
Duque y Carrasquilla se proponen acabar con la clase media, pretenden un país de pocos ricos y muchos pobres.
A nadie sorprendió que el Gobierno haya anunciado para este semestre una reforma fiscal –cambios en la estructura tributaria y en las disposiciones de gasto público–, era previsible desde que se aprobaron las dos anteriores reformas tributarias, mal llamadas “Ley de financiamiento” aunque en realidad provocó un desfinanciamiento, y “Ley de crecimiento” en cuya aplicación decrecimos. El hueco abierto por Carrasquilla desde la instalación de este gobierno, con o sin covid, habría de causar ese desenlace. El difunto Guillermo Perry entre otras y otros, lo había previsto.
Como el día por fin llegó y hay covid para echarle la culpa, el tema empieza a ser motivo de debate, con un agravante: Colombia es quizás el único país del mundo que discute una reforma tributaria sin conocerla, el bajísimo nivel de transparencia pública del Ministerio de Hacienda y una suerte de premodernismo, nos conduce a que hoy discutamos la reforma que se avecina a través de especulaciones y con información filtrada, pues ni se radica en el Congreso, ni se presenta a la ciudadanía; en cambio sí ha sido socializada con corporaciones, gremios y amigos del gobierno, los verdaderos jefes de Estado.
Aunque no conozcamos el texto para dar el debate concreto, sí tengo algunas certezas que me permiten concluir y de paso, advertir, que Duque y Carrasquilla preparan el peor atentado contra la clase media en medio de la peor crisis económica de Colombia. La eufemística ley de “Solidaridad Sostenible”, en lugar de buscar ingresos gravando la acumulación de grandes capitales y eliminando regalos tributarios a las grandes corporaciones, espera aumentar el recaudo a través de impuestos que castigan el consumo y gravando a los trabajadores que apenas ganen algo más del salario mínimo.
El aumento del IVA es un hecho, bien sea por la vía anunciada por el viceministro de Hacienda –gravar bienes de la canasta básica familiar– o mediante una jugada muy al estilo de Carrasquilla que consiste en decir que no van a aumentar el IVA ni a gravar bienes de la canasta sino que simplemente van a eliminar la categoría de bienes exentos. No se sorprendan que la reforma contenga una combinación de ambas.
La jugadita consiste en que al eliminar la categoría de bienes exentos, los productores de alimentos ahora van a tener que pagar el IVA en los insumos que antes se les devolvía, es decir, la producción alimentaria se va a encarecer y, como es obvio, esos costos adicionales se van a trasladar al precio final. La persona que produce arroz antes podía deducir el IVA pagado en los insumos que compraba, con la nueva jugadita ya no va a obtener ese beneficio. Si producir arroz se hace más caro, por lógica el precio del grano aumentará.
También se ampliará la base gravable del impuesto a la renta a personas naturales. Según las últimas declaraciones del viceministro de hacienda, Juan Alberto Londoño, las personas con ingresos mensuales a partir de los 2,5 millones de pesos podrían empezar a, no solo declarar, sino a pagar renta.
En síntesis, Carrasquilla pondrá a declarar renta a los trabajadores de clase media baja y va a provocar un aumento en los precios de la comida.
Está sobrediagnosticado que la variable más afectada durante esta crisis ha sido la demanda. Es ilógico, entonces, implementar una reforma que reduzca el ingreso disponible de los hogares de la clase media y encarezca los bienes y servicios básicos en la economía; esto generará una contracción incluso mayor en el consumo interno, y si el consumo interno se debilita, las empresas no venden, no producen, no contratan gente, no pagan salarios, no tributan y la economía se deprime aún más.
En una suerte de confesión, el gobierno dice que la reforma vendrá con subsidios a los más pobres para paliar el golpe que sobre estos recae, sin embargo las transferencias anunciadas además de insuficientes están focalizadas de tal forma que desamparan a las poblaciones vulnerables que por razón de su condición y de la incapacidad del Estado para identificarles, no son sujetas de subsidios. La reducción del ingreso a la clase media es un empujón hacia la pobreza y mantener los beneficios tributarios a los percentiles más altos, un trato diferencial e injusto que ampliará la brecha de la desigualdad.
Duque y Carrasquilla se proponen acabar con la clase media, pretenden un país de pocos ricos y muchos pobres.
8 de abril de 2021
* Senador de la República por el Polo Democrático Alternativo.
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