El temor a un derrumbe internacional da vía libre a UBS para quedarse con Credit Suisse por una cuarta parte de su valor y fuertes garantías del Estado y de los bancos centrales.
La crisis financiera desatada a ambos lados del Atlántico con la quiebra del Silicon Valley Bank ha tenido de momento tres tramas: por un lado, las negociaciones para la compra de Credit Suisse; la decisión de la Reserva Federal de EE UU sobre el mantenimiento (o no) de sus subidas de tipos de interés; y la evolución de la crisis en los llamados bancos comunitarios de tamaño mediano en EE UU. La resolución del primero de estos factores la tarde del domingo, con el rescate asociado a la adquisición de Credit Suisse por parte del también gigante bancario suizo UBS, abre un nuevo capítulo.
En resumen, el principal competidor de Credit Suisse pone 3.000 millones de euros, se queda con el banco por una cuarta parte de su cotización y recibirá del Estado suizo una garantía en caso de quiebra por valor de 9.000 millones, así como una línea de liquidez de 100.000 millones otorgada por el Banco Nacional Suizo. Credit Suisse está incluido en la lista de 30 bancos sistémicos del Financial Stability Board, y su hundimiento en bolsa el miércoles 15 había desatado temores sobre un posible contagio en el resto del sistema bancario, especialmente el europeo.
“No es un rescate, es una solución comercial, la mejor solución”, declaró la ministra suiza de Finanzas, Karin Keller-Sutter. En este caso, la solución incluye la liquidación de hasta 16.000 millones de euros en títulos de los conocidos como ‘cocos’: los bonistas (es decir, los inversores en estos títulos de deuda emitidos por el banco) serán los que asuman las pérdidas. Los cocos suponían un 20% de la deuda total del banco. Con esta liquidación de bonos, son los bonistas más que los accionistas los que se llevan el golpe de la operación.
El BCE, la reserva Federal norteamericana, la secretaría del Tesoro de EE UU y el banco central del Reino Unido han emitido comunicados saludando el acuerdo, con el que se creará un gigante bancario aún mayor, como grande será la dimensión del recorte de empleos asociado: entre 9.000 y 10.000 puestos de trabajo, según Reuters. No hay un relato claro sobre la caída en desgracia de Credit Suisse: sus pérdidas en 2022 alcanzaron los 7.000 millones, pero su hundimiento de la pasada semana también se atribuye a una inoportuna comunicación -hace dos semanas, justo a la vez que comenzaba este episodio de crisis financiera global, el banco reconocía “debilidades materiales” en sus informes financieros- y a la puntilla de su hasta ahora primer accionista, el Saudi National Bank, cuyo primer ejecutivo descartó públicamente una participación en una posible ampliación de capital de la entidad.
En todo caso, los temores sobre una crisis global de liquidez -un momento 2008, en el que los bancos simplemente dejan de prestarse dinero entre ellos- están lo suficientemente fundados como para que, dos horas después del anuncio del acuerdo suizo, los principales bancos centrales emitieran un comunicado conjunto en el que se comprometían a aumentar el ritmo de sus operaciones de liquidez en dólares –las líneas de swap, por las que los reguladores acuerdan intercambiar sus respectivas divisas-. Si hasta ahora estas eran semanales, ahora pasan a ser diarias.
Supermartes a la vista
Tras la decisión del Banco Central Europeo de subir los tipos de interés otro 0,5% en su reunión del pasado jueves, la incertidumbre rodea a la víspera del consejo de la Reserva Federal estadounidense de este martes. Los mercados, y muy especialmente los mercados de bonos del Tesoro -cuya bajada de valor asociada a los mayores tipos de interés es precisamente una de las claves de los problemas que han llevado a la quiebra a SVB, Signature Bank o First Republic- están anticipando que la Fed comenzará a reducir su tipo de referencia en el corto plazo, si no este mismo martes.
Los mercados de futuros indican que los inversores creen que la probabilidad de una subida de 25 puntos básicos ahora, seguida de recortes de tipos en las siguientes reuniones, es del 60%. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, se juega, por un lado, la credibilidad de su objetivo de reducción de los precios, y por otro, el riesgo de que un compromiso más a medio o largo plazo con nuevas subidas de tipos pueda desencadenar otro pánico bancario.
Cuando se entra en la tercera semana tras el comienzo de la retirada masiva de depósitos del Sillicon Valley Bank y Signature Bank, el Gobierno de EE UU -que intervino las entidades el 10 y el 12 de marzo, respectivamente- todavía no ha encontrado un comprador. Otra entidad, el First Republic, fue asistida por los once principales bancos norteamericanos, que anunciaron la inyección de 30.000 millones de dólares para sostener sus cotizaciones y sus depósitos. No obstante, el anuncio no ha logrado el efecto deseado, y First Republic caía un 33% adicional el pasado viernes pese a la ayuda prometida por JP Morgan, Citi, Bank of America, Wells & Fargo y otros siete grandes bancos.
Sin comprador para SVB y Signature, y con dudas sobre el “rescate privado” de First Republic, los administradores federales tendrán que ir liquidando ambos bancos para poder cubrir los depósitos reclamados por los clientes. Es algo que, paradójicamente, pueden tener más fácil si el precio de los bonos del Tesoro (esos con los que SVB hinchó su balance en los días buenos) sigue subiendo con fuerza ante una posible marcha atrás de Powell este martes. De este modo, no tendrían que acudir al préstamo que la propia Fed puso en marcha para ayudar a todos los bancos afectados por la espantada de depósitos.
La espita abierta por Powell y las autoridades de la FDIC (el fondo federal de garantía de depósitos) al anunciar su plan para que los ahorradores pudieran acceder a su dinero ha sido aprovechada por la Coalición de Bancos Medianos (MBCA, por sus siglas en inglés), para reclamar que la FDIC asegure todos los depósitos sin límite. El fondo se saltó sus propias normas -solo cubrían depósitos asegurados, y hasta un límite de 250.000 dólares- ante las presiones del sector tecnológico, que era la base de depositantes no asegurados de estos bancos medianos californianos.
Lo que quiere la MBCA, según anunció este grupo el sábado 18, es que esta medida se aplique a todos los bancos en problemas, y además por dos años. Según Business Insider, la cantidad de depósitos no asegurados en las cuentas de los principales bancos norteamericanos -de los medianos, como SVB, pero también de los grandes, como Goldman Sachs- superaba el billón de dólares a finales de 2022.
Anuncio conjunto
La Fed y cinco bancos centrales mejorarán liquidez para contener crisis bancaria
La Reserva Federal de los Estados Unidos (FED), el Banco de Canadá, el Banco de Inglaterra, el Banco de Japón, el Banco Central Europeo y el Banco Nacional Suizo anunciaron este domingo una acción coordinada para mejorar la provisión de liquidez a través de acuerdos permanentes de líneas de intercambio (swaps de liquidez), en dólares estadounidenses.
En un comunicado oficial, emitido en Washington, la FED y sus pares indicaron que la medida se tomó “para mejorar la efectividad de las líneas swap para proporcionar financiamiento en dólares estadounidenses”.
“Los bancos centrales que actualmente ofrecen operaciones en dólares estadounidenses acordaron aumentar la frecuencia de las operaciones con vencimiento a 7 días de semanales a diarias”, indica el documento conjunto.
Más adelante, se señala que “estas operaciones diarias comenzarán mañana, lunes 20 de marzo y continuarán al menos hasta fines de abril”.
El comunicado puntualizó además que “la red de líneas de canje entre estos bancos centrales es un conjunto de facilidades permanentes disponibles y sirve como un importante respaldo de liquidez para aliviar las tensiones en los mercados de financiación global, ayudando así a mitigar los efectos de tales tensiones en la oferta de crédito a hogares y empresas”.
Leave a Reply