Brasil: mil intelectuales, personalidades y organizaciones lanzan Manifiesto contra la precarización laboral
Huelga de repartidores de aplicaciones en Brasil, 2020.

La semana pasada se lanzó en Brasil el “Manifiesto contra la tercerización y el trabajo precario”. Más de mil intelectuales, juristas, parlamentarios y organizaciones académicas y de representación de trabajadores firmaron este documento contra la tercerización, por la erradicación del trabajo esclavo, la derogación total de la “reforma” laboral y el reconocimiento de los plenos derechos de los trabajadores y trabajadoras en las plataformas digitales. Presentamos aquí el texto.

Brasil se volvió a conmover el último mes por la noticia de casi 300 personas que fueron rescatadas en Rio Grande do Sul de empresas donde se encontraban trabajando en condiciones de esclavitud. No es algo novedoso, sino lamentablemente un titular que se repite una y otra vez en distintos lugares del país. En lo que va de 2023 fueron rescatados 918 trabajadores en condiciones de esclavitud, un aumento del 124% en comparación con los primeros tres meses de 2022.

Grandes empresas, multinacionales nacionales y extranjeras utilizan trabajo en condiciones similares a la esclavitud y se escudan detrás del argumento de no tener control sobre lo que hacen las empresas tercerizadas que ellas mismas contratan para realizar determinadas tareas.

Desde mediados de los años 90 distintas normativas y reformas laborales fueron abriendo el camino a una mayor tercerización y por lo tanto una mayor precarización del trabajo. Con el correr de los años y los distintos gobiernos, esto no hizo más que profundizarse avanzando los casos de semiesclavitud y precarización extrema, al mismo tiempo que crece la cantidad de trabajadores de plataformas que carecen de todo tipo de derechos y no son considerados empleados por las empresas dueñas de las aplicaciones.

Es ante esta situación, y la necesidad de acabar urgente con esas reformas laborales, con la precarización y la tercerización, que más de mil intelectuales, juristas, parlamentarios y organizaciones académicas y de trabajadores firmaron el manifiesto que presentamos a continuación.

Puede ver abajo las primeras mil firmas, y también sumar la suya aquí.

Manifiesto contra la tercerización y la precarización laboral: contra la tercerización, por la erradicación del trabajo esclavo, la derogación integral de la ’reforma’ laboral y el reconocimiento de plenos derechos para los trabajadores y trabajadoras de plataformas digitales

Una vez más Brasil se ve envuelto en noticias de trabajos similares a la esclavitud, y muchas personas e instituciones están conmocionadas y sorprendidas con este hecho.

Sucede que, trágica y lamentablemente, esta es una situación recurrente en Brasil, y en casi todos los casos, son grandes empresas (nacionales y extranjeras) las que están involucradas, ya que la propia dinámica de este acto criminal, que proyecta una “producción a gran escala”, requiere enormes inversiones financieras, incluso para reclutar y mantener el aparato represivo.

Y el instrumento jurídico que se pone al servicio del gran capital para esta práctica es la tercerización, que sirve, sobre todo, para crear un obstáculo formal a su rendición de cuentas. No es de extrañar, por lo tanto, que las empresas e instituciones que son objeto de denuncias por trabajo esclavo argumenten siempre que no tienen ningún control ni responsabilidad sobre la situación, y especialmente que ni siquiera conocían la situación de los trabajadores, porque no se trataba de sus empleados, sino de trabajadores subcontratados.

Frente a esta realidad, que genera el vergonzoso hecho de que ninguna de las grandes empresas involucradas en el trabajo esclavo figura en la lista “sucia” organizada por el Ministerio de Trabajo, no bastan las manifestaciones de repudio e indignación.

Es necesario detonar la base legal sobre la que se sustenta.

Estos actos criminales, cuya persistencia pone en descrédito cualquier promesa de universalización de los derechos democráticos y sociales, forman parte de una amplia cadena de precarización laboral, intensamente alentada por muchos de los que dicen escandalizarse con la noticia. Al fin y al cabo, la tercerización, que está en la base del crimen, fue expresamente defendida como una medida modernizadora de las relaciones laborales.

Los datos sobre precariedad laboral son alarmantes. Y hay que tener en cuenta que, en gran medida, ni siquiera está retratada en datos. Entre 2018 y 2022, 7541 personas fueron rescatadas en condiciones semejantes a la esclavitud, de las cuales el 80% se reconocen negras (pardas y negras). En 2018, el 22% de la fuerza de trabajo formal ya estaba tercerizada. Hoy se estima que más de 12,5 millones de personas están tercerizadas, siendo una gran mayoría, especialmente en el sector servicios, mujeres.

La tercerización también fue la vía de entrada decisiva al trabajo intermitente y al uber work en plataformas digitales, en las que se estima que hoy hay cerca de 1,5 millones de trabajadores, con la falta más absoluta de derechos laborales. Por ello, es fundamental que la regulación de esta forma de trabajo parta del reconocimiento de la relación laboral y la garantía de plenos derechos laborales, sin permitir, por supuesto, que esta regularización se produzca a través de la intermediación laboral (nuevas tercerizaciones).

Y cabe señalar que toda esta precariedad ha avanzado aún más desde que, en 2017, se aprobó la mal llamada “reforma” laboral que, también por ello, urge derogar.

En los últimos años, marcados por retrocesos, mucho se ha debatido sobre la defensa de los derechos democráticos y sociales, frente al avance de la desigualdad, la reproducción de la miseria y la ampliación de las condiciones de vida precarias de gran parte de la población, especialmente de los sectores ya más castigados por ella, como los negros y negras y los inmigrantes. Pero la precarización y la tercerización del trabajo continúan a escala nacional.

Los trabajadores subcontratados tienen salarios mucho más bajos, peores condiciones de trabajo y ningún acceso a los derechos y servicios que se ofrecen (aunque no siempre se respetan de forma efectiva y además ya son muy reducidos y a veces insuficientes) a los demás trabajadores, como alimentación, transporte, sanidad, ocio, guarderías y cuidado de niños. Están permanentemente inseguros en cuanto a sus propios empleos e incluso al cobro de sus salarios, debido a los frecuentes despidos, los cambios arbitrarios e incluso punitivos de los lugares de trabajo y los engaños de las empresas tercerizadas.

La tercerización se realiza a gran escala, incluso en diversas instituciones del Estado, como las universidades, que contradictoriamente se han arrogado el papel de protagonistas en la defensa de la democracia y los derechos sociales. Hay casos como el de la USP, donde miles de trabajadores tercerizados ni siquiera pueden ir a trabajar utilizando el autobús proporcionado a los trabajadores de tiempo completo, profesores y estudiantes – una situación de segregación evidente. O en la Unicamp, donde una trabajadora subcontratada murió en el trabajo, y sus compañeros, que reaccionaron con una huelga contra la precariedad laboral, fueron despedidos masivamente.

Por eso, estamos radical e intransigentemente en contra de la tercerización del trabajo y abogamos por el castigo a los empresarios esclavistas, como un llamado a toda la población y considerando que las comunidades universitarias tienen un importante papel que desempeñar, llamamos a la reflexión y a la acción, para superar con urgencia este grave problema que es la tercerización.

Dejando claro que estamos en contra de la tercerización y no de los trabajadores tercerizados, defendemos la plena igualdad de derechos para ellos y ellas. Igualdad salarial para hombres y mujeres, blancos y negros. Igual acceso a la sanidad, la educación, el ocio, la alimentación y los medios de transporte ofrecidos en el lugar de trabajo.

La eliminación de la tercerización debe ser promovida sin amenazar los puestos de trabajo de los trabajadores y trabajadoras, que son una gran mayoría de mujeres y negros, o sea, debe ser garantizada con plenos derechos al personal de las empresas responsables de los puestos de trabajo, pues la solución a este problema no puede darse imponiendo un perjuicio aún mayor a quienes más lo sufren desde hace décadas.

Se trata de una tarea urgente que, aunque ya se está llevando a cabo con enorme retraso, se presenta como una forma de reparación política para estos trabajadores, así como un importante y necesario avance en las condiciones de vida de la clase trabajadora del país, además de un punto de inflexión en relación con las orientaciones impuestas por la “reforma” laboral, avanzando así hacia la defensa efectiva de los derechos democráticos y sociales.

Información adicional

Autor/a: Izquierda Diario
País: Brasil
Región: Suramérica
Fuente: Izquierda Diario

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