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Totalmente neutral

Demasiada objetividad pudiera limitar los frutos de un congreso del cual se debe esperar lo mejor en cuanto a denuncias. Allí no debieran estar algunos personajes que se parapetan en el antiterrorismo.

Entre el 15 y el 17 de septiembre del 2011 se realizará en París –en el prestigioso marco de la Escuela Militar, y “con el alto patrocinio de Nicolás Sarkozy”, el Séptimo Congreso internacional de víctimas del terrorismo, considerado uno de los mayores acontecimientos (“de dimensiones internacionales”) del fin del verano boreal, según la Asociación francesa de víctimas del terrorismo (AfVT) (1) que lo organiza.

Las ediciones anteriores –de las cuales la primera tuvo lugar en 2004– se realizaron en general en España, en presencia de importantes representantes del muy derechista Partido Popular, entre los que se destacó el ex jefe de gobierno español José María Aznar. Sin embargo, en dos ocasiones el congreso se realizó en Colombia: en Bogotá en 2005, y en Medellín en 2009. En ambos casos, los organizadores contaron con la amistosa presencia, en las ceremonias de apertura, de un hombre que nadie acusaría de no haber luchado con todas sus fuerzas contra el terrorismo, y que era por entonces presidente de Colombia: Álvaro Uribe, sobre el cual pesan serias dudas (en el mejor de los casos) de haber tolerado durante su mandato que escuadrones de asesinos paramilitares cometieran, con total impunidad y levantando la bandera de la guerra antiterrorista, matanzas atroces (2).

Pero de estos precedentes, en los que observadores poco conciliadores podrían encontrar el esbozo de una posición ideológica de los promotores de los coloquios, Renaud Denoix de Saint-Marc, director general y portavoz de la AfVT, no se siente responsable: admite haber participado como invitado hace dos años en el congreso de Medellín ‑donde recuerda haber “visto víctimas de los paramilitares”‑ pero afirma no haber participado para nada en su organización. De manera que los episodios colombianos “no le conciernen”.

Por lo demás, en cuanto a él y a la reunión parisiense ‑cuya organización desea controlar milimétricamente‑ se jacta de una estricta “neutralidad política y religiosa”. Por lo tanto, no coincide con la intención de “politizar” la recepción de una manifestación cuya única ambición es ‑insiste- “denunciar el terrorismo” haciendo “hablar a sus víctimas”. Se trata, pues, de un programa que, presentado de esa manera, sólo puede despertar una total adhesión.

Sin embargo, se alzan voces sorprendidas de olvidos un poco perturbadores. Por ejemplo, el de la ex ministra argelina Saida Benhabyles, responsable en su país de una asociación de víctimas del terrorismo, que decidió “rechazar la invitación de los organizadores” del congreso de París, luego de haber descubierto la “orientación”, según ella tendenciosa, de dicho evento.

De hecho, el sitio de la AfVT recuerda, por ejemplo, entre las tragedias que desde hace sesenta años jalonaron la historia del terrorismo, los “dos atentados conjuntos” del 30 de septiembre de 1956 contra el Milk Bar y la Cafetería de Argel, donde las bombas colocadas por el Frente de Liberación Nacional argelino (FLN) dejaron “cinco muertos y unos sesenta heridos”. Sin embargo, no dice nada del atentado cometido un mes y medio antes por partidarios de la Argelia francesa, que había causado dieciséis muertos y cincuenta y siete heridos en la Casbah, inaugurando así un largo y sangriento ciclo de represalias. De la misma manera, la asociación tampoco evoca en ningún momento la larga serie de crímenes perpetrados por la Organización Armada Secreta (OAS), luego de que el pueblo francés se pronunciara masivamente por la autodeterminación de Argelia, en enero de 1961.

Sin embargo, no hay de qué preocuparse.

Contrariamente a lo que Saida Benhabyles estima ‑seguramente a partir de presupuestos apresurados‑ no hay nada hecho deliberadamente, más bien al contrario, en esa aparente hemiplejia de la memoria. Denoix de Saint-Marc la explica muy fácilmente por el mutismo de ciertos sobrevivientes: él mismo conoce “víctimas de los atentados de la OAS”, pero “se niegan a testimoniar” lamenta.

Por lo tanto, sería incorrecto tomar en cuenta las aparentes insuficiencias de la asociación, como cuando, siguiendo con la actitud selectiva, ignora el terrorismo de Estado, para gran satisfacción de ciertos partidarios del gobierno israelí, que a través de Internet se alegran por anticipado de la organización de tan prometedor congreso en París.

Puesto que, en efecto, esas omisiones, lejos de reflejar una voluntad de ocultar grandes zonas de una realidad contrastada, muestran ‑como Denoix de Saint-Marc lo subraya con cierta perseverancia‑ el carácter pusilánime de algunas víctimas cuando llega el momento de denunciar públicamente lo que han padecido. ¿Acaso es culpa de la AfVT que hasta ahora sólo haya encontrado una asociación de solidaridad con las víctimas del “terrorismo palestino” para testimoniar sobre la compleja realidad de Oriente Medio?

Por otra parte, añade su director general, la imparcialidad de la asociación no se mide sólo en función de lo que ella dice explícitamente ‑su “voluntad de despolitizar el debate”‑ sino también por el apoyo que recibió para organizar las jornadas de septiembre, por parte de personalidades políticas de diversas tendencias. “De la izquierda”, el alcalde socialista de París, Bertrand Delanoe, quien además de haber aportado una importante “ayuda logística”, aceptó que se lo inscribiera, junto al ex Primer Ministro Lionel Jospin, como miembro del “comité de honor” del congreso (3), mientras que la ex ministra de Justicia, Elisabeth Guigou, aceptó brindar su “opinión de experta”, sobre “la evolución de la amenaza terrorista”, mientras que desde “la derecha, todo el gobierno” se movilizaba para garantizar el éxito del evento.
Esta admirable mixtura, donde tres socialistas de renombre se mezclan con la derecha gubernamental en su totalidad, evidencia sin dudas de que esos tres días de conferencias se desarrollarán efectivamente bajo el signo de una perfecta “neutralidad política”.

Pero, por un exceso de precaución en el que se adivina toda su determinación para no dejarse enredar en una vana controversia, Denoix de Saint‑Marc se siente obligado a certificar que la elección de los “expertos” que participarán durante tres días en los debates y mesas redondas (y cuya identidad no desea revelar demasiado prematuramente, pues existe el compromiso de reservarle a “ciertos medios” la primicia de algunas informaciones) es también garantía de una irreprochable objetividad, al mismo tiempo que de la búsqueda de un equilibrio entre visiones diversas.
Así, dos magistrados antiterroristas, Marc Trévidic y Jean-Louis Bruguière, conocidos por tener muy pocas afinidades entre sí, hablarán con pocas horas de diferencia a pesar de sus posibles desacuerdos: el primero lo hará sobre “la eficacia de la colaboración entre los Estados en la lucha contra las organizaciones terroristas”, y el segundo, al día siguiente, sobre “el reclutamiento de los jóvenes” por parte de esas organizaciones.

Por supuesto, Denoix de Saint-Marc no ignora para nada que las críticas hechas a menudo al juez Bruguière ‑que fue (con total neutralidad) el desafortunado candidato de la Unión para un Movimiento Popular (UMP) en las recientes elecciones‑ no se dirigen tanto a sus eventuales discrepancias con el juez Trévidic, como a sus métodos expeditivos: a mediados de la década de 1990, con el pretexto de prevenir atentados, orquestó lo que un reportaje de Canal Plus calificó de “razias indiscriminadas” que “traumatizaron a personas inocentes” (4). Pero sobre este punto, el director general de la AfVT, tampoco desea “entrar en polémica”. Después de todo, él “aprecia” al juez Bruguière (que es miembro del consejo científico de la asociación), y desea que los congresistas lo escuchen atentamente, ya que “su conocimiento de los movimientos terroristas en general es interesante”.

 Y añadió, en dirección a aquellos que se obstinan ‑a pesar de sus explicaciones‑ en no querer entender que la conferencia no será empañada por ningún prejuicio: “Ya verán, entre las víctimas israelíes, habrá víctimas palestinas”. En efecto, ¿quién podría seguir dudando luego de esas palabras pronunciadas con tanta ingenuidad?

1        Cf. www.afvt.org
2        Ver Laurence Mazure, “Conflicto interminable en Colombia”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, Buenos Aires, mayo de 2007.
3        Donde estarán en compañía de “Nicolas Sarkozy, Presidente de la República”, y del ineludible “José [María] Aznar, ex Presidente del gobierno español”.
4        Canal Plus, 6-11-1999. Citado en Thomas Deltombe, L’Islam imaginaire, La Découverte, París, 2005.

*Periodista.

Traducción: Carlos Alberto Zito

Información adicional

Congreso de víctimas del terrorismo
Autor/a: Sébastien Fontenelle
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