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Encuentro nacional de experiencias de carnaval y educación

Encuentro nacional de experiencias de carnaval y educación

El 6 y 7 de febrero, la Universidad del Atlántico y la Fundación Cultural Espacio Caribe, con motivo del Carnaval de Barranquilla, invitaron a los investigadores, docentes y hacedores de cultura, a pensar en una educación orientada desde la cultura y todos los saberes que en ella se comprenden. Aquí las impresiones de esta semana de fiesta y reflexión.

 

La reflexión sobre educación y cultura festiva, y el intercambio de las experiencias que adelantan en sus centros educativos, fueron los ejes que motivaron el encuentro de docentes en vísperas del Carnaval de Barranquilla; motivo de aprendizaje y goce. Aquí unas impresiones de esta experiencia.

 

En las instalaciones de Combarranquilla (Unidad Bostón), los pasados 6 y 7 de febrero, la Fundación Cultural Espacio Caribe y la Universidad del Atlántico extendieron una invitación a todos los investigadores, docentes y hacedores de cultura en el país, a reunirse alrededor de la educación y la cultura festiva en el Encuentro Nacional de Experiencias de Carnaval y Educación.

 

Esa relación entre educación y cultura festiva, eje del encuentro, se configura como una alternativa innovadora y favorable a lo largo de todo el territorio colombiano, gracias a sus aportes en aspectos propios de nuestra realidad nacional como la convivencia y la construcción de ciudadanía. Esto dado que, en un país de gran riqueza, las manifestaciones culturales (muchas de ellas declaradas Patrimonio Intangible de la Humanidad, como el Carnaval de Blancos y Negros, San Basilio de Palenque, la música de marimba del Pacifico, las fiestas de San Pacho y el Carnaval de Barranquilla -entre las mil y más fiestas que se realizan año tras año por toda nuestra geografía nacional-), se constituyen en un material que abarca todos los campos del saber y permiten orientar el rumbo de la educación de calidad de nuestras instituciones.

 

Así pues, partiendo de esta relación, a dos días de que el “Carnaval del Bicentenario” llene de alegría todos los rincones de la ciudad, y participando de los diálogos suscitados por los más de veinte ponentes que concurrieron al evento, el Encuentro Nacional de Experiencias de Carnaval y Educación se constituyó en un ejercicio previo y enriquecedor al dimensionar la responsabilidad que todos los colombianos tenemos de preservar el Carnaval de Barranquilla como aglutinador de las más diversas expresiones de la cultura Caribe, la misma que nos identifica en cualquier rincón del mundo.

 

A propósito de los ponentes, con gusto brindaría como mínimo un párrafo a cada uno de ellos y a la descripción de sus trabajos, a los que le han dedicado la mayor parte de su vida. Respetuosamente quisiera hacer mención de algunos de ellos que, de manera concreta, le aportan a la educación y a la salvaguarda de la cultura a partir de los niños y los jóvenes universitarios. Debo mencionar entonces, a los profesores Manuel Antonio Pérez Herrera, que este año fue “Congo de Oro” con su trabajo Son de Negro; Álvaro Bustillo, candidato a Rey Momo con su trabajo en la danza de tradición El Garabato, y Julio Adán Hernández M, quien de manera puntual ha dado una respuesta a la preservación del Carnaval de Barranquilla con la realización del “Carnaval de los Niños”. De igual manera, menciono a las investigadoras Verónica Ahumada, Rocío Varela, Esther Hernández y Átala Ochoa Torrenegra, cuyos trabajos se pueden consultar en http://espaciocaribe.blogspot.com, incluyendo la ponencia que presentó el Colegio Marco Tulio Fernández en representación de Bogotá.

 

Ahora bien, siguiendo con el desarrollo del encuentro, mientras este se daba, la rigurosidad académica se complementaba con el ambiente próximo a la festividad: la ciudad se alistaba para la Batalla de las Flores, el evento inaugural que se realiza en el cumbiódromo y que se da paralelamente al desfile de la 44 y el desfile de la 17 (ese solo aspecto evidencia el número de participantes, su organización interna en la realización de comparsas y lo que conlleva en la producción material, carrozas, danzas, disfraces, vestuario, música y demás accesorios que se fortalecen de generación en generación). Entre tanto, en el interior de los auditorios del evento, y afuera de estos, en conversaciones espontáneas con los ciudadanos que nos atendían en cualquier lugar, se expresaba la inquietud por los riesgos que ellos reconocen se corren en la realización del carnaval de su ciudad.

 

Los primeros dejaron ver su preocupación frente al Carnaval como espectáculo, su comercialización y administración del mismo (de ahí la creación de los carnavales inaugurales paralelos). No ocultaron su preocupación por la presencia de elementos culturales extranjeros y por la participación de distintas iglesias, a pesar del reconocimiento que este Carnaval es la fiesta más auténtica que se rige por el calendario católico desde siglos atrás, para empatar con el inicio de la cuaresma, por eso se le llamaba carnestolendas.

 

Los segundos, por su parte, se manifestaron sobre el Carnaval según las circunstancias. En sus declaraciones destacaron repetitivos aspectos en materia de seguridad, violencia, pobreza, desplazamiento, exclusión. Temas que son precisamente los mismos que tenemos que abordar a diario en nuestras instituciones escolares a lo largo y ancho de todo el país. Sus angustias, especialmente en lo concerniente al derecho a la vida y a vivirla con calidad, también son las nuestras como educadores. Sólo como ejemplo cito el esfuerzo que se realiza en cualquier institución escolar por compartir una expresión cultural como la cumbia, invitar a unos jóvenes a interpretarla con sus instrumentos autóctonos o narrarles las historias del mestizaje que le dio origen; para que en un abrir y cerrar de ojos, las telenovelas sobre el narcotráfico, las canciones norteñas los desplazamientos y la guerra, nos obliguen a todos a pensar nuevamente ¿por dónde es que empezamos?

 

Lo cierto es que la frase que se ha acuñado a lo largo de la historia “Quien lo vive es quien lo goza” va más allá de la rumba. El legado cultural, su comprensión, la tradición de su ciudad, la microempresa, la producción artesanal, el trabajo individual y colectivo de recolección, la riqueza en la oralidad, danza, música y muchas más, obligan a diversos sectores, incluyendo al educativo, a potenciar el Carnaval como un espacio en la construcción de ciudad, ciudadanía y cultura. Precisamente, este fue el propósito del director de Espacio Caribe, profesor Jairo Soto Hernández al convocarnos al Carnaval del Bicentenario.

 

ARMANDO CALDERÓN R.*

* El profesor Armando Calderón Rodríguez, se desempeña como Rector del Colegio Marco Tulio Fernández de Bogotá.

Galería fotográfica de apoyo: www.flickr.com/photos/armandocalderon

Información adicional

Autor/a: Armando Calderón
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