Trescientas jaulas, que no celdas, cubiertas de yerbas altas, polvo y algún rastro animal forman parte hoy del recuerdo del que fuera el primer escenario de la prisión ilegal que mantiene Estados Unidos en Guantánamo, el Campo X-Ray, un lugar aún siniestro que no puede sacudirse la palabra “tortura”. La tempratura no baja de...