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“Se colocaban bombas lacrimógenas en celdas”

“Se colocaban bombas lacrimógenas en celdas”

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), organismo que pertenece a  la Organización de Estados Americanos (OEA), visitó Honduras hace dos semanas para verificar en qué situación se encuentran los habitantes del país centroamericano tras el golpe de Estado contra el presidente Manuel Zelaya, ocurrido el pasado 28 de junio.

Cuatro representantes de diversos países formaron parte de la comitiva, entre ellas su presidenta, la venezolana Luz Patricia Mejía. Desde Caracas, la funcionaria   explica a El Telégrafo el contenido del  informe preliminar -el definitivo se prevé que esté a fines de año- que elaboró la comisión.

¿Cuál es el balance general de su visita a Honduras?
Encontramos tres patrones que son  los más obvios de violaciones de los derechos humanos. El primero está vinculado con las detenciones arbitrarias. En ese sentido  hubo represión hacia un sector político, que son los seguidores de Zelaya y/o los seguidores del regreso a la constitucionalidad. Lo planteo con mucha claridad, pues hay personas que no tienen  una posición a favor de Zelaya, lo que tienen es una postura a favor del regreso de la constitucionalidad.
 
Hubo represión, ¿cómo?
 Ese  es el  segundo patrón. Un mecanismo de uso excesivo de la fuerza. Y cuando hablamos de uso excesivo de la fuerza, es que pudimos identificar, a través de testimonios  de participantes de manifestaciones, que habían sido lesionados y maltratados. Y el tercer patrón, una cantidad de métodos de control contra el libre flujo de la información.

¿De qué forma las  personas eran   sometidas?
Por ejemplo, a través de toletes o bastones policiales. Personas que estando ya detenidas  se les colocaba bombas lacrimógenas en las celdas. Una vez que los organismos de seguridad recibían la orden de desalojo, el proceso que se iniciaba para reprimir una manifestación era absolutamente violento.  
 
Hablemos del segundo punto, fuerzas policiales contra seguidores de Zelaya…
Una de nuestras principales preocupaciones era dónde estaban  las personas detenidas, porque  conocíamos  que habían alrededor de cinco mil, pero comprobamos que las detenciones no   terminaban en un proceso. Eran detenciones básicamente en el marco de un decreto cuestionable en términos no solo jurídicos, sino en los de derecho internacional y de los derechos humanos, que es el decreto de Restricción de Garantías, y que -salvo escasas excepciones- no duraban más de 24 horas. Pero había un problema  adicional.

 ¿Torturas?
Los malos tratos los pudimos identificar como le señalé anteriormente, el problema es que no había registro de las personas  detenidas, con lo cual los elementos para poder determinar si una persona estaba o no presa eran muy frágiles.

Y tampoco se pudo registrar que fueron maltratadas…
Claro, nadie lo registraba. Salvo escasas excepciones, el Ministerio Público era notificado de la detención. Las organizaciones de Derechos Humanos, que son las que han tenido un papel más activo y  las que han estado vigilantes ante estos hechos, tenían la información sobre el estado de  salud de las personas.

¿Hay personas detenidas ahora?
Tuvimos la oportunidad de visitar a doce detenidos por una manifestación ilícita y, de ellos, tres fueron puestos en libertad plena y otros seis iban a ser procesados.

Pasemos al caso de los  fallecidos, el informe habla  de cuatro muertos…
Pudimos obtener información concreta de cuatro personas fallecidas en el marco de las manifestaciones. De ellas, dos habrían fallecido por proyectiles, cuyas características eran de uso oficial, es decir de armas rápidas a la que solo tenían acceso los organismos de seguridad.   Sin embargo, a través de la Fiscalía conocimos   que el proceso de investigación no ha sido tan rápido, y que la dificultad  está vinculada con la poca colaboración que la gente presta para la investigación debido a la poca credibilidad que tiene  la institucionalidad democrática del Estado.

¿Cuál es la situación de  los medios  de comunicación?
Uno  está  en el proceso de polarización y dos,   que con su participación activa en este proceso de polarización, magnifican los elementos para que las personas sigan polarizadas. Por ejemplo, los medios que apoyan el golpe de Estado no informan sobre la represión, ni de   los   detenidos ni sobre la violación de los derechos humanos. Por otro lado, hay un ataque claro a aquellos medios que están informando.

¿Cómo?
Fueron militarizados después del golpe de Estado varios medios. Además, se interrumpieron las transmisiones,  porque se suspendió  el servicio eléctrico en las zonas donde  funcionan las radios.

¿Hay medios cerrados?
Han sido cerrados medios que han vuelto a abrirse, pero que durante el tiempo en que fueron cerrados les han generado  miedo, que impide que cuando  se vuelven a abrir, puedan libremente plantear los hechos.

Después de la visita de la CIDH, hubo una serie de críticas de los seguidores de Zelaya y del gobierno de facto, este último  dijo que el informe no les satisfizo porque respondía a la orientación  de la OEA
Sabíamos que había una opinión de sectores manejados por el gobierno de facto de que el informe que hiciera la comisión  iba a ser parcializado. Pese a lo que se ha dicho, la CIDH se reunió con ambos sectores de la población hondureña, que nos permitió una visión muy amplia de lo que está ocurriendo, pero quizás el hecho de que la comisión no haya fijado posiciones políticas generaba una expectativa respecto al papel político que podía hacer la comisión.

Pero ¿respondían a la orientación del Secretario de la OEA?
La CIDH es un órgano imparcial de la OEA, para nada recibimos instrucciones del Secretario General. Lo que pasa es que la comisión tiene una posición frente al golpe, que coincide con la OEA, lo cual  no significa que  sigamos sus instrucciones.

En el caso de los seguidores de Zelaya, ellos criticaron que la comisión estuvo    poco tiempo…
Había  mucha expectativa de que la comisión montara una oficina de manera permanente y nos quedáramos  mucho más tiempo, porque los mecanismos de represión en la semana que estuvimos desaparecieron.  La gente quería que esta situación que se mantuvo en ciertos niveles de calma dure más, pero eso no nos corresponde. Además,  no tenemos los recursos ni la capacidad de hacer ese trabajo. Nunca lo hemos hecho.

Diana Auz
[email protected]
Editora de Mundo

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