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La tristeza del blues

La tristeza del blues

Nadie discute que BB King (1925-2015) fue la figura más importante de la historia del blues. El responsable de llevar esa música nacida a principios de siglo XX en los campos de algodón del sur estadounidense a niveles de popularidad a los que nunca se había siquiera acercado y a los que jamás volvería.

Nunca fue el favorito de los puristas del blues, que siempre prefirieron a Howlin’ Wolf, Muddy Waters o John Lee Hooker –o a la tríada fundadora: Robert Johnson, Son House y Charlie Patton–, y no comulgaron con su propuesta, más cerca de las viejas big bands de jazz de los años veinte, que del sonido original del Delta. Pero nadie –ni siquiera esos mismos puristas–, discute que fue la figura más importante de la historia del blues. El responsable de llevar esa música nacida a principios del siglo XX en los campos de algodón del sur estadounidense a niveles de popularidad a los que nunca se había siquiera acercado y a los que jamás volvería.

Se llamaba Riley B King (en reiteradas ocasiones dijo no saber a qué nombre correspondía la letra B), pero el mundo lo conoció como BB King.

El hombre que cantó el blues en la Unión Soviética, en China y en Uruguay; en el continente africano y en varias cárceles de su país, siempre pobladas en su gran mayoría por negros; que también cantó en la Casa Blanca –primero para Bill Clinton, más tarde para Obama– y hasta en el propio Vaticano, para Juan Pablo II, murió el pasado 14 de mayo por complicaciones derivadas de una diabetes con la que convivía desde hacía más de tres décadas. Tenía 89 años.

Había nacido el 16 de setiembre de 1925, en una plantación de algodón en Itta Bena, estado de Missouri (donde los hermanos Coen filmaron ¿Dónde estás, hermano?). Ya de niño se destacó por el canto. El gospel y los coros de iglesia llegarían mucho antes que el blues.

King aprendería a tocar la guitarra a principios de la década del 40, primero de manera autodidacta, y luego a manos de Robert Lock­wood Jr, quien le enseñó la técnica single-string –en la que se utiliza una sola cuerda para el punteo–, entonces más emparentada con el jazz. No es casualidad que en más de una ocasión King haya mencionado como una de sus mayores influencias a Django Reinhardt.

Unos años después, instalado en la ciudad de Memphis, tendría un programa de radio que le daría el nombre por el cual se hizo conocido en el mundo entero. El programa se llamó primero The Beale Street Blues Boy, luego Blues Boy y finalmente BB. Su apellido haría el resto.

Fue durante esos años que bautizó a su guitarra –una Gibson negra– con el nombre de Lucille. La leyenda es bien conocida. Una pelea entre dos hombres derivó en un incendio en el lugar donde BB King estaba tocando. Con el lugar en llamas, el músico salió corriendo. Una vez afuera se dio cuenta de que había dejado su guitarra adentro y sin pensarlo dos veces regresó por ella, arriesgando su vida. Los dos hombres murieron en el incendio. Cuando King se enteró de que la pelea había sido por una mujer llamada “Lucille”, el músico bautizó con ese nombre a su guitarra. En 1980 Gibson lanzó un modelo especial llamado “BB King Lucille”.

En 1951 grabó el que sería su primer hit: “Three O’Clock Blues”, que alcanzaría el número uno de los rankings de R&B y que lo llevaría a girar sin parar por todos los rincones de su país y del mundo. Durante décadas promedió más de 300 shows por año y sólo cuando su salud lo obligó disminuyó la cantidad de presentaciones anuales, que nunca fueron menos de cien. En una entrevista que le hizo la Rolling Stone a fines de los noventa, King, sin vanagloriarse, pero sin un atisbo de queja, calculaba que en cincuenta años de carrera había estado sólo tres meses de vacaciones.

Los éxitos nunca escasearon, pero daría el salto definitivo al mainstream con la canción “The Thrill is Gone”, grabada en 1969. Muchos le dieron la espalda definitivamente. “Los puristas del blues nunca se interesaron por mí, de todas formas”, dijo a la Rolling Stone. “Lo pienso de esta manera: cuando hice ‘Three O’Clock Blues’, ellos no estaban ahí. La gente que sí estaba fue la que hizo la canción. Y los puristas sólo escribieron sobre eso. Y yo a quien trato de complacer es a la gente.”

Información adicional

Autor/a: AFP. PASCAL GUYOT
País: Estados Unidos
Región: Norteamérica
Fuente: Brecha

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