La cuadragésima edición del Foro Económico Mundial, el encuentro más famoso de líderes gubernamentales y de negocios del mundo, terminó ayer en Davos, tras cinco días de actividad, con un consenso general sobre la fragilidad de la recuperación, pero sin un acuerdo de cómo estimular el crecimiento del empleo y prevenir otra turbulencia económica global.
En la reunión anual, que convoca a personas con mucho poder y ego, se sintió algo de humildad y conciencia ante la incertidumbre sobre cómo se superará la primera crisis financiera mundial.
El Foro de Davos, que reunió a 2.500 líderes internacionales en los Alpes suizos, tuvo también varios debates encendidos sobre si se necesita más regulación en el sector financiero, cómo reducir el desempleo mundial y la manera de encontrar formas para que la recuperación incipiente se mantenga durante 2010.
El director general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, manifestó que actualmente tiene lugar una vuelta al crecimiento económico “más pronto de lo que se esperaba, pero que todavía es frágil”.
El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, afirmó que se debe “mejorar notablemente la regulación” del sistema financiero y hacerlo “más resistente que antes” con normas globales.
Larry Summers, principal asesor de política económica del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, señaló que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) estadounidense en el cuarto trimestre de 2009, del 5,7 por ciento, no es suficiente “para descorchar la botella de champán”.
“Lo que vemos en Estados Unidos, y quizá en otros países, es una recuperación económica estadística y una recesión humana”, señaló Summers, en referencia a que “uno de cada cinco hombres en una edad entre 25 y 54 años no trabaja en estos momentos, lo que contrasta con el empleo del 95 por ciento de los años sesenta”.
El director del Banco de Pagos Internacionales, Jaime Caruana, advirtió que los mercados vuelven a tomar riesgos a corto plazo lo que no contribuye a la estabilidad, e hizo hincapié en que los bancos deben sanear sus balances y en que no se puede volver al crecimiento basado en el endeudamiento.
En el terreno de los líderes políticos, el mediático presidente francés, Nicolas Sarkozy, convertido en campeón del capitalismo de rostro humano, cerró oficialmente el foro con fuertes críticas a los excesos del sistema, y dejó también varias frases para la historia.
“Todos sabemos lo que hubiera ocurrido sin la intervención estatal para mantener la confianza y apoyar la actividad: todo se habría hundido”, afirmó Sarkozy.
“No es una cuestión de liberalismo, ni de socialismo, ni de derechas, ni de izquierdas, es una realidad”, agregó.
Latinoamérica tuvo una fuerte presencia con los presidentes de Colombia, Álvaro Uribe, y de México, Felipe Calderón, dos habituales de esta cita, donde multiplican sus encuentros de negocios para atraer inversiones.
Calderón se presentó, además, como adalid de la lucha contra el cambio climático, de cara a la próxima reunión que se realizará en noviembre próximo en Cancún, México, en busca de un acuerdo que sustituya al de Kioto, y tras el fracaso de la cumbre de Copenhague.
Esta edición del foro fue también la del “estreno” en Davos del presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, quien aseguró ante la elite económica y empresarial mundial que España es un país “cumplidor” y la defendió de las críticas que ha recibido por su alto déficit y desempleo.
“Nadie se va a salir del euro, sino que tendremos más países; el club del euro es un club fuerte, con un vínculo sólido de apoyo recíproco, que nadie se equivoque”, recordó a quienes han sugerido en Davos que países como España o Grecia pueden lastrar la eurozona.
EFE / AP
Davos, Suiza
Davos alerta de una inminente crisis social por el auge del paro
Tres billones de euros después, “estamos ante una recuperación estadística y una recesión humana”, asegura Larry Summers, asesor económico de Barack Obama. Cuando empezaron a caer los bancos, a los Gobiernos de todo el mundo no les tembló la mano para poner en marcha millonarios planes de rescate para las entidades financieras y costosos paquetes de estímulo económico para detener la sangría. La recesión fue menos funesta de lo que muchos esperaban, pero las secuelas están siendo más severas: ahora que la recuperación ha empezado -China crece a una velocidad de crucero del 10% y EE UU por encima del 5%-, los capitanes de la banca, las empresas y los Gobiernos reunidos en Davos, dan por hecho que el desempleo seguirá creciendo a lo largo de 2010, tal vez incluso más allá. Nadie discute ese dogma: históricamente el paro sigue aumentando cuando la recesión ya se ha esfumado. “A nadie parece preocuparle, pero estamos ante potenciales (e inminentes) crisis sociales y políticas si el desempleo sigue aumentando a este ritmo”, aseguró en Davos Juan Somavía, director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
“Necesitamos el mismo dinamismo político para detener la sangría del desempleo que el demostrado para rescatar a los bancos”, explicó Somavía. El paro aumentó en 27 millones de personas en todo el mundo en 2009, en el segundo año de la mayor recesión de las últimas décadas. Prácticamente la mitad de la pérdida de empleo se concentró en el mundo desarrollado: 12 millones de personas engrosaron las listas del paro en EE UU, Japón y Europa, con tasas de paro que van del 10% norteamericano y europeo al 18% español. Los niveles de empleo previos a la crisis no se alcanzarán hasta dentro de cinco años, y en algunos casos hasta dentro de una década. Y la gente no olvida que todo empezó en la banca: “Los banqueros son el enemigo público número uno”, explicó Junichi Ujiie, de Nomura. “Pero los Gobiernos pueden empezar a tener problemas si los últimos coletazos de la crisis siguen castigando el desempleo”, añadió Somavía, que ve en las últimas iniciativas para regular los excesos financieros una primera respuesta política a la creciente irritación popular.
Y sin embargo, en Davos apenas preocupa el paro. El Foro Económico Mundial ha perdido parte de la fe en el cóctel de desregulación (sobre todo financiera), innovación y globalización, la Santísima Trinidad que caracterizó las demandas de Davos durante años, pero no tanto como para entonar un mea culpa por esa receta, que está en la raíz de la Gran Recesión. Como máximo, se ha suavizado el mensaje. Las grandes amenazas para los banqueros y hombres de negocios reunidos en Suiza son la nueva regulación financiera, que castigará los beneficios de la banca, y una posible burbuja generada por la deuda pública, tras los fuertes planes de estímulos keynesianos para evitar una depresión. El tercer desafío, a mucha distancia, es el miedo al proteccionismo comercial. “El paro no aparece en los debates de Davos. Tan sólo de rebote, cuando los Gobiernos y las empresas advierten que la subida del desempleo genera presiones en el interior de los países para cerrar las fronteras, como las que han aparecido entre EE UU y China”, advierte Somavía.
Davos cerró ayer la edición de 2010 con un optimismo contenido. Con los banqueros tensos por la vuelta de tuerca a la regulación de Obama, que deberá debatirse en el próximo G-20. Y con los mercados al borde del ataque de nervios por los rumores sobre la crisis fiscal griega, que está castigando a otros países de la periferia de Europa. El miedo a una burbuja en China también empieza a calar: el gobernador del banco central chino, Zhu Min, aseguró ayer que 2010 es un año “particularmente importante” para el gigante asiático y anunció nuevas medidas para mitigar el exceso de capacidad en sus plantas de acero, de cemento y en otras industrias. Eso supondrá cerrar fábricas. Más paro. Algunos observadores -y la propia OIT- no descartan que el conjunto de la crisis deje una factura total de 50 millones de desempleados.
La recuperación está en marcha, pero aún es quebradiza. Para el premio Nobel Joseph Stiglitz, las presiones de los mercados para retirar los planes de estímulo e impulsar políticas de austeridad -como en el caso de España- “pueden causar una recaída en la recesión y disparar el desempleo”. El Fondo Monetario Internacional (FMI) también antepone el riesgo de una segunda crisis económica a los temores a una burbuja de deuda. En la clausura del Foro, el presidente de Deutsche Bank, Josef Ackermann, explicó que la recuperación del empleo es esencial para una recuperación sostenible. Gobiernos, empresas y banca “perderán la confianza de la gente si dan una respuesta meramente técnica” a los desafíos de la Gran Recesión, dijo Ackermann. Y ese desasosiego es el mejor caldo de cultivo para prender la mecha de los conflictos sociales.
Por CLAUDI PÉREZ – Davos. El País, Espáña
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