Bogotá. Luego de varios intentos fallidos y de más de un año de acercamientos exploratorios, el gobierno colombiano y las disidencias de las FARC conocidas como Estado Mayor Central (EMC) instalaron ayer una mesa formal de diálogos de paz en la ciudad de Tibú, en el nororiente del país.
El comienzo de las esperadas conversaciones estuvo acompañado de la publicación, por el Ministerio de Defensa, de un decreto de alto el fuego bilateral, que comenzará desde las cero horas de este martes y se extenderá hasta las 24 horas del 15 de enero del próximo año, con posibilidades de prórrogas sucesivas si todo marcha bien.
Buscando que ello suceda, las partes crearon un comité técnico que, con el apoyo de delegados de las fuerzas militares y de policía, elaborarán un protocolo para determinar las áreas donde podrán y no podrán estar las fuerzas guerrilleras.
Precisamente este punto tuvo de nuevo en vilo la instalación de la mesa, pues el EMC se opone a la propuesta gubernamental de que la guerrilla no haga presencia en áreas consideradas de seguridad nacional, entre ellas las zonas de frontera, donde más fuerte es la insurgencia.
Al instalar oficialmente los diálogos, el comisionado de Paz, Danilo Rueda, declaró que el gobierno y su delegación de paz, compuesta por una diversa gama de fuerzas políticas, sociales y económicas, asumimos el compromiso de llevar estas negociaciones a buen puerto.
Andrey Avendaño, comandante del Frente 33 del EMC y jefe de la delegación rebelde, agradeció a las comunidades campesinas e indígenas que han apoyado el esfuerzo de iniciar conversaciones y dijo: llegamos a esta mesa con la alegría que nos otorga el impulso de un gran torrente popular que sueña con la paz definitiva para nuestro país.
Ante delegaciones internacionales y voceros de Naciones Unidas y de la OEA que acompañaran este proceso, Camilo González Posso, jefe de la delegación del gobierno, explicó que la metodología escogida para avanzar excluye la exigencia de que hay que esperar a que todo esté acordado. Se llega a la paz final construyendo la paz en el camino, señaló González Posso.
Con la instalación de esta mesa, suman dos los procesos de paz abiertos por el gobierno del presidente Petro, que cumple el próximo mes un año de diálogos con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la más numerosa y antigua guerrilla que opera en el país.
En 2016, el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC suscribieron un acuerdo de paz cuya deficiente implementación dio origen al surgimiento de grupos disidentes que, como el EMC, intentan ahora poner fin a un conflicto armado de más de 60 años.
Según estimaciones de las fuerzas militares, el EMC tiene unos 3 mil 500 combatientes y opera en 17 de los 32 departamentos del país.
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