Es gracias al documento como podemos conocer la historia. Algunos escritores han recreado de manera fascinante y novelada apartes de ella. Pero, para nuestra mala fortuna, se ha venido perdiendo sustancialmente esa costumbre.
Para hablar de la novela histórica, no podemos hacerlo sin nombrar a Juan Rodríguez Freyle, quien en 1640, y tras seis años de escritura, lega a la humanidad una monumental obra, una gran pieza histórica que tituló Conquista y descubrimiento del Nuevo Reino de Granada de las Indias Occidentales del Mar Océano, y Fundación de la ciudad de Santafé de Bogotá, primera de este reino donde se fundó la Real Audiencia y Cancillería, siendo la cabeza se hizo su arzobispado, y que luego, por practicidad, escribanos y lectores empezaron a llamarla Carnero. Una de las principales hipótesis y la que más fuerza tiene, de por qué este título, es la mencionada por algunos especialistas en la obra: “Es el hombre genérico con el que se designan los manuscritos por estar forrados o escritos en pieles de carnero”. Es, pues, este escritor, nuestro principal referente para concebir la novela histórica. Pero no podemos dejar de lado a Gabriel García Márquez con su El general en su laberinto, que, aunque escrita más de tres siglos después del Carnero, y enmarcada en la narrativa contemporánea, es otra obra magistral que muestra el final de la vida de Bolívar. O, para no ir tan lejos, mencionemos al escritor colombiano William Ospina, quien también magistralmente nos entrega su novela El país de la canela, en la que refleja la ambición, la codicia, la avaricia y las leyendas que se tejían sobre el continente americano, de los conquistadores españoles en América.
Temática del ‘Carnero’
Es una crónica extensa en la que el autor narra en forma soberbia y sencilla apartes de la vida de los conquistadores, hechos controversiales como secretos familiares, brujería, superchería y fraudes, entre otros, de los conquistadores en estas tierras. La obra está compuesta por 21 capítulos en los cuales se narra lo que sucedió durante los 100 años siguientes a 1538, justo después que Gonzalo Jiménez de Quesada en 1537 llegase a América, y más exactamente a Bacatá, en busca del mítico El Dorado. En el extenso título, el autor quiso plantear globalmente lo que narraría en los 21 capítulos. Al parecer, la vida de Rodríguez Freyle juega un papel muy importante en el Carnero, pues es uno de los hilos conductores del relato histórico, ya que en él trabaja y pone a prueba su memoria. El relato es contado según su estado de ánimo. Sin embargo, no se ha podido precisar con exactitud que eso sea así. Ni los historiadores han logrado ponerse de acuerdo sobre la fecha de su muerte. Al arranque de cada capítulo, el autor hace una pequeña introducción en la que inicia al lector y lo prepara con lo que se topará en la trayectoria del capítulo.
Narrativa contemporánea:
‘El general en su laberinto’
En El general en su laberinto, el escritor, de modo claro y conciso, narra los últimos 10 años de la vida del Libertador (1820-1830), que termina en la Quinta de San Pedro Alejandrino el 17 de diciembre de 1930.
El objetivo de la novela es dar a conocer y analizar los acontecimientos del último viaje del caraqueño, y que llevaron a su muerte. Además, el autor destaca en especial el patriotismo de Bolívar, su coraje, su valentía, por lograr la libertad de todo un pueblo. En la obra, Gabriel García Márquez refleja el carácter inconforme y de luchador incansable de un ser humano ante las injusticias y la explotación del hombre por el hombre, pero, ante todo, a quien siempre se mostró sensible y comprometido con la libertad de su pueblo.
‘El país de la canela’
Es una de las novelas históricas más recientes. En ella, William Ospina muestra la ilusión y el impulso de algunos conquistadores españoles, quienes emprenden una expedición hacia Perú, con el único fin de encontrar algo que ya no había en Europa y se consideraba más valioso que el oro mismo: la canela. En el transcurso del relato, el escritor narra la ambición de los conquistadores españoles, a quienes los movía ante todo la conquista de América. Además, las leyendas sobre tesoros fabulosos, ilusiones intangibles como un país rico en canela, o la leyenda de El Dorado. Las especias olorosas, entre las que se encontraba la canela, eran muy apreciadas por los europeos: una razón más para que el escritor colombiano hiciese de un sueño, de la voracidad de los conquistadores, una tangible realidad escrita.
Para la expedición fueron necesarios 240 españoles, 4.000 indígenas y 2.000 llamas, además de perros de presa y cerdos que sirvieron de alimento para todos, pues, cuando terminaron con los cerdos, cualquier animal fue bueno para comer. Todo ello para hacer, de manera azarosa, fortuita, el descubrimiento del río Amazonas. Es así como se da la mayoría de los descubrimientos. Por eso, algún día todo ser humano debiera descubrir por lo menos estas tres obras para conocer sus raíces, y saber que hombres como Simón Bolívar trabajaron por su libertad, y que escritores como estos tres nos dejan los documentos claves para conocer así sea apartes de nuestra historia. No en vano El país de la canela fue galardonada con el Premio de Novela Rómulo Gallegos.
De no ser por la palabra escrita, por documentos como estos, no pudiéramos afrontar con una conciencia mejor formada la conmemoración del bicentenario de nuestra independencia con respecto a España.
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