Es muy raro el colombiano que no conoce a Rafael Pombo o que no sepa un fragmento al menos de alguno de sus cuentos infantiles, por lo que realmente se lo recuerda. En el imaginario del colombiano está presente este poeta y esos cuentos. Pero es muy importante recordarlo en lo multifacético que fue, además de poeta, como traductor, pedagogo, defensor de la mujer, el que luchó por la construcción de una nación, el poeta antiimperialista, matemático, ingeniero y diplomático, en fin, el poeta romántico y figura cimera de la literatura colombiana. ¿Se puede decir que, después de 100 años de muerto, Pombo hace parte del imaginario de lo que significa ser colombiano?
José Rafael Pombo y Rebolledo nació en Bogotá en 1833 y murió a los 79 años, el 5 de mayo de 1912, en la misma ciudad. De familia que representó a la aristocracia de Bogotá y Popayán, de donde eran sus padres, además de provenir de importantes familias españolas. Participó en la Sociedad Filotémica de Conservadores contra el gobierno de Hilario López, en 1851, y en 1854 combatió contra el gobierno de Melo. En 1855 viajó a los Estados Unidos, donde vivió durante 17 años. Su origen y sus posiciones políticas no desdicen de su significado para la cultura nacional colombiana. Rafael Pombo hace parte de esa cultura y del ser colombiano.
Su obra está representada en 14.000 poemas, en seis tomos, no todos ellos de importancia literaria; son básicamente acrósticos, y felicitaciones matrimoniales o de bautizos, pero hay allí importantes trabajos sobre la mentalidad predominante en el siglo XIX de Bogotá, como dijo Darío Jaramillo Agudelo, pero aun así fue un gran poeta.
Fue un vate romántico, según dicen sus críticos, tal vez de los más grandes de América, pues vivió en los tiempos de José Asunción Silva y su “Nocturno”: “Una noche,/ una noche toda llena de murmullos,/ de perfumes y de músicas de alas”. De su amigo poeta antioqueño Gregorio Gutiérrez González, autor de Memorias sobre el cultivo del maíz”: “la flor de la batatilla, la flor sencilla, la modesta flor, y de Diego Fallón y su poema “La luna”:
Ya del oriente en su confín profundo
la luna aparta el tenebroso velo;
y leve sienta en el dormido mundo
su casto pie con virginal recelo
Para muchos, el mejor poema de la literatura colombiana, por encima de Pombo y Silva, que es mucho decir.
Pero Pombo ideó un poema donde imagina cómo serían los sentimientos de una mujer enamorada.
Ese poema es “Edda”, que comienza así:
Mi amor
Era mi vida el lóbrego vacío:
Era mi corazón la estéril nada;
Pero me viste tú, dulce amor mío
Que creome un universo tu mirada.
A ese golpe mis ojos encontraron
Bella la tierra, el ánima divina;
Mundos de sentimientos en mí brotaron
Y fue tu sombra el sol que me ilumina.
Si esto es amor, oh, joven, yo te amo.
Y si esto es gratitud, yo te bendigo,
Yo, mi adorado, mi señor, te llamo,
Que otras te den el titulo de amigo.
Pombo es el único poeta que logra la auténtica expresión de lo romántico:
la duda,
la angustia, el desarraigo,
la búsqueda del ideal, el misticismo.
El grandioso poema “Hora de
tinieblas”, de 1855, es el más
romántico y existencial de los poemas colombianos y
latinoamericanos:
“¿Quien te hizo, Dios?
¿por qué, di,
cómo, dónde y cuándo vino
privilegio tan leonino
a corresponderte a ti?
¿Por qué no me tocó a mí
ese poder de poderes?
¡Ay! Siendo lo que tú eres,
no fuera el mundo cual es
o aplastara con mis pies
tan triste enjambre de seres”.
Junto con los poemas “La noche”
y “Noche de diciembre”:
Noche como esta, y contemplada a solas
No la puede sufrir mi corazón:
Da un dolor de hermosura irresistible
un miedo profundísimo de Dios.
Pero su poesía evoluciona más allá, a la sátira contra la sociedad, la rebeldía religiosa, sus temas populares y nacionalistas, sus cuentos infantiles y de lecciones escolares. Como el poema para enseñar a leer bien, sobre todo a los tartajosos o tartamudos como “Doña Pánfaga” lleno de esdrújulas.
Utilizó el costumbrismo como una manera de oponerse a lo foráneo, que en Pombo, que vivió en los Estados unidos, en Nueva York, cuando ese país se preparaba para ser imperialista, lo marcó y desarrolló posiciones nacionalistas y antiimperialistas. Véase el poema “Los filibusteros”, de 1856, en que se opone al pragmatismo, el materialismo y la carencia de sentimientos de honor, y lo enfrenta a las cualidades latinas de espiritualismo e individualismo. O el poema “El bambuco”, costumbrista y nacionalista:
“Para conjurar el tedio
De este vivir tan maluco
Dios me depare un bambuco
Y al punto, santo remedio…”
¿Entonces, que significan, “Los cuentos pintados” y “Los cuentos morales para niños formales”? “Los cuentos pintados” son los más conocidos: “El pardillo”, Simón el bobito”, “Pastorcita”, “Juan Chunguero”, “La pobre viejecita”, “El gato bandido”, “El renacuajo paseador”. Todos, llenos de musicalidad y auténticos elementos populares que le dan riqueza a la cultura nacional.
Se ha dicho que son copias, cuando en realidad “Simón el bobito” y “El renacuajo paseador” son adaptaciones de cuentos en inglés, pero extraordinarios. Fue adaptador, no imitador, como dice Facio Lince: “Un traductor es un coautor”. O Borges: ”El error consiste en que no se tiene en cuenta que cada idioma es un modo de sentir el universo o de percibir el universo”. Sus fábulas refieren sobre todo la manera de ser del colombiano, y por eso son crónicas de las mentalidades, como de Bogotá.
Para algunos fue o es lo que para los franceses Lafontaine, el fabulista, y hoy lo que sería en competencia con los comics y los juegos electrónicos para niños. En 2008 se publicó el CD “Pombo musical”, en homenaje al poeta, producido por Carlos Vives, quien junto con varios artistas canta los poemas del poeta bogotano.
La obra de Pombo es de crisis, como era de crisis la sociedad que avanzaba inevitablemente del semifeudalismo al capitalismo, a la necesidad del lucro y la modernidad, pero también es de optimismo y de mostrar que, si bien se venía el cambio, también se mantienen ciertas tradiciones. Gran sensibilidad, imaginación e inspiración hicieron de Rafael Pombo el poeta nacional.
Para consultar y conocer la obra de Pombo
18 poemas de Rafael Pombo, selección de Darío Jaramillo Agudelo.
“Cuentos pintados y morales”, “Cajón de Cuentos”, Panamericana, diciembre 2008.
Manual de Historia de Colombia, tomo III, 1979, Bogotá.
Rafael Pombo, La vida de un poeta, Beatriz Helena Robledo, 2005, Vergara.
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