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Ante el bárbaro

Ante el bárbaro

Desde su autoexilio en Barcelona, el eterno maestro de la iconoclastia, José María Vargas Vila, aceptó este diálogo con nuestro corresponsal en Barcelona, en torno a la visita de Trump a Colombia

 

La cita fue en el Café de L’Opera, en La Rambla, justo a las cinco de la tarde de esta fría primavera catalana. Lo encontré sentado en una de las mesas de la planta baja, contra la pared engalanada de viejas fotografías que dan cuenta de la ya casi centenaria historia del café. Tenía calados los quevedos de siempre, la cara rotunda, el canotié reposaba discretamente sobre una silla al costado; en la mesa, una copa de Cabernet-Franc, a medio consumir, una libreta de apuntes, un ejemplar de su libro Ante los bárbaros autografiado, listo para obsequiarlo a su entrevistador una vez concluyera la cita. Me saludó efusivamente. Le agradecí aceptar la invitación y después de algunas formalidades donde expliqué que fui corresponsal de Vanguardia de Barcelona y El País de Madrid en Colombia durante muchos años, país que amo y no puedo olvidar, quise entrevistarlo para saber sus impresiones acerca de la visita del presidente de los Estados Unidos a su país. Sin más formalismos comencé a preguntar, no sin antes pedir permiso para encender mi celular y activar la grabadora de voz.

 

desdeabajo (da). Usted prometió jamás volver a Colombia, tan asqueado quedó de ver todo lo que se cocina allá. ¿Qué opina, maestro, de lo que vive su país en estos momentos en que el futuro de la paz está más amenazado que nunca?
José Marías Vargas Vila (JMVV). La Verdad ha dejado de florecer sobre los labios inspirados; el gran lirio albo se marchita y muere bajo ese viento de pavor que hoy sopla sobre América; el Miedo, centinela vil, guarda en la boca la palabra esclava; la rosa púrpura, la frase ígnea, que brota de los labios en cólera, no tiene ya valor para nacer; el anatema fúlgido estalla y muere sin eco, como el rayo sin fulgores en la tormenta polar; solo un himno, el himno de la victoria omnipotente, llena el espacio; y se oye un rumor como salido de los ergástulos y el Circo, al paso del triunfador antiguo, como el canto de los vencidos esclavos, en torno a la tienda donde el jefe de los mercenarios, duerme harto de vino y de botín.
da. Días difíciles los que vivimos. ¿Que significa para usted la visita del señor Trump en vísperas de las elecciones presidenciales y la situación política con la vecina Venezuela?
JMVV. La embriaguez de la Victoria posee el mundo; la América tiembla, ante el éxito coronado y sangriento; la Victoria brutal, el Despojo vil, la Insolencia del bárbaro, marchan erguidas y soberbias llevando como séquito al mundo silencioso y asombrado.

da. Lo siento pesimista. ¿Quiere decir que la visita de este señor no es del todo inocente, no es protocolaria?
JMVV: ¡Todo parece inclinarse bajo el ala formidable!; la cerrazón del horizonte aumenta el pavor de la hora trágica; ¡bajo el cielo lívido, el pájaro sangriento!; el águila imperial señorea sola, omnipotente en el espacio desolado… sus alas ocultan el sol de la Justicia;
y el mundo tiembla, bajo las garras del ave carnicera;
no recuerda la mente de la Historia otro momento de pavor igual.

da. ¿Después de la muerte de Chávez y Fidel, qué esperanzas hay?
JMVV. ¡Hoy no hay contrarios para el águila sajona en América!; y en este apocalipsis del Derecho, parece que arcángeles monstruosos, vuelta la faz a los cuatro puntos del horizonte, anunciarán en sus trompetas la ruina total de los débiles y el triunfo definitivo de la Fuerza; las hordas adventicias del pillaje llenan el mundo, y los perros que lamieron la sangre de Jetzabel, aúllan en la sombra, cerca al cadáver insepulto de pueblos despedazados; la nave de la Equidad humana ha hecho naufragio;

da. Es decir, ¿llegó la mala hora?
JMVV. …¡esta hora de la sangre, esta hora roja! ¡La hora del Terror y la Conquista!

da. Pero algo queda del ejemplo de Cuba, ¿no?
JMVV. Cuba no puede acabar de renacer o de morir sin que nosotros, todos, nos sintamos vivir de su vida o morir de su muerte; no puede ser extraña a pueblo hermano, los funerales de una nacionalidad desaparecida en medio a los festines de la fuerza; ¡oh Polonia del trópico! ¡oh Martí!

da. ¿Qué opina, si me permite, del resurgir de las creencias racialistas y de la teoría de la supremacía blanca que hacen resurgir los seguidores más radicales de Trump?
JMVV. Inglaterra, Alemania y los Estados Unidos proclamaron la grande hegemonía de su raza, que se cree destinada al dominio del mundo en virtud del Derecho Divino de ¡a Fuerza; ellos dieron la palabra de orden de la liga formidable: los fuertes serán siempre los fuertes, y los débiles están llamados a desaparecer; y ante este huracán de conquistas que por todas partes avienta pueblos y razas, y barre los débiles como ramas secas de una selva.

da. Es decir, lo que Negri y Hardt llaman el Imperio…
JMVV. La América sueña o calla; cuando se habla de Conquista sus hombres de Estado ríen… eso los libra del trabajo de pensar; cada vez que un grito de angustia, una alerta cualquiera llega a sus oídos, ellos ríen…

da. Pero está la prensa, al menos…
JMVV. Una prensa mediocre o venal les hace coro;
y es una carcajada homérica…
y los Sumos pontífices de la Histrionía, ríen de la Conquista; y sienten que las uñas de la zarpa se clavan en el corazón del Continente, y ríen, y ríen…; la prensa seria se ocupa por intervalos de este problema, pero una prensa tumultuosa y pueril, ahoga la voz del patriotismo; se siente miedo de mirar al porvenir.

da. Esa prensa mediocre o venal, que usted menciona entonces, ¿prende incienso al bárbaro?
JMVV. ¡Y así se han empeñado en hacer creer a esos pueblos, en la generosidad de aquel coloso, en ponerles como modelo la Gran República, en pintársela como amiga y como hermana! ¡Oh, doloroso y funesto error!

da. Ahora hacen renacer, él y sus seguidores, la vetusta idea de verse como una raza superior.
JMVV. Raza voraz, enemiga y desdeñosa, pueblo inmenso, bastardo y cruel, insolente y despectivo hacia nosotros, con una idea monstruosa de su superioridad y una invencible idea de Conquista; ¿por qué no pintarle como es, este país heteróclito, orgulloso y dominante, que nos codicia y nos desprecia, turbión de razas aún informe y amenazante que va sobre nosotros?

da. Pero nadie se ha opuesto a que esta visita se cumpla. Además, nadie ha podido decir quién lo invitó, ¿o cree usted que anuncio visita sin que nadie se la solicitara?
JMVV. Ante el tropel de aventureros, que marchan, callar es un delito; es la hora trágica para los débiles; y debe anunciárseles; el triunfo, cayendo sobre la fuerza como un torrente que engruesa otro torrente, lo ha hecho irresistible; la Victoria ha hecho augusto el Crimen: el apetito del monstruo se ha despertado; el león no conoce otra enfermedad que el disgusto de los alimentos, dice Plinio.

da. ¿Pero acaso usted no ve fin a este dominio?
JMVV. El verso de Homero, que hizo llorar al romano, parece vibrar, no ya para un pueblo, sino para una raza: Troya también verá su último día;

da. Pero no se ve tan próximo.
JMVV. El águila que se escapaba de las hogueras en las orgías tirianas, cubre hoy con sus alas toda la extensión del globo; nada detiene su vuelo majestuoso; su aleteo formidable pone pavor en la conciencia humana, y una sola pluma caída de sus alas, basta para aplastar un pueblo;

da. ¿Alguna esperanza?
JMVV. ¡Despertad los cóndores de Ayacucho; ¡despertad los cóndores de Maipú!… Y nuestros pueblos duermen indolentes, en medio de su pompa florestal; soberbios, descuidados, nada escuchan; ciegos por sus pasiones, nada ven; el rumor de sus escándalas atruena sus oídos y el fulgor de sus hogueras les deslumbra las pupilas; ensordecidos por sus querellas, por el rumor de sus disputas bizantinas no sienten los pasos del Conquistador que avanza… y despertarán ante el Invasor, con la cándida sorpresa de los habitantes de Tarento, al ver la blanca aparición de las velas latinas, como la proyección de un vuelo de palomas, aparecer tras el Junius Lacinianum, el Promontorio Sagrado;

da.: …y el Conquistador avanza… Es indudable que su visita tiene como mira, en realidad, a Venezuela.
JMVV. Los bárbaros van al Capitolio; ¿a dónde están los gansos divinos que perturben el sueño de esos pueblos?; ante el peligro anunciado, habrá quien dude y ría…; en la onda del cretinismo que sube al horizonte, todo es posible; vee ridentibus…; y el águila del Norte eriza sus plumas y mira al Sur…; ya va a extender su vuelo…

da. ¿Y quién debe dar el grito de alerta, entonces?
JMVV. Los hijos de Martí, Bolívar y San Martín deben dar el grito de alerta: ¡a mí, Auvergne! El yanqui… ¡he ahí el enemigo!… aunque caiga después cubierto de dardos y bañado en sangre; caer sin haber temblado, es la Victoria.

da. El Sueño bolivariano no fenece, cree usted.
JMVV. Bolívar, dio la palabra salvadora, en los espasmos de la muerte, envuelto en las brumas augúrales de su inmortalidad. Unión, Unión, Unión; así dijo el Genio moribundo; unión de México y de los pueblos de Centro América en una Gran Confederación; unión, liga ofensiva y defensiva de los fragmentos de la Antigua Colombia, algo que levante en los mares del Sur, la sombra augusta de aquella visión imponente y grandiosa; unión del Perú y Bolivia, las dos hijas gloriosas de Ayacucho; unión de Chile y los pueblos del Plata; unión por todo el Continente; unión de pueblos, retoños del latinismo vencido, contra las invasiones crecientes de ese retoño soberbio del sajonismo vencedor.

da. Todo esto suena bastante caduco, ¿no le parece, en pleno siglo XXI?
JMVV. Que en aquellos climas abrumadores, todo se arrastra y nada vuela; que los cóndores emblemáticos han muerto; que nuestro Símbolo de Victoria ha sucumbido;
que no hay el alma latina en América…; ¡mentira! ¡mentira! sofisma vil…; la América del Sur, despertará pisoteada por los hombres del Norte, y no se oirá si quiera su grito al perecer bajo el tacón del invasor; y después de haber deshonrado la Libertad con sus escándalos, deshonrará la Esclavitud con sus bajezas; y los que le anunciaron la hora trágica, morirán lejos… ¿de dolor? no, de vergüenza… el dolor, es para el infortunio inmerecido; la vergüenza, para la infamia consentida.

da. ¿Y qué referentes sobreviven?
JMVV. Bolívar, San Martín, Hidalgo, Morazán, no fueron hombres, fueron pueblos;
y esos pueblos viven;
son cóndores que duermen en las cimas; ellos despertarán, centelleando en el peñón, la pupila somnolienta, enarcando el cuello rojo, como la llama de volcán, y extendiendo el ala negra, pabellón de la Victoria; esperan la llegada de las águilas; ¿que traen sangre en las garras? Ellos conocen esa sangre, porque desgarraron primero el vientre de ese león; las palabras sonoras y grandiosas, no dicen nada a sus corazones atrofiados; ¡la Gloria! ¿es que dice algo a sus oídos ese vocablo, intraducible y cuasi extraño a sus almas nostálgicas del yugo?

da. ¿Algún mensaje para los pueblos del continente, frente a esta avanzada en las cuales se apretarán aún mas los TLC, los aranceles, el proteccionismo a la economía norteamericana a costa de la pobreza de los países del continente?
JMVV. ¡Oh, pueblos de América! ¡la hora ha llegado! Las hordas mercenarias que devastan la tierra han llegado hasta vosotros; no se detendrán;
marchamos a reculones ante ella, por un llano sin senderos, ante un horizonte iluminado de relámpagos; el movimiento de devastación avanza; o armarse ante él, o sucumbir bajo él; he ahí el dilema.

da. Esa fue la consigna de los años sesenta. Pero todo fracasó…
JMVV. Porque de agotamiento en agotamiento, de falta en falta, fueron ciegos al abismo; porque mandamiento tras mandamiento, gloria tras gloria, heroísmo tras heroísmo, todo lo violaron, y lo olvidaron todo; porque sometidos fueron y dóciles se prestaron a la sumisión y al yugo del amo mercenario, que encadenó su cobardía; porque vencidos fueron, vencidos hasta en el corazón protervo, y de su vencimiento hicieron gala y de sus coyundas fingiéronse diademas, y rieron y gozaron en la servidumbre, como esclavos ebrios, que huelgan en jocundia, para diversión del amo; porque deshonraron la esclavitud amándola, y fueron voluptuosos del azote, y pobladores del espanto hicieron concierto con la cadena y acuerdo con la muerte, para esperarla en holgorio y alegría, felices de ser hollados; porque con labios tartamudos elogiaron la iniquidad y en lengua extraña insultaron la virtud, y verbo de servidumbre fue su verbo;

da. Pero…
JMVV. No me interrumpa, joven… –exclamó enfático–, porque el guijarro pronto fue en sus manos a la lapidación de sus profetas, y la piedra de la honda hendió los aires para herirlos; porque en esas manos florecieron las rosas monstruos de la adulación, cuando los amos vinieron; porque como hembras de serrallo, se afanaron en tejerles coronas, y se tendieron ante ellos para ser violados; porque su fortaleza, si la tuvieron, arrancada fue, y hollada fue, como flor caduca, que el torbellino trastomador dispersó en polvo, sobre el valle estéril; porque todo lo que en ellos era corona de gloria y diadema de hermosura, desapareció, como frutas de la vendimia, castigadas con turbión de granizos, y ahogadas en aguas recias que salen de madre; porque hicieron ídolos de los hombres, y adoraron la esclavitud; por eso heridos han sido los pueblos de la América; ¡heridos de gangrena moral! ¡y mueren de ella!

da. En una palabra, ¿cuál es el peligro de la América Latina?
JMVV. El peligro yanky; y, he ahí cerca de tantos y tantos lustros, que vengo anunciando a los pueblos de la América latina, el peligro yanqui; y, con sus oídos, sordos por el rumor de sus vociferaciones, ellos no oyeron; y, con sus ojos turbios por brumas de esclavitud, ellos no lo vieron; desde la soledad de mis dolores, y, de mi ostracismo, sobre las playas del infortunio y, del destierro, por todos los climas donde la tempestad empujó mi barca, mi grito anunciador, y, denunciador no se ha callado… dondequiera que he puesto el pie, he hecho tribuna de las tablas de mi barca, rota por los naufragios, y, desde ella he anunciado a la América Hispana, la llegada de los bárbaros…

da. Que desolador se escucha todo esto, maestro:
JMVV. …y, ella no me oyó;
y, los bárbaros llegaron;
ellos han quitado los más bellos florones a la corona secular de la latinidad vencida y, dispersa en las selvas del trópico; ¡pobres pueblos vendidos, no vencidos! ¡tristes fragmentos de patrias despedazadas, y, repartidas en pública almoneda!


Agradecí su amabilidad para aceptar el dialogar. Me levanté para pagar la cuenta y cuando regresé a la mesa el maestro se había esfumado, huyendo, quizá de una horda de turistas orientales que acababa de ingresar al emblemático Café de L’Ópera. Sobre la mesa sobrevivía el ejemplar de Ante los barbaros con una calurosa dedicatoria. Resolví escapar también del bullicio que se apoderó del lugar y marché a un lugar más recluido en una callejuela del Ensanche, a degustar de un expreso y meditar sobre lo que había escuchado de boca del maestro. Antes de medianoche debía transcribir la entrevista para enviarla justo antes del cierre de la edición de desdeabajo.

Información adicional

Autor/a: Josep María Penedés i Ferret. Exclusivo para desde Abajo*
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