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Siete mitos sobre las mujeres y la masturbación que tenemos que desaprender ya

Siete mitos sobre las mujeres y la masturbación que tenemos que desaprender ya

No me interesan las poses sexis ni hago ruidos seductores. No enciendo velas ni me meto en la bañera. La periodista Suzannah Weiss desmonta siete mitos sobre la masturbación femenina.

 —Creo que me masturbo más cuando estoy estresada. 

—¿Te masturbas?

Esta conversación, que tuve con un amigo, encarna la sorpresa que expresan muchas personas cuando descubren no solo que te masturbas, sino que además lo admites sin complejos.

Porque aunque este amigo y yo hablábamos de sexo todo el rato y sabía que era sexualmente activa en mis relaciones, la idea de que tuviera sexo conmigo misma no se le había pasado por la cabeza.

Eso se debe a que nos han enseñado que la sexualidad de las mujeres solo existe para otras personas.

Desde que descubrí la masturbación accidentalmente cuando era una niña, ha sido algo que he hecho como respuesta a mis propios deseos, no como espectáculo para calentar a nadie.

No me interesan las poses sexis ni hago ruidos seductores. No enciendo velas ni me meto en la bañera. En resumen, no sigo un proceso diferente al que sigue cualquier otra persona, hombres incluidos. Y parece que eso también sorprende a la gente.

Ya que la mayoría de las representaciones de mujeres que se masturban o bien son pornográficas o bien son parte de algún discurso de empoderamiento feminista, la gente se sorprende cuando las mujeres tratan la masturbación como una actividad normal y cotidiana.

Que veamos que los hábitos de masturbación son diferentes según los géneros contribuye a que veamos la sexualidad como algo intrínsecamente diferente según el género.

Y cuando mantenemos esta creencia, fomentamos la mentalidad “los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus (y los géneros no binarios no existen)”, que sustituye a la gente real por estereotipos.

Además, llevamos a la sociedad a ver a las mujeres como criaturas exóticas, en lugar de congéneres con los que empatizar. Esa división artificial hace que las relaciones comiencen con mal pie, al igual que ocurre con la idea de que la sexualidad de la mujer es un espectáculo para los demás, en lugar de un atributo intrínseco a ella.

Un apunte rápido: muchas de las ideas que tenemos de las mujeres y la masturbación están relacionadas con mitos sobre la vagina. Muchos de los conceptos que tenemos sobre las mujeres están equivocados, muchos de los conceptos que tenemos sobre la vagina están equivocados, y la idea de que las dos están conectadas de forma inherente es errónea.

Algunos de los mitos acerca de las mujeres, la vagina y la masturbación se aplican a cualquiera que tenga vagina; otros, se aplican a cualquiera que se identifique como mujer, pero a menudo se dirigen a mujeres cis, aunque solo sea porque la sociedad, en general, tiene una perspectiva limitada.

Por tanto, este artículo se va a centrar en mitos sobre mujeres cis, porque esa es la experiencia de la que puedo hablar. Pero se debería escribir más sobre la mitología que rodea los hábitos de masturbación de las personas transexuales también, y esa conversación se debería ubicar dentro de esas experiencias.

Así que, desde mi punto de vista, aquí hay algunos mitos que deberíamos desaprender sobre las mujeres cis y la masturbación si queremos entender mejor la sexualidad de las mujeres reales, y no solo una versión exótica y cosificada de la misma.

MITO 1: LAS MUJERES NO SE MASTURBAN

Mucha gente en las culturas occidentales da por sentado que los hombres se masturban. No se considera correcto hablar sobre el tema, pero se ve como algo normal e inevitable.

Para las mujeres, no tanto.

En mi adolescencia y preadolescencia, me sentía pervertida, autocomplaciente y culpable por masturbarme. No se lo había contado a nadie hasta que jugamos a “atrevimiento o verdad” cuando tenía unos quince años. Me tocó ‘verdad’ y la pregunta era: “¿Cuál es tu mayor secreto?”.

El mío era (resuello) que me masturbaba. “Yo también”, dijeron las dos amigas con las que estaba. Lo habíamos estado ocultando porque no creíamos que fuera normal.

En realidad, según un estudio, el 92% de las mujeres de entre 18 y 22 años se masturba habitualmente.

Pero independientemente de cuál sera la cifra real (que puede estar sesgada debido al mismo sentimiento de vergüenza que yo tenía), es muy normal y no hay que avergonzarse de ello.

Hay quien ve a las mujeres que experimentan placer sexual o se excitan ellas solas de la misma manera que los niños a los profesores fuera del colegio. No consideran que exista una sexualidad femenina más allá de las relaciones.

Pero la sexualidad es intrínseca a muchas de nosotras y se puede ejercitar sin que nadie más participe.

MITO 2: LA MASTURBACIÓN DE LAS MUJERES ES UN GRAN ESPECTÁCULO

¡Poneos todos en fila para comprar las entradas, está a punto de masturbarse!

A veces me parece que este anuncio se reproduce cada vez que me subo a la cama. Se ha creado un espectáculo enorme sobre la masturbación de las mujeres en el porno y en las pocas películas en que aparece.

Desde el sensual desnudo y las caricias corporales de Shannon Elizabeth en American Pie a los jadeos y el rostro eufórico que, literalmente, dan color al mundo en Pleasantville [en la imagen de más arriba], la masturbación femenina está diseñada para que sea un espectáculo.

Cuando los hombres se masturban en las películas, generalmente no se ha optimizado para que el público se excite o para que parezca delicado y bonito. Volviendo al ejemplo de American Pie, la escena en que Jason Biggs se masturba se presenta como algo vergonzoso, no como algo sexy. Se supone que el porno que está viendo es sexy, pero él mismo no lo es.

Porque la gente cree que los hombres se masturban como respuesta a sus propios deseos, mientras que las mujeres lo hacen para provocar el deseo de los demás.

La representación de la masturbación femenina en la interpretación saca a las mujeres de sus cuerpos y las lleva a cosificarse a ellas mismas incluso mientras se masturban, un momento generalmente indicado para centrarnos en nosotras mismas y no en cómo nos ve nadie más.

Como he sido expuesta a cada vez más representaciones sexuales en los medios de comunicación, incluso en supuestos artículos de empoderamiento y vídeos sobre el placer de las mujeres, he empezado a imaginarme cómo me percibiría un compañero mientras me masturbo, controlando las expresiones de mi cara y practicando ruidos de orgasmo, aunque soy silenciosa por naturaleza.

A esto nos lleva la cosificación.

Por supuesto, la masturbación se puede hacer frente a otra persona. Pero cuando a las mujeres se les enseña a estar pendientes de su apariencia, de lo que transmiten, de los sonidos que emiten durante el acto, se las saca del momento y el placer resulta más difícil de conseguir.

No es sorprendente que el 32% de las mujeres diga que cuando tienen problemas para llegar al orgasmo es porque le están dando vueltas a la cabeza o están concentradas en su apariencia. Eso nunca debería ser un problema, especialmente cuando no hay nadie mirando.

MITO 3: LAS MUJERES QUE SE MASTURBAN SON UNAS “FULANAS”

Gracias a la percepción de que la autoestimulación femenina es para otras personas, a la mujer que se masturba se la percibe como sexualmente promiscua, como si se dedicara a masturbarse para ser una estrella del porno y no para darse placer a sí misma, simplemente.

Además, gracias a la percepción de que las mujeres no se masturban por naturaleza, se considera que cualquier mujer que se masturba es una pervertida, atrevida o estrafalaria. Y si habla del tema, está en otro nivel totalmente distinto de perversión; no es que esté siendo honesta, sino que debe ser que quiere excitar a los hombres.

Cuando hablo de la masturbación con hombres, a menudo tengo miedo de que lo entiendan como una invitación. He visto a hombres que consideran que una mujer sexualmente abierta está abierta a tener sexo con cualquiera, por esa misma idea de que la sexualidad femenina solo existe para otras personas.

El hecho de masturbarnos o hablar sobre la masturbación no tiene nada que ver con cuántas parejas sexuales tenemos —de hecho, hay gente que se masturba como alternativa al sexo en pareja— por no hablar de con nuestra personalidad.

No consideramos que respirar o beber agua tenga ninguna carga sexual, y la masturbación es lo mismo: una manera de satisfacer una necesidad física. Cuando asumimos que a las mujeres que se masturban les debe encantar el sexo, dejamos a un lado el hecho de que la masturbación solo es una necesidad física básica para muchas personas, independientemente del género.

MITO 4: LA MASTURBACIÓN FEMENINA ES MÁS EMOCIONAL

Según la sabiduría popular, los hombres tienen fantasías rápidas y explícitas, mientras que las mujeres se imaginan a ellas mismas en relaciones amorosas, con diálogo y todo eso, cuando se corren. Ah, y también ponemos velas perfumadas y nos echamos crema en el cuerpo para crear un entorno sensual y aunar la mente, el cuerpo y el alma.

¡Ja!

Por supuesto, no tiene nada de malo hacer de la masturbación una experiencia profunda y sanadora, pero para muchas mujeres es tan simple como pasar unos minutos tocándonos cuando nos metemos en la cama, y luego nos dormimos.

Y sí, para que conste, tenemos pensamientos no aptos para menores. También podemos tener algunas fantasías bastante raras, al igual que muchos hombres, estoy segura. Con frecuencia me asalta el pensamiento “¿De dónde coño ha salido esa imagen?” justo después de terminar. Pero bueno, algunas cosas, mejor disfrutarlas que analizarlas.

MITO 5: LAS MUJERES NO VEN PORNO

Esto va junto con la creencia de que los hombres tienen una mente sexual, mientras que las mujeres son puras y solo disfrutan del sexo en su forma más enriquecedora emocionalmente. Siento sacaros de la burbuja, pero tengo algo que deciros: las mujeres vemos porno. Todo tipo de porno. ¡Horror!

A la gente le encanta decir que los hombres son más visuales, lo que mantiene un statu quo en el que la cosificación de las mujeres se considera natural. Esta consideración también protege a los hombres, que temen que ellos mismos sean cosificados si las mujeres somos, en efecto, visuales.

Pues lo somos.

Según ¿Qué quieren las mujeres?: Últimas revelaciones de la ciencia sobre el deseo sexual femenino, de Daniel Bergner, uno de cada tres consumidores de porno es mujer, los ojos de las mujeres se detienen en la imaginería erótica tanto como los de los hombres y las vaginas de las mujeres cis lubrican como respuesta a toda clase de vídeos sexuales.

Por desgracia, a pesar de la atracción que sienten muchas mujeres por las películas para adultos, la mayoría del porno se dirige a hombres heterosexuales y presenta a mujeres que está claro que no disfrutan, se las pone en situaciones potencialmente degradantes y la cámara las hace destacar como la persona a la que hay que mirar.

Pero los tiempos están cambiando. El porno feminista existe y tiene demanda.

A todas las mujeres no les ponen cachondas las mismas cosas, pero algo que muchas mujeres quieren es un porno centrado en el placer de la mujer. Y eso va a ser cada vez más común, a medida que vayamos admitiendo que las mujeres somos visuales y haya más mujeres detrás de las cámaras, en vez de en frente de ellas.

MITO 6: LA MASTURBACIÓN ES INNATA EN EL HOMBRE Y APRENDIDA EN LA MUJER

No hay duda de que la sexualidad de las mujeres se ha reprimido. Algunas mujeres no se permiten a sí mismas explorar su sexualidad hasta que ya tienen una edad.

Pero muchas descubren la masturbación muy pronto.

El 75% de las mujeres se ha masturbado antes de los 18 años y la mayoría descubre la masturbación por su cuenta. Si no me creéis, el libro de Nancy Friday comparte las historias de muchas mujeres que empezaron a experimentar el placer sexual siendo niñas.

Durante los últimos años, especialmente en el campus de mi antigua facultad y en otros, he notado un esfuerzo creciente de las feministas y las educadoras sexuales para educar a las mujeres en la anatomía sexual y los procedimientos, asumiendo a menudo que no los conocen.

No es malo educar a la gente acerca de sus cuerpos, aunque preferiría que se hiciera de un modo menos orientado al género, pero una educación de ese tipo se convierte en un problema cuando se dirige a las mujeres como bellas durmientes sexuales que necesitan que las despierten, ya sea su pareja o un experto.

Una vez más, vuelve a aparecer la suposición de que las mujeres son menos sexuales y son sexuales solo con la ayuda de los demás.

Algunas personas prueban la masturbación cuando aprenden qué es y otras tropiezan con ella sin querer. Pero parece condescendiente que nos digan que tenemos que aprender lo básico del funcionamiento de nuestro cuerpo. Tenemos que reconocer que muchas mujeres somos sexuales por naturaleza y no necesitamos a nadie que nos haga serlo.

MITO 7: LAS MUJERES TIENEN QUE MASTURBARSE PARA EMPODERARSE

Junto al discurso de las mujeres que se masturban como forma de seducción, hay otro de mujeres que se masturban como una declaración feminista. Esta última imagen puede parecer empoderadora, pero en realidad también cosifica a la mujer de varias maneras sutiles.

Un aspecto problemático de la idea de la masturbación como forma de empoderamiento de la mujer es que a menudo se propone como una manera para que las mujeres se sientan mejor con sus cuerpos. El razonamiento es que si puedes excitarte a ti misma y correrte, te vas a sentir sexy.

Pero no todo lo que las mujeres hacen tiene que está relacionado con el atractivo sexual.

La masturbación es una experiencia personal que se puede disfrutar incluso el día en que tienes la imagen personal más mierdosa. Nadie le dice a los hombres que se masturben para sentirse mejor con sus cuerpos, porque, de nuevo, la masturbación masculina no está asociada con su apariencia.

Además, al convertir la masturbación femenina en una declaración política, escondemos el hecho de que es algo que muchos de nuestros cuerpos hacen de forma natural y contribuye al estereotipo de que la masturbación es natural en los hombres y aprendida para las mujeres.

Más allá de eso, las mujeres no tenemos que masturbarnos para empoderarnos. No tenemos que hacer nada para empoderarnos. Solo tenemos que hacer lo que queramos.

Agradezco la intención de las feministas que abogan por la masturbación como una manera de hacer que la mujer se sienta “empoderada por sentirse capaz de darse placer a sí misma”. La masturbación puede ser un acto feminista si, al practicarla, rechazamos toda las tonterías que nos han enseñado sobre la (falta de) sexualidad de las mujeres.

Pero cuando me meto bajo las sábanas o en la ducha, en lo último que pienso es en el empoderamiento femenino, por regla general. Me entrego a mis propias fantasías, o al menos lo intento.

Cuando pienso en mi confianza o independencia gracias a todos esos discursos, esos pensamientos, como los que vienen de la cosificación de la masturbación femenina, me distraigo. De repente siento la presión de sentirme empoderada después, en lugar de sentir un alivio físico.

Así que vamos a evitar que las mujeres tengan la impresión de que tienen otra cosa más que hacer, ¿vale?

* * *

Lo que todos esos mitos tienen en común es que cogen una experiencia profundamente personal y la definen para otras personas. Nuestra rutina de masturbación es nuestra y solo nuestra, y puede ser lo que nosotras la hagamos.

Personas de todos los géneros se han apropiado de la masturbación femenina con diversos propósitos pero, en última instancia, no tiene por qué haber un propósito. No tienes que masturbarte como si fuera un espectáculo sexy, una exhibición de masculinidad o feminidad o como forma de emancipación. Puedes hacerlo simplemente porque te apetece.

A la sociedad y los medios de comunicación les encanta convertir las acciones femeninas en más de lo que son; y hacer a las mujeres más de lo que son. Pero no tenemos que serlo, especialmente en nuestros momentos más privados. No somos objetos ni encarnaciones de ningún ideal.

Por una vez, vamos a dejar que las mujeres sean personas que están haciendo sus cosas, sean las cosas que sean.

 

Por SUZANNAH WEISS
TRADUCCIÓN: ISABEL POZAS GONZÁLEZ

2018-04-11 06:00:00

 

SOBRE LA AUTORA
Suzannah Weiss contribuye con Everyday Feminism y es una escritora neoyorquina cuyo trabajo ha aparecido en The Washington Post, Salon, Seventeen, Buzzfeed, The Huffington Post, Bustle, y otros. Está titulada en Estudios de Género y Sexualidad, Cultura Moderna y Medios de Comunicación, y Neurociencia Cognitiva por la Universidad de Brown. La puedes seguir en Twitter en @suzannahweiss. Fuente original: Everyday Feminism

 

 

Información adicional

SEXUALIDAD
Autor/a: SUZANNAH WEISS
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Fuente: Público

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