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Covid-19 y necropolítica: cuando los países ricos dejan morir a los pobres

Covid-19 y necropolítica: cuando los países ricos dejan morir a los pobres

De acuerdo con la revista Nature –una de las más prestigiosas revistas científicas en el mundo– los países más pobres apenas recibirán las primeras vacunas en 2023, a pesar de los ruegos y las solicitudes1. Esta es la expresión puntual de una política abierta y sistemática de muerte: necropolítica. Los más ricos ya no necesitan matar a los pobres: simplemente los dejan morir.

 

La necropolítica

El concepto de necropolítica fue originariamente acuñado por Mmembe Achille –un importante filósofo camerunés– en 20032. Con él se alude a una política que se funda en el poder de la muerte, y puede ilustrarse, sin dificultad, en casos como la esclavitud, el apartheid, el colonialismo de Israel sobre Palestina, la figura de los kamikazes suicidas alrededor del mundo y, definitiva y concluyentemente, en las políticas públicas de salud. La crisis del covid-19 permite exponer a plena luz del día, como ningún otro caso, la implementación de la necropolítica por parte de los gobiernos, los Estados, las corporaciones, las farmacéuticas, y los ejércitos más poderosos alrededor del mundo. Literalmente, ya no es necesario matar a poblaciones enteras; sencillamente basta con dejarlas morir.

Son numerosas las prácticas y ejecuciones de la necropolítica. Por ejemplo, demorar o impedir planes masivos de vacunación; o bien no emprender políticas de prevención y salvamento de poblaciones vulnerables, ya sea por razones naturales o bien por factores sociales, económicos, políticos y militares. Cuando alrededor del mundo las poblaciones se quejan de que “el Estado o el gobierno no han hecho presencia”, se trata exactamente de políticas de muerte por omisión. 

Desde luego que existe el terrorismo de Estado; evidentemente que las masacres son acciones premeditadas y que obedecen a planes y a actores concretos. Naturalmente que los numerosos gobiernos acuden –así sea de manera velada– a grupos paramilitares para llevar acciones que de otro modo no les serían permitidas. Nada de esto constituye hoy un secreto para nadie. Sólo que, adicionalmente, los gobiernos y las corporaciones han descubierto que la inacción es tan eficaz como los actos violentos, abiertos o sesgados. Pues bien, la inacción del Estado frente al sufrimiento humano se denomina exactamente necropolítica: política de muerte manteniendo a las poblaciones en estados intermedios entre la vida y la muerte en los que, finalmente, la muerte acontece como una acción inevitable. El terrorismo de Estado se refina como necropolítica. Algo de lo cual la ciencia política normal, las políticas públicas y los estudios de gobierno parecen no tener ningún conocimiento o, lo que es peor, guardan un silencio cómplice.

Bioética, biopolítica y necropolítica

La conclusión no admite dilaciones: existen países inviables, análogamente a como existen economías no-viables y sistemas políticos no-viables. Esto es, sistemas frente a los cuales, verosímilmente, cualquier acción, cualquier plan de acciones está condenado al fracaso.

En ese marco y con el proceder de los principales países, y de grandes grupos económicos, ante la pandemia, asistimos a la más crasa expresión del darwinismo social en su expresión: los más pobres no son necesarios para la vida en la Tierra, y ciertamente no para las artes, la cultura, la ciencia y la tecnología de punta en la humanidad. El mundo es para los más aptos: y los aptos son entonces los ricos.

Es una realidad que también sirve para reafirmar que una mala política es aquella que produce sufrimiento humano, punto. Más allá de banderas, himnos, colores, gobiernos, estadistas, ministros, alcaldes o lo que se quiera. Todo lo demás es lo de menos. Esto es, una necropolítica sabe del sufrimiento humano, pero es indolente frente a las gentes. La indolencia, la insensibilidad y la inacción son expresiones incontestables de estructuras mentales y afectivas perfectamente sociópatas o psicópatas. La diferencia en este punto no es importante. Esto es, se trata de la total disociación entre la afectividad y las conductas reguladas. Allí donde no existe ninguna conexión afectiva de ninguna índole con los que sufren, allí viven y actúan sociópatas y psicópatas. Basta con una mirada cuidadosa a la psicología clínica, a la psiquiatría y a las neurociencias. El diagnóstico no puede ser menos evidente: los gobernantes y tomadores de decisión (CEOs) son en su mayoría enfermos mentales que están enfermando a sus sociedades y pueblos.

En esto consiste, sin ambages, la necropolítica.

Desde cualquier punto de vista, afirmar que hay personas, pueblos y países inviables constituye un exabrupto. Tanto más si se trata del momento de la historia de la humanidad en que esta ha logrado el mayor bienestar material que jamás han conocido los seres humanos; en contextos de los derechos humanos, del diálogo entre civilizaciones, el surgimiento de temas como la ciudadanía mundial, la Carta de la Tierra, los objetivos del desarrollo sostenible, y varios más, sostener que hay países que no merecen vivir es una señal total de irracionalidad e inhumanidad.

Ahora bien, la verdad es que, abiertamente, los países más desarrollados –la Ocde, el G-7, los diferentes frentes multilaterales, los organismos multinacionales– no lo han dicho así expresamente, al día de hoy. Pero es que no hay que decirlo para entenderlo.

En este estado de cosas, cualquier cosa que se diga sobre la ética, sobre la cooperación internacional, sobre la democracia y la gobernabilidad, por ejemplo, resultan vacías. Algo menos que ciencia ficción. La necropolítica es la pax política del neoliberalismo.

Cuando los ejércitos son reemplazados por las corporaciones y los gobiernos 

La función principal de los ejércitos y sistemas de policía fue atacar, derrotar al enemigo, hacer la guerra y, si era posible, al cabo, vencer. Pues bien, esta función de los mecanismos de seguridad del Estado sigue vigente. Sólo que ahora, mancomunadamente con los grandes medios de comunicación, está la función de desinformar.

Mientras que ejércitos –y demás sistemas militares, de policía y de seguridad– actúan, los gobiernos y las Corporaciones –por ejemplo, las grandes industrias farmacéuticas– dejan de actuar. Esto es, específicamente de cara al Estado, dejan de ser garantías de vida, seguridad, desarrollo humano, paz y protección de la naturaleza.

Las selvas están siendo taladas, y los gobiernos “no saben” ni hacen nada. Los líderes ambientalistas están siendo sistemáticamente asesinados alrededor del mundo, y los gobiernos “no saben” nada, no hacen nada. Los ríos, las aguas dulces, los mares están siendo contaminados, y nadie hace nada efectivo. Asesinan periodistas alrededor del mundo, se nombran comisiones de estudio y seguimiento y al cabo, impera la impunidad pues “nadie sabe nada” ni nadie hace nada.

En este marco de cosas, los gobiernos han entrado en la línea de acción de la inactividad. Y es esto lo que caracteriza a la necropolítica. Se abandona a la gente, en una oscilación entre vida y muerte, a la voz cantante, final de la muerte, pues los gobiernos, al igual que los ejércitos y las Corporaciones, no saben para nada de vida.

Literalmente, los gobiernos y las Corporaciones diseñan cómo debe morir la gente, y el diseño tiene la forma de la inacción, de la inoperancia, de la no-presencia, en fin, del olvido.

Es exactamente a esta gente a la que le encanta hablar de incertidumbre. Si existe una palabrita que permea los ambientes políticos, financieros, militares y corporativos es la incertidumbre; la idea consiste en trasmitirle a las gentes que la vida está llena de incertidumbres, con lo cual se sientan todas las condiciones para inmovilizar a la sociedad y creer que la muerte es un asunto específicamente individual. La necropolítica no es otra cosa que la incertidumbre de la vida y la palabra final de la muerte. Hay que tener mucho cuidado con las semánticas producidas y que circulan.

La política también consiste en establecer con claridad qué dice, qué no se dice y cómo se dice lo que se dice. Es en esto en lo que consiste el diálogo entre política, vida y sociedad del conocimiento. Desde luego que se hacen cosas con palabras. Y es que las palabras son expresivas también en lo que callan, en lo que ocultan.

De este modo, cuando las gentes se quejan del alejamiento del Estado, de la demora de los aparatos del Estado en llegar a tiempo y cumplir su función garantista de la vida, es porque hay, veladamente, planes diseñados de muerte. Estos planes fueron originalmente descubiertos y estudiados por A. Mbembe. Mientras que los filósofos normales se llenan la boca hablando de Platón, Aristóteles, Kant o Hegel, por ejemplo, o más recientemente, de Byung-Chung Han, ignoran o guardan un amplio y sospechoso silencio sobre, por ejemplo, A. Mbembe. El colonialismo cultural, intelectual y académico consiste en un amplio manto de silencio sobre los filósofos, artistas, escritores y pensadores del Sur Global. El Sur también existe.

Conclusiones parciales

Los países más pobres no recibirán vacunas antes de 2023. La noticia procede de una revista científica. Pero ha tenido eco en algunos de los más importantes medios de comunicación, como The Economist3, The Wall Street4, Journal, Quartz5, France246, y otros. Pues bien, el Sur Global no puede permanecer silencioso ni ajeno a estas políticas de muerte. Ciertamente, la noticia se hizo pública por primera vez el pasado 5 de julio, pero no ha habido hasta la fecha ningún pronunciamiento de un Sur Global unido e integrado frente al Norte rico, opulento y asesino. Y hay que proceder. Los países más ricos están comprando todas las reservas de vacunas actuales y a futuro. De suerte que la llamada “comunidad Internacional” es un embeleco de los más ricos contra los más pobres. Hipocresía total. Nada que atente contra la vida puede ser aceptado. 

Pues bien, la más reciente expresión de la necropolítica se pone en evidencia con el covid-19. Sin embargo, es sabido que el principal problema político, económico y social no es éste. Antes bien, se trata de la crisis climática que ha puesto suficiente de manifiesto que los países, las ciudades, las poblaciones costeras sufrirán enormemente con la subida del nivel de los mares debido al calentamiento global. Pues bien: cabe anticipar, desde ya, que no habrá políticas de ayuda y cooperación hacia los más pobres. La gente es abandonada a su destino; y cada cual, entonces, creerá, erróneamente que cada quien tiene que morir cuando le toca y que la vida no está comprada. Que es cuando la víctima acepta su destino y cree que sólo ella es la culpable. La necropolítica llevada a su última expresión. 


En español se consiguen los siguientes libros de Achille Mbembe: Necropolítica, Ed. Melusina, 2011; Políticas de la enemistad, Ed. Ned, 2018; Crítica de la razón negra, Ed. Ned, 2016. Otros libros se consiguen en inglés, tales como On the Postcolony (“Sobre la postcolonialidad”); Les jeunes et l’ordre politique en Afrique noire (Los jóvenes y el orden político en el África negra), entre otros.

Significativamente, los libros de Mbembe no se encuentran publicados por parte de los grandes grupos editoriales comerciales, dominantes de las cadenas de distribución.

 

 

 

 

 

 


 

1 https://www.nature.com/articles/d41586-021-01762-w 

2 Mmembe, A., (2003). “Necropolitics”, en: Public Culture, 15 (1): págs. 11-40; disponible en: https://muse.jhu.edu/article/39984/summary

3 https://www.eiu.com/n/85-poor-countries-will-not-have-access-to-coronavirus-vaccines/

4 https://www.eiu.com/n/85-poor-countries-will-not-have-access-to-coronavirus-vaccines/ 

5 https://qz.com/2017272/rich-countries-are-buying-up-all-the-covid-19-vaccines/ 

6 https://www.france24.com/en/europe/20210610-g7-to-distribute-1-billion-covid-19-vaccine-doses-globally-by-2023-johnson-says. 

Información adicional

Autor/a: Carlos Maldonado
País: Colombia
Región: Suramérica
Fuente: Periódico desdeabajo Nº282, julio 20 - agosto 20 de 2021

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