Occidente se vuelca en la ayuda a Ucrania, pero es insuficiente para doblegar a los rusos
El secretario de Defensa de EEUU, Lloyd Austin, junto a los ministros del ramo de Alemania y Ucrania en la reunión de Ramstein este 19 de marzo de 2024. — Thilo Schmuelgen / Reuters

Los países occidentales intentan garantizar la entrega a Ucrania de munición en una fase crítica de la guerra con Rusia y ante la amenaza de una nueva ofensiva rusa en el verano.

La reunión esta semana de los ministros de Defensa de medio centenar de países, la mayoría occidentales, en Ramstein dejó un firme compromiso para seguir apoyando a Ucrania y proporcionarle más munición de artillería, clave en esta fase de la guerra. Sin embargo, a nadie se le escapó en ese encuentro una sombría realidad: esta carrera contrarreloj favorece a Moscú y los medios no son suficientes para recuperar la parte de Ucrania conquistada por los rusos.

Lo dijo con claridad el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, en la vigésima reunión del Grupo de Contacto en Defensa de Ucrania en celebrada el martes en esa base aérea estadounidense en Alemania: “Hoy peligra la supervivencia de Ucrania y la seguridad de EEUU. A ellos no les sobra un día y a nosotros tampoco”, advirtió Austin.

La reunión de los aliados de Ucrania se produjo cuando aún no se había acallado el eco de la victoria de Vladímir Putin en las elecciones presidenciales celebradas entre el 15 y el 17 de marzo, y en las que revalidó su mandato otros seis años aupado por la propia guerra de Ucrania y la confrontación con los aliados occidentales de Kiev.

Al confirmarse su abrumadora victoria en unos comicios sin rivales y calificados como una farsa por buena parte de los países que participaron en la reunión de Ramstein, Putin prometió cumplir “los objetivos” bélicos del Kremlin en Ucrania. Y amenazó con una contundente respuesta si a alguna nación europea se le ocurriera mandar tropas al frente ucraniano, como ha sugerido el presidente francés, Emmanuel Macron.

Si llegan los franceses, serán el objetivo de las bombas rusas

La propuesta de Macron se basa en la carencia de suficientes tropas de refresco del ejército ucraniano, que poco a poco se ve sobrepasado por la superioridad numérica de las fuerzas armadas rusas. Esa opción significaría un paso sin retorno en la participación europea en la guerra y en la confrontación con Rusia.

El jefe del servicio de espionaje exterior de Rusia, Sergei Narishkin, ya indicó que cualquier soldado francés llegado a Ucrania a combatir junto a las fuerzas ucranianas “se convertirá en un objetivo prioritario y legítimo” de los ataques rusos.

El vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev, fue este miércoles más contundente: para hacer alguna aportación significativa a la guerra, los franceses deberían despachar a Ucrania un gran número de efectivos que “sería muy problemático de ocultar”. Por eso, dijo Medvédev, “eliminarlos sistemáticamente no sería la tarea más difícil, pero sí la más importante”.

El despacho de tropas aliadas a Ucrania no fue planteado formalmente en Ramstein. La urgencia ahora es suministrar al ejército ucraniano las suficientes municiones para frenar el lento, pero inexorable avance ruso, pueblo, por pueblo, carretera por carretera, en la región del Donbás, rebasando las líneas de defensa ucranianas, e impedir que las fuerzas rusas rebasen a las ucranianas más al sur, en Zaporiyia.

La presión militar rusa se intensifica en el Donbás

La última conquista del ejército del Kremlin, según el Ministerio de Defensa ruso, ha sido Orlivka, a unos diez kilómetros de Avdivka, otra localidad de la región de Donetsk cuya toma por los rusos en febrero se convirtió en uno de los hitos de la guerra, como ocurrió con la captura de Bakhmut el año pasado.

Si bien el ejército ucraniano está teniendo cierto éxito en sus ataques con drones contra pueblos e infraestructuras de regiones de la Federación Rusa cercanos a la frontera con Ucrania, como Bélgorod o Kursk, tales acciones no implican ningún cambio sustancial en la guerra. En esta fase de la contienda los duelos artilleros son la clave del enfrentamiento entre rusos y ucranianos, y el ejército del país invadido tiene una grave escasez de munición.

La falta de soldados impide llevar a término una contraofensiva en condiciones. La que lanzó el ejército ucraniano en junio pasado se estrelló contra las líneas de defensa rusas y obligó a Kiev a rehacer su estrategia, fortaleciendo, al igual que ya habían hecho los rusos, su lado del frente con trincheras, campos de minas y búnkeres.

Objetivo: frenar a los rusos, si es que no se puede expulsarlos

En Ramstein se ha constatado que Ucrania no está en posición en estos momentos de recobrar los territorios ocupados por la invasión rusa. Ahora la prioridad es detener a los rusos e impedir que tenga éxito una ofensiva a gran escala para el verano. Si en esa ofensiva cae Kupiansk, ciudad clave en el camino desde Donetsk hacia Járkov, esta urbe (la segunda mayor del país) y toda su industrializada región podrían quedar comprometidas.

La posibilidad de negociar es una quimera en las condiciones actuales, pese a las propuestas de países como Turquía o China que guardan buenas relaciones con Rusia. Turquía ya intermedió a los pocos meses de comenzar la guerra en febrero de 2022, pero esos esfuerzos se vieron frustrados por la acción de Washington y Londres, que buscaban un desgaste mayor de los rusos en la conflagración. Este error lo están pagando ahora los ucranianos.

Y a Putin no le interesa en estos momentos detener la guerra. Ya anunció en su campaña electoral que la estrategia rusa pasa por crear una zona de contención más allá de la línea del frente ahora demarcada y que requeriría ocupar más territorio para establecer ese cortafuegos.

Europa solo piensa en las municiones para Ucrania

El suministro de ayuda occidental a Ucrania pasa por sus peores momentos en este comienzo de la primavera de 2024. El Congreso de Estados Unidos sigue sin aprobar, por la oposición republicana, los 60.000 millones de dólares propuestos por la Casa Blanca en ayuda a Kiev, y no parece que las partidas que ahora la Administración del presidente Joe Biden puede aportar vayan a superar los 500 millones de dólares. Una suma que no cambiará el tablero bélico pese a los buenos deseos de Washington.

“Ucrania puede detener a Putin si estamos con Ucrania y le proporcionamos las armas que necesita para defenderse”, dijo con más buena voluntad que realismo el secretario de Defensa estadounidense al abrir las sesiones de Ramstein.

La Unión Europea, por su parte, acaba de aprobar 4.500 millones de euros que llegarán a Ucrania como lluvia de mayo, pero que distan también mucho de ser suficientes. Sobre todo porque esa suma, la primera cantidad de un paquete de ayuda 50.000 millones de euros a cuatro años vista, estará destinado al sostenimiento del estado ucraniano y no solo a la compra de armas, como recordó este miércoles la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Alemania prometió en Ramstein otros 500 millones de euros que agradeció el presidente Volodímir Zelenski. “Sin duda habrá nuevos paquetes de ayuda militar, incluida artillería. Nuestras prioridades en defensa aérea, guerra electrónica y drones permanecen sin cambios”, afirmó el líder ucraniano.

Este paquete de ayuda alemana incluye 200 vehículos blindados de transporte de infantería, 100.000 rondas de munición de artillería de calibre 155 mm y la financiación de otras 180.000 dentro del programa de compra de munición propuesto por la República Checa.

Esta iniciativa de Praga pretende conseguir 800.000 rondas de municiones para el ejército ucraniano. Ya se están sumando otros países como Finlandia, cuyo ministro de Defensa, Antti Häkkanen, anunció en Ramstein 30 millones de euros para esa iniciativa. Canadá entregará otros 27 millones de euros, según prometió en el mismo foro el titular de Defensa canadiense, Bill Blair.

“Ucrania nos ha dejado muy claro que necesita desesperadamente municiones de artillería y que la escasez se siente en el campo de batalla”, advirtió Blair.

El dinero incautado servirá para comprar granadas de obús

Por eso, la Unión Europea apuesta por utilizar los ingresos generados por los activos rusos congelados tras la invasión de Ucrania para financiar la compra de armas, especialmente de fabricantes estadounidenses, los grandes beneficiados en este conflicto. Según el alto representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, la idea es apropiarse del 90% de los ingresos de esos activos y transferirlos a un fondo que administra Bruselas para la compra de armas.

El restante 10% sería destinado a fortalecer la industria de defensa ucraniana, según indicó Borrell, que presentará esta semana el plan a los Veintisiete. El dinero generado anualmente por esos activos rusos se acerca a los 3.000 millones de euros.

Munición europea para Ucrania y norcoreana para Rusia

El problema es que, mientras los países europeos y norteamericanos se las ven y desean para aportar siquiera los niveles mínimos de munición que reclama Ucrania, el Kremlin sigue incrementando la capacidad de manufactura de municiones de la Federación Rusa y, además, está adquiriendo importantes partidas en Corea del Norte.

Según indica el estadounidense Institute for the Study of War (ISW), desde que comenzó la guerra de Ucrania, Moscú ha impulsado sus relaciones militares con Pyongyang, con la adquisición de munición de artillería y misiles balísticos norcoreanos, a cambio de aportes tecnológicos y otras formas de cooperación nada claras, para alarma y preocupación de Corea del Sur. Posiblemente el programa nuclear militar norcoreano sea el beneficiado de tales “intercambios”.

En esta nueva etapa de relaciones ruso-norcoreanas, China está jugando un importante papel, como lo demuestra la visita que ha hecho esta semana a Moscú el representante chino para Asuntos de la Península Coreana, Liu Xiaoming, quien se reunió con el viceministro de Exteriores ruso, Andréi Rudenko.

Según el ISW, Moscú ha aprovechado la guerra de Ucrania para establecer un contrapeso a Occidente también fuera del teatro estratégico europeo, principalmente con China, Corea del Norte e Irán. El objetivo es recobrar la estrategia de seguridad y disuasión de los tiempos más duros de la Guerra Fría antes de la caída de la Unión Soviética en 1991.

20/03/2024

Información adicional

Autor/a: Juan Antonio Sanz
País:
Región: Europa
Fuente: Público

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