Hugo Chávez “es un actor mayor en este proceso, le guste o no le guste a Uribe”, dice un observador francés citado anónimamente por el diario Liberation en su edición de ayer. Si Chávez es para París el hombre que se volvió a meter a través de la misma puerta por donde lo habían invitado y luego sacado, es decir, la mediación con vistas a la liberación de los rehenes retenidos por las FARC, queda por saber ahora por qué puerta saldrán libres los tres rehenes –Clara Rojas, su hijo Emmanuel y la parlamentaria Consuelo González– que las Fuerzas Armadas de Colombia entregarán a Chávez o a “quien él decida”. ¿Será la puerta de Caracas, en el Palacio Miraflores o tal vez en la región selvática fronteriza con Colombia y Brasil, en el sur del país?.
Por lo pronto, las FARC confirmaron el jueves el contenido del mensaje con el anuncio de la pronta liberación de los tres rehenes difundido el martes en La Habana por la agencia Prensa Latina. Bajo el título “Uribe, un cobarde”, las FARC hicieron público en su portal Internet (www. farcep. org) el comunicado de siete puntos en el cual afirman que la entrega de los secuestrados es un “un desagravio a los familiares de los retenidos, al presidente venezolano Hugo Chávez y a la senadora Piedad Córdoba”, cuya mediación en el canje humanitario fue abruptamente cancelada por el gobierno colombiano. Desde que las FARC entreabrieron las jaulas del secuestro dos preguntas quedaron en suspenso: ¿dónde y quiénes se encargarían de recuperar los rehenes? A la incógnita del lugar se le sumó la de la identidad de los posibles mediadores: el Comité Internacional de la Cruz Roja, enviados de Francia, Argentina y Brasil son los nombres que más sonaron. Por lo pronto, el CICR aclaró que ni el gobierno ni la guerrilla habían tomado contacto con la institución.
La senadora Piedad Córdoba adelantó desde Washington que la liberación podría intervenir “en Venezuela o Brasil”. El preciso resaltar que las fronteras entre ambos países están en la región selvática donde el ejército colombiano cree que está ese grupo de rehenes. A su vez, el diario El Tiempo reveló que, según fuentes de varios organismos de seguridad colombianos, los tres rehenes en instancias de liberación ya se encuentran camino a Venezuela. El Tiempo especula con la posibilidad de que la “liberación podría ocurrir en el estado Barinas, gobernado por el papá del presidente Chávez”. La misma fuente evoca la opción de que los secuestrados “hayan sido movidos entre Caquetá y Guaviare por el río Apaporis” y que de allí los hayan sacado “por el Vaupés o el Guainía, hasta la frontera con Venezuela”.
En el curso de una entrevista con la cadena radial colombiana RCN, el presidente colombiano Alvaro Uribe insistió el jueves en que no levantaría obstáculos: “Desde hace varias semanas lo hemos dicho, si quieren entregar los secuestrados al presidente Sarkozy o al presidente Chávez, por quien tienen tanta consideración, pues que se los entreguen, bienvenidos”. Uribe reveló también que había cursado a Francia “importantes informaciones” sobre los rehenes provenientes de los servicios de inteligencia. Una panoplia de combinaciones posibles parece abrirse sin que, hasta ahora, se precise cuál es la acertada. Francia, a través de su jefe de gobierno, François Fillon, ya señaló que, junto a otros países europeos y de América latina, “estaba disponible” para recibir a los guerrilleros de las FARC que están actualmente presos y que podrían recuperar la libertad dentro del canje humanitario. Todo el proceso de los rehenes se aceleró notablemente a partir de mayo pasado cuando Nicolas Sarkozy ganó las elecciones presidenciales. En un discurso pronunciado la noche misma de su elección –6 de mayo– Sarkozy dijo: “Francia no abandonará a Ingrid Betancourt”. Once días más tarde, el 17, Nicolas Sarkozy llamó a Uribe y allí evocó la eventualidad de una liberación masiva de los rehenes. 5 días después –22– el presidente recibió a uno de los consejeros de Uribe a cargo del tema de los rehenes. En junio y raíz de un pedido expreso de Sarkozy, Uribe liberó a uno de los jefes de las FARC, Rodrigo Granda, a quien París le destinó una suerte de misión de buenos oficios con el objetivo de facilitar la liberación de los rehenes, en especial la franco colombiana Ingrid Betancourt. En agosto pasado, y a pedido de Uribe, Hugo Chávez aceptó el papel de mediador entre las FARC y Bogotá. En noviembre Chávez vino a París con la promesa previa de que traería pruebas de vida de los rehenes. Llegó con las manos vacías pero con un compromiso asumido por el jefe de las FARC, Manuel Marulanda, de que las pruebas serían suministradas antes de finales de ano. El 22 de noviembre, Uribe puso término a la mediación de Chávez, a quien acusó de haber excedido los límites de su misión. El 30 de noviembre el gobierno colombiano hizo públicas las pruebas de vida que consiguió luego de capturar a miembros de las FARC que las transportaban. Nadie dudó sobre la evidencia: las pruebas estaban destinadas a Chávez y Uribe las interceptó.
El 5 de diciembre, París volvió a la ofensiva, esta vez con un hecho inusual: Sarkozy grabó dos mensajes, uno para la radio y otro para la televisión: el primero estaba destinado a los rehenes y el otro al jefe de las FARC, Manuel Marulanda, a quien se dirigió llamándolo “señor”. Sarkozy pidió allí que liberara a Ingrid Betancourt antes de la Navidad. Marulanda nunca respondió. Las FARC, sin embargo, reactivaron el proceso el martes pasado con el anuncio de la liberación de tres secuestrados. Chávez y Sarkozy han desempeñado un papel preponderante en esta historia de horror donde, hasta hace unos meses, todas las puertas estaban cerradas.
CRECE EL COMPROMISO ARGENTINO EN LA CRISIS DE LOS REHENES EN COLOMBIA
Un lugar reservado por Sarkozy
El gobierno de Francia invitó a Néstor Kirchner a participar como garante en la liberación de tres rehenes delas FARC. En Gobierno confirmaron la invitación y consideraron “probable” el viaje. En la definición influiría también la posición que adopte Brasil. El Gobierno ya había participado en el caso durante el traspaso de mando.
El ex presidente Néstor Kirchner evalúa por estas horas la posibilidad de subirse a un avión para participar como garante en la liberación de tres rehenes de las FARC que se realizará en algún lugar de Colombia o de Venezuela, algo que aún debe definirse. La participación de Kirchner obedece a una invitación realizada por el gobierno de Francia que encabeza Nicolas Sarkozy, quien ya le había pedido que interviniera en el caso a través de una carta personal. En el Gobierno había hermetismo sobre la cuestión, pero se consideraba “probable” que Kirchner aceptara, según una fuente oficial. En la definición tenía que ver también la postura que adoptara Brasil.
Quienes tuvieron oportunidad de conversar con Kirchner en los últimos días aseguran que el ex presidente está convencido de que la ofensiva judicial de Estados Unidos a partir del caso Antonini Wilson tiene que ver obviamente con la relación del gobierno con Hugo Chávez, tal como sostuvo la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en la Cumbre del Mercosur del martes. Pero que también influyó mucho la posición tomada en los últimos días por Argentina sobre las negociaciones en torno de la liberación de rehenes de la guerrilla colombiana, con el caso emblemático de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt.
En rigor, ambas cosas tienen más de un punto de contacto. La posición argentina –que es también la del gobierno de Francia y la de familia de la franco colombiana Betancourt– es que las negociaciones que había llevado adelante Chávez estaban bien encaminadas y que deberían retomarse, tal vez con un grupo de países de la región actuando como garantes del proceso. El presidente de Colombia, Alvaro Uribe, cortó esa negociación de un día para el otro cuando se enteró de que Chávez había hablado directamente con el jefe del ejército colombiano. Para algunos observadores fue una reacción de Uribe por el protagonismo que había asumido el venezolano sobre un conflicto en su país. Desde aquel momento, Chávez y Uribe empezaron a decirse de todo.
Ayer, el presidente colombiano se refirió al caso en una entrevista radial. Aseguró que la posición de su gobierno era que a los rehenes “se los entreguen a Hugo Chávez o Nicolas Sarkozy, de manera unilateral, magnífico, lo importante es que lo entreguen”.
Según la información suministrada por las FARC, en las próximas horas liberará a Clara Rojas –ex compañera de fórmula de Betancourt–, a su hijo Emanuel, nacido en cautiverio, y a la parlamentaria Consuelo González. Los guerrilleros manejan la fecha y el lugar de la liberación con extremo sigilo para evitar que se repita lo que sucedió cuando quisieron dar las muestras de vida de rehenes que les había pedido Chávez y cayeron en manos del ejército de Colombia. Allí se conocieron las fotos y las cartas que daban cuenta del frágil estado físico y mental de Ingrid Betancourt luego de más de cinco años de cautiverio que reactivaron la atención en el caso. Argentina ya había mostrado su interés en el asunto. El canciller Jorge Taiana tiene una relación personal con Yolanda Pulecio, la madre de Betancourt, nacida en los años ’90 desde cuando ambos fueron embajadores de sus países en Guatemala. Taiana recibió a Pulecio en mayo pasado y consiguió que se reuniera con el entonces presidente Kirchner y con Cristina Fernández. En los días previos al traspaso de mando, la Cancillería argentina comenzó a mover los hilos para evitar que se cayeran los avances registrados durante la gestión de Chávez, el único mediador que había alcanzado a abrir un canal de diálogo con las FARC. La intención del gobierno argentino era buscar una salida “regional” al problema, porque entendían que esa solución no podría llegar ni de la mano de Francia ni, mucho menos, de Estados Unidos.
Cristina Fernández vio la posibilidad de avanzar durante su asunción. Aquí se reunió con el primer ministro de Francia, François Fillon, con Uribe y con Chávez. Además, Yolanda Pulecio fue invitada especial a la ceremonia. En esos encuentros no pudieron registrarse avances en la situación por la posición intransigente de Uribe, pero quedó constancia de la presión de Argentina y de Brasil –Lula también se reunió con Uribe– hacia Colombia para que busque una solución certera al conflicto.
Según Kirchner, esa presión, que quedó registrada en los discursos que tanto él como su esposa pronunciaron por esos días, fue lo que más molestó a Estados Unidos, quien tiene en Uribe a un aliado y en Chávez a un enemigo. Un par de días después llegaron las primeras noticias del caso Antonini desde Miami.
Kirchner recibió una invitación para la liberación de los tres rehenes. El gobierno francés viene haciendo fuerza para involucrarlo en el proceso. Según informaban en gobierno, Cristina Fernández y Taiana estuvieron conversando ayer de la cuestión. En la decisión influirá también la posición que adopte Brasil. Lula también podría participar del acto, algo que viene negociando su asesor en materia exterior, Marco Aurelio García, que, no por nada, ayer era inhallable en Brasilia.
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