La explotación sexual en Medellín como crisis de la sensibilidad

El modelo de ciudad implementado en Medellín durante las tres primeras décadas del siglo XXI tiene como finalidad impulsar una industria turística atractiva para visitantes extranjeros que buscan lo exótico del segundo país más biodiverso del mundo en el consumo mercantil de los cuerpos de las niñas, niños, adolescentes y mujeres.

El modelo de ciudad implementado en Medellín durante las tres primeras décadas del siglo XXI tiene como finalidad impulsar una industria turística atractiva para visitantes extranjeros que buscan lo exótico del segundo país más biodiverso del mundo -Colombia- en el consumo mercantil de los cuerpos de las niñas, niños, adolescentes y mujeres.

En las últimas décadas del siglo XX Medellín fue catalogada como la “ciudad más peligrosa del mundo” por la Revista time, debido al incremento de hechos violentos relacionados con el narcotráfico: sicariato, bombas en espacios públicos y secuestros. El contexto local, sumado al panorama nacional, desincentivó cualquier iniciativa de abrir la ciudad a la inversión y el turismo extranjero. Treinta años más tarde el panorama es completamente diferente, de hecho, actualmente son recurrentes los titulares que anuncian la ciudad como una de las mejores en cuanto a oferta hotelera, lugares de esparcimiento y ocio, gastronomía, clima y atención de la población local1. Una ciudad al nivel de Edimburgo (Escocia) y Chicago (Estados Unidos).

Este cambio no fue espontáneo. La idea de impulsar una industria turística en Colombia se remonta a la década de 1990 con la promulgación de la Ley General de Turismo (Ley 300 de 1996). Si bien en ese momento existía la voluntad política de abrir el país al turismo, esta no era una tarea sencilla dada la complejidad e intensidad del conflicto armado interno. Estaba claro que para atraer inversionistas y visitantes era necesario pacificar el campo y las ciudades; fue así como la narrativa contrainsurgente se instaló en el gobierno, primero con el Plan Colombia (1999) de Pastrana-Estados Unidos y después con la Política de Seguridad Democrática (2002) de Uribe. Ambos buscaron establecer las condiciones para atraer capital extranjero, sin embargo, Uribe fue más explícito a la hora de apostarle al turismo con el programa “Vive Colombia, viaja por ella” y el eslogan “Colombia es pasión”. De hecho, gran parte de la fuerza de la imagen de Uribe deriva del agradecimiento que muchas personas sienten hacia él porque pacificó las carreteras –¿a qué costo?– y permitió que los propietarios de las grandes fincas retornaran a ellas.

Las dinámicas nacionales se territorilizaron en Medellín a través de dos tipos de intervenciones: armadas y administrativas. La violencia urbana había disminuido desde la muerte del narcotraficante Pablo Escobar en 1993, no obstante, los procesos de pacificación se extendieron hasta inicios del nuevo siglo en las laderas de la ciudad. El 16 y 17 de octubre de 2002 se llevó a cabo la Operación Orión en la Comuna 13 por parte de agentes del Estado en asocio con paramilitares con la intención de acabar con la presencia de milicias de las farc y el eln en la zona, dejando como saldo cientos de heridos, muertos, detenidos y desplazados, lo que demuestra que fue una incursión violatoria de los derechos humanos de la población civil. Resulta cuanto menos llamativo que 20 años después esta sea una de las zonas más conocidas y concurridas por los turistas nacionales y extranjeros que diariamente realizan el Graffitour.

Al igual que a nivel nacional, en Medellín estos procesos de pacificación se han acompañado de iniciativas político-administrativas, como los planes de desarrollo turístico (2000-2009, 2011-2016, 2018-2024), la política pública sectorial (Acuerdo 20 de 2017), los planes estratégicos y la creación en el 2012 de la Subsecretaría de Turismo, adscrita a la Secretaría de Desarrollo Económico, lo que ha permitido cambiar la narrativa sobre la ciudad con el fin de presentarla como un ejemplo de resiliencia, innovación, creatividad, pujanza y berraquera paisa. De este modo Medellín pasó de ser “la ciudad más peligrosa del mundo” para convertirse en la más atractiva del continente por su infraestructura y ambiente moderno, cosmopolita y creativo. Cada año más inversionistas, nómadas digitales y turistas visitan y ansían con retornar y establecerse en la ciudad creativa de Colombia2, el Distrito de Ciencia, Tecnología e Innovación.

El proyecto de convertir a Medellín en un destino atractivo para el turismo nacional y extranjero responde al interés de insertar el país en las dinámicas globales de una economía capitalista basada en la mercantilización de la experiencia. Asistimos a la conformación de una industria turística dirigida a regular el disfrute y la sensibilidad3 a través de la oferta de bienes y servicios de esparcimiento, ocio, diversión y placer. En los últimos años hemos sigo testigas4 de la producción de espacios destinados 100 por ciento al turismo en barrios como Laureles, El Poblado, La Candelaria y San Javier, con la consecuencia de que otrora barrios residenciales han terminado convertidos en distritos gastronómicos, hoteleros, nocturnos (discotecas, bares) y “zonas de tolerancia”, propiciando un notorio desplazamiento de sus antiguos habitantes. Estos nuevos espacios se configuran como “entornos protegidos”5 en los que una observadora desprevenida pensaría que está en otro país por la ostentación, los altos precios, la sensación de seguridad, la apariencia caucásica de los transeúntes y el idioma utilizado, usualmente el inglés6.

Mientras que la industria turística en Medellín es un hecho reciente, no así fenómenos sociales que ayudan a moldearla, como la pobreza, la precarización, la desigualdad, la delincuencia, la violencia y los valores patriarcales relacionados con estereotipos y roles de género tradicionales. El turismo en la ciudad se ha organizado a partir de la tensión entre exotismo y civilización, esto es, la oferta de servicios de esparcimiento busca atraer a viajeros extranjeros, principalmente hombres, interesados en disfrutar de la diversidad, belleza y aventura que les asegura el segundo país más biodiverso del mundo, pero con infraestructuras modernas y cosmopolitas. En este contexto el cuerpo de las niñas, niños, adolescentes (NNA) y mujeres se ha convertido en la forma privilegiada para conocer las riquezas del país a través de servicios de prostitución, citas y arreglos matrimoniales. Desde cualquier parte del mundo un turista interesado en visitar Medellín puede ubicar y contratar todo tipo de experiencias ofertadas por páginas web y agencias de viajes.

A pesar de que en los últimos meses el turismo sexual en la ciudad ha ganado protagonismo en la agenda pública y mediática, producto de escándalos de explotación sexual comercial de menores de edad (escnna) por parte de ciudadanos extranjeros, la atención y el reproche social no ha pasado de ser circunstancial. Para los habitantes del Área Metropolitana de Medellín la oferta de servicios sexuales en calles, establecimientos nocturnos, páginas web y planes de viaje ha terminado convirtiéndose en parte del paisaje, en el costo que hay que asumir si queremos vivir en una ciudad atractiva y seductora. La indiferencia ante la exotización y comercialización de los cuerpos de las NNA y mujeres en barrios concurridos es síntoma de una profunda crisis de la sensibilidad, que no es otra cosa que “una crisis de nuestras relaciones colectivas y existenciales, de nuestras conexiones y vínculos con los seres vivos, que determinan la cuestión de su importancia, por medio de las cuales estos están dentro de nuestro mundo o fuera de nuestro mundo perceptivo, afectivo y político”7.

Las aceras de las zonas turísticas de Medellín permanecen en silencio para la mayoría de los locales y visitantes, quienes no perciben nada problemático en los cientos de NNA y mujeres que ofrecen “sus servicios sexuales”. Si por alguna casualidad se rompe el aura de normalidad, el argumento más recurrente para calmar las conciencias es que “ellas eligieron eso porque les gusta el dinero fácil”, tal como sucedió tras conocerse vídeos del caso de explotación sexual de dos menores de edad por parte del estadunidense Timothy Alan. Las respuestas simplistas inhiben los cuestionamientos sobre los motivos y las condiciones que subyacen a la oferta de prostitución en la ciudad. Es bien sabido que el sistema prostituyente se alimenta de prácticas delictivas como la trata de personas, el tráfico de drogas, licor y armas, las cuales están controladas por bandas delincuenciales que operan según la ley del más fuerte, reduciendo los espacios de libertad y autonomía.

Como he intentado mostrar, desde inicios del siglo XXI el modelo de desarrollo de Medellín ha estado sustentado en la economía de servicios y el turismo. La laxitud de las políticas existentes sumada a dinámicas históricas de la ciudad han servido de caldo de cultivo para el crecimiento y expansión del mercado sexual local, cuya principal mercancía son los cuerpos de las NNA y mujeres. En este contexto las intervenciones punitivistas y coyunturales propuestas por Federico Gutiérrez (decretos 0247 y 0248 de 2024) no tienen más impacto que la espectaculización mediática y el desplazamiento del problema, sin tocar su raíz. Diariamente en cientos de páginas web se promocionan planes turísticos con servicios sexuales, drogas y fiestas incluidas. Por lo tanto, si realmente se quiere terminar con la exotización y mercantilización de las NNA y mujeres es necesario plantear un nuevo modelo de ciudad en el que existan oportunidades reales de educación, empleo y esparcimiento cultural justo, a la par que se sancione social y jurídicamente la demanda de servicios sexuales por considerarla una afrenta a la dignidad humana; es decir, acabar con el silencio y la ceguera ante prácticas violentas e injustas. Medellín no será una ciudad segura para las NNA y mujeres hasta que abandone su cara patriarcal.

1   time. (16 de marzo de 2023). “Medellín, Colombia. Colombia’s creative capital”. Recuperado de: https://time.com/collection/worlds-greatest-places-2023/6261784/medellin-colombia/.

2   Ibíd.

3   Cazzolli, A. (2021). “La experiencia como mercancía: El turismo como regulador del disfrute en la ciudad sociosegregada”. Cuadernos del CIPeCo, 1(1), pp. 91-103.

4   Utilizo el femenino genérico para situarme políticamente, pero espero que quien lo lea se sienta incluida, sea mujer u hombre.

  Boito, M. y Espoz, M. (Comps.). (2014). Urbanismo estratégico y separación clasista. Instantáneas de la ciudad en conflicto. Rosario: Puño y Letra, Editorialismo de base.

6   Entre 2015 y 2022 los estadunidenses visitaron Colombia en mayor medida que personas de otras nacionalidades al pasar del 27% en 2015 al 47% del total en 2022 Ministerio de Comercio, Industria y Turismo. (2023). “Informes de turismo”. Recuperado de  https://www.mincit.gov.co/estudios-economicos/estadisticas-e-informes/informes-de-turismo.

  Morizot, B. (2021). Maneras de estar vivo. Madrid: Errata Naturae.

*  Politóloga. Estudiante del Doctorado en Ciencias Humanas y Sociales en la Universidad Nacional de Colombia. Militante feminista abolicionista.

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Información adicional

Autor/a: Catalina Escobar Ochoa
País: Colombia
Región: Suramérica
Fuente: Periódico desdeabajo N°312, 18 de abril - 18 de mayo de 2024

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