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Nepal: la reconstrucción y la disputa por su control

Nepal: la reconstrucción y la disputa por su control

Nepal es un país en proceso de cambio, producto de una intensa revolución vivida en las últimas décadas. El 26 de abril este país sufrió un terremoto tremendo. Todas sus fuerzas sociales, ante la catástrofe, quedaron en tensión en pro de socorro y la misma reconstrucción de sus territorios. La solidaridad internacional llegó rápido, otra está en camino, pero el temor de que fuerzas externas conspiren contra el proceso de cambio llena de inquietud a su gobierno. ¿Un terremoto para temblar social y políticamente?

El terremoto que sacudió a Nepal el pasado 26 de abril, y que casi lo destruye, fue de magnitud 7,9 grados, con una profundidad de 15 kilómetros. El fenómeno natural también se sintió en Tíbet, Pakistán y la India, y remeció la cordillera más alta del mundo, la magnífica e imponente Himalaya. Hace 80 años sucedió algo similar. Terremoto seguido en 24 horas de más de 50 réplicas, incluyendo dos terremotos más, uno de 5,6 y otro de 6,7 grados, que agravaron aún más la ya difícil situación que vive su población.

Los geólogos dicen que por fortuna Nepal está situada por encima de la “roca sólida” que evitó más temblores y deslizamientos, aunque estos sí se presentaron en las llanuras. Terremoto producto del movimiento de la placa índica que se dirige hacia Asia central a una velocidad de quince centímetros por año, una de las razones que explican la altura de los Himalaya y los terremotos recientes, como el de 7,6 en Cachemira y el de 7,5 en la Cachemira –controlada por la India–, y en Afganistán, ambos en 2005, con más de 100.000 muertos.

Nepal se “encuentra en un punto de liberación del vapor tectónico resultante de la colisión de la placa euroasiática y la índica, que forma la parte sur de Eurasia. El 26 de abril “un fragmento hizo un salto de dos metros a una profundidad de 15 kilómetros bajo tierra, lo que causó una onda de choque equivalente a 20 explosiones de bombas termonucleares”, según la Sociedad Nacional de Tecnología Sísmica de Nepal, y geofísicos de la Universidad de Hong Kong.

El terremoto ha dejado hasta este momento más de 8.000 víctimas (el gobierno dice que podrían ser 10.000), 18.000 heridos, y seis millones de damnificados en 30 distritos. Desplazados internos: 450.200 personas, y 300.000 familias quedaron sin hogar. Según la ONU, por el piso quedaron 307.706 casas, 292.084 averiadas y el 80 por ciento de las escuelas destruidas.

Hubo, además, destrucción de la red vial, del suministro de energía eléctrica –que siendo precario ha empeorado en lo cotidiano –, aunque el gobierno la restableció en algunos distritos; no hay agua potable, y hay esfuerzos por impedir brotes de cólera o cualquiera otra enfermedad.

La destrucción cubrió todo tipo de edificios, entre ellos los monumentos históricos, importantes en la cultura nepalesa, como la Torre Dharahara, el Swayambhunath “el templo de los monos”, la Plaza de Durbar, el Palacio de Bosantapur, el templo de Kalmochan y el Real Museo de Patán, entre otros.

Los daños causados por el terremoto están evaluados en más de 5.000 millones de dólares. Si el PIB de Nepal alcanza los 20.000 millones de dólares, entonces el costo del siniestro ronda el 20 por ciento del mismo.

 

Problemas sociales

 

Desde el punto de vista social, uno de los problemas serios del país asiático es el tráfico de niños para la prostitución o para trabajos forzados, entonces, debido a que el terremoto causó serios problemas sociales –destruyendo lazos familiares y comunitarios– las mafias aprovechan el caos para convencer a niñas de un mejor fututo fuera del país. Las organizaciones sociales y ONG’s han rescatado en la frontera con la India, y en parajes lejanos, a 16.000 niñas, sin embargo, a pesar de los esfuerzos ya han sido “traficadas” 13.000 de entre los 12 y los 19 años, las que van a parar a burdeles, bares y circos en la India, o para trabajos forzados en la manufactura de textiles.

Según su Gobierno, están al frente de un trabajo social lo mejor posible para alertar a las comunidades y familias del modus operandi de las mafias, al tiempo que intentan ampliar el control fronterizo con la India, que es extenso.

Las escuelas y colegios, hasta ahora comienzan su trabajo improvisado, pues sus instalaciones quedaron en ruinas.

El Gobierno ha llamado a toda la población a participar en las labores de rescate, remoción de escombros y la reconstrucción del país.

 

Nuevo terremoto

 

Pero esa capacidad de destrucción no ha cesado, a tal punto que el 12 de mayo Nepal fue sacudido por un nuevo terremoto de 7,3 grados de magnitud, con seis replicas –una de 6.3 grados de magnitud en la escala de Richter–, que volvió a golpear la zona más impactada por el terremoto del 26 de abril: el distrito de Sindhapalchowk y su capital Chautara, paralizando lo que se estaba haciendo para la reconstrucción del país, tornando la situación aún más difícil. El terremoto también se sintió en India, con víctimas mortales. Lo que sigue, depende de la capacidad que tenga el gobierno por movilizar a la sociedad nepalina.

 

La disputa por este país

Nepal es un país asiático, himaláyico, de 141.180 kilómetros de extensión, sin salida al mar, con límites con dos países grandes y poderosos: al norte la China Popular y al sur la India; también limita al norte con el Tíbet, al oriente con Sikkim –provincia de la India– y Bután, y al occidente con Cachemira.

Su territorio es de montañas, colinas y llanuras de Terai, y cuenta con todos los climas. En Nepal, en los Himalaya, se encuentran siete de las mayores alturas de la tierra: el monte Sagarmatha –llamado en Occidente monte Everest, y los Anapurnas, colosos ubicados hacia el occidente del país. Es un territorio agrícola y con una gran riqueza hídrica y turística.

Con todo y esto, es uno de los países más pobres del mundo, con 27 millones de habitantes de los cuales más de siete millones viven en la pobreza; su producto percápita es de 1.000 dólares al año.

Su historia reciente es larga. Durante los últimos 240 años estuvo regido por una monarquía absoluta, dirigida por varias dinastías, hasta la última, la familia Rana del Rey Gyanendra, quien después de ordenar asesinar a la familia real fue depuesto y abolida la monarquía. Esto sucedió en el año 2008, después de diez años de guerra civil entre el ejército dirigido por el Partido Comunista de Nepal-Unificado Maoísta y el ejército de la monarquía.

Entre 1996 y hasta 2006 fue la guerra revolucionaria que tuvo como fondo una revolución democrática con el fin de abolir “el semifeudalismo, al imperialismo y al capitalismo burocrático” e instaurar una república democrática. Siguiendo la estrategia maoísta de guerra en el campo y con bases de apoyo rodear las ciudades hasta tomarlas, el Partido Comunista de Nepal –Maoista– (PCN –M), junto al ejército y las organizaciones de masas lograron controlar más del 70 por ciento del territorio del país y construir nuevas formas de poder en el campo. Durante un tiempo las ciudades fueron controladas por el gobierno al servicio de la monarquía, aunque los demás partidos Marxista Leninistas (ML), socialistas, y otros, con presencia en su territorio desarrollaron luchas de masas.

En 2004 se iniciaron las luchas de masas fuertes en Katmandú, capital del país, en 2005 el PCN (M), junto con el Frente Unido Popular, divulgaron el programas de 12 puntos en donde exigían: abolición de la monarquía, república democrática, elecciones libres para una Asamblea Nacional Constituyente –ANC. Pocas semanas después este partido suscribió un acuerdo con otros –siete– partidos para iniciar las sublevaciones urbanas y rurales.

En esta lucha el gobierno estuvo apoyado con entrenamiento, armas e inteligencia, por India, EU, Gran Bretaña, la Unión Europea, Israel y otros países. El PCN (M) fue incluido en la lista de “grupos terroristas” hasta el 2009. Cuando el rey Gyanendra toma el control total del gobierno desató una ola represiva muy fuerte contra intelectuales, periodistas, partidos políticos, sindicatos, estudiantes, extranjeros y el pueblo en general. El PCN (M) pidió elecciones (y ANC) y no monarquía constitucional, que era la propuesta de la monarquía y partidos políticos y sociales a fines con el rey.

Luego se presenta el acuerdo de paz para terminar con la guerra revolucionaria, el PCN (M) entra en la lucha legal, y el ejército se desmoviliza en un acuerdo en donde de 30.000 combatientes más o menos 3.000 ingresaron al nuevo ejército de la recien constituida república, ejército que contaba con 12.000 combatientes mujeres, algo extraordinario en un país como Nepal, con tradiciones religiosas muy arraigadas. Los maoístas, en alianza con los siete partidos aliados, dieron fin a la monarquía, estableciendo una ANC que proclamó la República Federal Democrática de Nepal, vigente aún hoy.

El primer gobierno le correspondió dirigirlo al PCN(M) tomando forma duros debates sobre la nueva constitución que debía aprobarse. A pesar de lograr algunos avances sociales, como abolir el sistema Haliya –una especie de aparcería semifeudal–, la liberación de 100.000 siervos de la casta de los “thero”, luchar contra el alcoholismo, la drogadicción y la trata de niños, avanzar en los matrimonios libres, organizar las mujeres, elevar el ingreso percápita anual a 1.000 dólares, luchar contra las inundaciones, etcétera, el hecho es que en la disputa de facciones el PCN (M) perdió capacidad de maniobra y en el 2013, con las elecciones para la ANC, perdieron el control del poder que pasó, por primera vez,  a manos del Partido del Congreso y del Partido Comunista de Nepal (ML) unificado, mientras los maoístas entran a la oposición. Tema fundamenal de discordia: el contenido de la nueva constitución.

Uno de los aspectos de mayor polémica en Nepal son las minorías étnicas y nacionales, en un país donde existen, por lo menos, 69, dos de las cuales están exigiendo autonomía: los indígenas o janajati y los Madhesi de las llanuras del Terai al suroriente de Nepal. El PCN (M) propuso en 2006 el proyecto de nueva constitución interina, hoy vigente. En ese proyecto establecieron autodeterminación política y de gobierno autónomo para varias minorías nacionales y regionales oprimidas en las colinas, valles y llanuras, finalizando así el sistema feudal basado en el chauvinismo  de la alta clase aria-Khasa” (preámbulo); también dispusieron el establecimiento de nueve repúblicas autónomas y organizaciones locales, lo que hasta hoy ha suscitado serios debates con los que se oponen a estas transformaciones.

Estos debates y contradicciones son retomados por la prensa occidental, la que difunde que además del caos, producto del terremoto, tiene forma la inestabilidad política del país, al que  debe ponerse término.

También debe anotarse que la India influencia partidos políticos, personas y organizaciones sociales y pretende socavar lo hasta ahora conquistado, intentando volver a una monarquía pro-india.

La India ha mantenido una importante influencia en Nepal a través de la depuesta y asesinada familia real, pero también a través de sectores del ejército, de organizaciones nacionalistas pro India y en el Partido del Congreso.

En el año 2004 y en el 2006, en plena guerra civil, la India intentó invadir Nepal para apoyar a la monarquía y sectores sociales específicos. Hoy, usando las necesidades del pueblo y gobierno de Nepal, producto del terremoto, intenta controlar zonas del país. Para ello, además de enviar rescatistas también envió agentes de seguridad del Buró de Información india y activistas del RSS (Organización del voluntariado nacional, que es nacionalista hindú).

Un avión Hércules de la India sobrevoló una región de Nepal fronteriza con China, el distrito nepalés de Rosowa al norte, que llevó a que el gobierno de ese país pidiera que aviones indios no vigilaran esas fronteras.

India envió, además, seis helicópteros M-17 para trabajos de emergencia, usados para grabar videos del desastre que luego se pasan en la tv india, con comentarios de que el gobierno de Nepal no es capaz de solucionar la crisis por sí mismo y que entonces India debe intervenir de “manera humanitaria”.

Todo esto significa intervención y pérdida de soberanía, como en el reciente pasado intentaron los Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel. El objetivo de todos ellos no es solo lo político sino también las riquezas naturales del país, de ahí que el actual sea un momento propicio para lograr sus propósitos a través de “ayudas humanitarias”,.

Sabiendo que están ante tal amenaza, el gobierno de Nepal trabaja por centralizar, analizar y manejar las ayudas, de tal manera que no puedan ser usadas para subvertir los procesos de cambio en curso en esta nación asiática. El Gobierno espera que los partidos de izquierda en el poder, o en la oposición, trabajen por sacar al país de la crisis en que lamentablemente cayó. El futuro inmediato confirmará o denegará el efecto de este llamado.

Información adicional

TERREMOTO Y CRISIS
Autor/a: Alejandro Tapia
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