firmó a su favor un bono de jubilación de 1,2 millones de euros anuales. Todo ello, gracias a las multimillonarias ganancias que producimos los trabajadores en el continente americano", recordó el vicepresidente de Sinprisa.
En lo económico, el pliego exige nivelación salarial, de tal forma que los trabajadores que hacen las mismas funciones, o estén en el mismo nivel jerárquico, devenguen igual salario. También pide que el mínimo en la empresa sea 2 veces el salario mínimo legal vigente, e incrementos en prestaciones como primas de servicios, vacaciones y navidad, licencias por matrimonio, paternidad y maternidad, auxilios de vivienda y educación y alimentación, descansos remunerados de fin de año y Semana Santa, entre otros.
Otro capítulo se refiere a traslados y reubicación del personal, procedimiento para aplicar sanciones, conciliación, manejo y prevención del maltrato y el acoso laboral, tema éste que es álgido en Caracol.
El pliego petitorio completo se puede ver en el enlace:
http://media.wix.com/ugd/98fe63_b610202293604328a1fc581c0e87412b.pdf
Entre tanto, los directivos sindicales adelantan visitas a las diferentes ciudades para convencer a los y las trabajadoras de las diferentes emisoras de Caracol para que se plieguen a la organización sindical, tarea que no es fácil dado que no cuentan con permisos sindicales para hacerla.
El propósito, dice Equidio, es aumentar la membresía sindical y elevar la capacidad y fuerza para las luchas que se ven venir en el inmediato futuro, que incluyen incluso la posibilidad de huelga en la autoproclamada "Primera Cadena Radial de Colombia".
Publicado 19 de septiembre de 2014.
Se desarrolló en Quito, entre el 4 y el 6 de noviembre, el encuentro "Democratizar la palabra en la integración de los pueblos" que, con la participación de más de 40 delegados y delegadas de movimientos sociales y de un amplio abanico de medios populares, desde radios barriales hasta el canal venezolano Telesur, dejó constituido el Foro Latinoamericano de Comunicación para la Integración.
El encuentro, convocado por la Agencia Latinoamericana de Información (ALAI) y la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER), giró en torno de cinco ejes: formación y capacitación, agenda informativa común, tecnología, incidencia política y sostenibilidad. Durante tres días los y las participantes elaboraron propuestas y aportaron estrategias en torno de la comunicación y la integración desde una mirada de las organizaciones sociales.
Las limitaciones de los medios populares para interpelar con su discurso a las grandes mayorías de la sociedad fue la principal autocrítica que recorrió el debate. Para superar esta limitación se decidió elaborar una agenda de trabajo común que apunte a romper el aislamiento y la dispersión, que permita una mayor integración "con justicia e igualdad entre pueblos, entre mujeres y hombres, y con respeto a la naturaleza". Como otro acuerdo de trabajo se propuso realizar coberturas conjuntas ante coyunturas represivas, ante otros acontecimientos que atañen a los intereses populares, y en los próximos procesos electorales de Honduras, Chile, Venezuela y El Salvador.
Los avances en varios países de la región en cuanto a la "democratización de la comunicación" ocuparon un lugar central en los debates del encuentro, como el reciente estreno de la Ley Orgánica de Comunicación en Ecuador. Sin embargo, se dejó en claro que los adelantos son resultado de procesos de luchas y por ello se señaló la necesidad de profundizarlos. En torno a esto el periodista uruguayo Aran Ahronian resaltó que "una ley no crea la comunicación", porque "la comunicación la creamos desde el campo popular".
El documento final producto del encuentro, que será presentado a los diferentes mandatarios de la región, incluye una convocatoria "a todos los pueblos latinoamericanos a sumar esfuerzos para hacer valer el derecho a la comunicación". También resalta que "la democratización de la cultura, la educación, la información y la comunicación social son requisitos imprescindibles para la consolidación de democracias participativas".
Para los movimientos sociales ya no sólo importan los medios de comunicación en tanto pueden dar a conocer "las verdaderas luchas", sino que hoy en día la comunicación es parte de sus agendas y se ha transformado en un terreno estratégico a la hora de las disputas políticas, culturales e ideológicas que se desarrollan en nuestro continente. Por este motivo se destacó en la declaración final del foro que "la importancia de consolidar una agenda para una comunicación que promueva la integración requiere del impulso de los movimientos sociales, de los Estados nacionales y de las instancias regionales".
La comunicación ha acompañado el proceso organizativo de muchos movimientos sociales del continente, quienes comprenden que no pueden asumirla como herramienta instrumental, sino como un ámbito de lucha, donde visibilizar sus propuestas y acercarla a los diversos espacios de transformación. La comunicación no es un ámbito exclusivo de los comunicadores, de las comunicadoras, y necesita de la participación activa de quienes forman parte de los diferentes procesos políticos.
En las organizaciones hay que continuar trabajando en la conformación de esa visión no instrumental de la comunicación, para que sea verdaderamente una práctica de vida y no sólo una declaración a nivel del discurso.
Para los medios populares es fundamental dar pasos en la práctica y, a la vez, ir construyendo nuevas teorías que tengan que ver con sus realidades, idiosincrasias, que permitan visualizar el proyecto político que acompañan diariamente.
Los medios de comunicación populares deberán seguir construyéndose desde espacios de referencia, como son los movimientos sociales y políticos que diariamente impulsan luchas y debates que no encuentran lugar de visibilización en los grandes medios de comunicación. El encuentro "Democratizar la palabra en la integración de los pueblos" sirvió para pensar los aportes de la perspectiva comunicacional comunitaria, libre y alternativa, a las políticas de acción que incrementan y amplían la organización del campo popular.
Por Fernando Gómez, integrante del medio comunitario Radionauta FM 106.3 y miembro del equipo de comunicación de la Articulación Continental de Movimientos Sociales hacia el ALBA.
Le Monde diplomatique, edición Colombia Nº207 Febrero 20 de 2021 |
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