Un foro realizado en la Universidad Externado de Colombia sobre ciudades inteligentes y postconflicto permitió dilucidar algunos de los planes del Gobierno una vez se firme en definitiva el acuerdo con las Farc. El “nuevo” proyecto de sociedad da cuenta de un impulso a las dinámicas económicas y políticas que favorecen el estado de cosas imperantes, así como un incremento del control y de la “gestión” de la sociedad a partir del Gobierno o de corporaciones del sector privado a el asociadas. Nuevas operaciones sobre la gestión ambiental, de la economía y de lo urbano dan cuenta de una democracia cerrada a la participación de la ciudadanía imponiendo sus modelos de ser, vivir u ocupar funcionales proyectos particulares de control y acumulación.
El viernes 29 de julio sesionó en la Universidad Externado de Colombia el “Primer Foro ciudades inteligentes y postconflicto”, liderado por el Observatorio de Sociedad, Gobierno y Tecnologías de la Información. El evento estaba orientado a fundamentar intercambios entre técnicos de instituciones estatales que serán altamente incidentes en el posacuerdo, con expertos internacionales, en las áreas de planeación urbana, territorial, nuevas tecnologías e innovación. A partir de estos contactos pretendía alimentarse el debate y fundamentar la transferencia de conocimientos valiosos para la elaboración de planes de acción en el período que sobrevendrá a la firma de los acuerdos de paz entre el Gobierno y la insurgencia.
Foro sin debate. Muy pronto pudo constatarse el pobre interés de los gestores del evento por fundamentar discusiones entre técnicos del Estado, expertos internacionales y la ciudadanía asistente al evento. Intervenciones del público no fueron permitidas ni aceptadas, lo esencialmente esperado era que la audiencia pudiera “nutrirse” con las intervenciones de los “especialistas” invitados, así como de los discursos de los funcionarios oficiales. En el desarrollo de los ejes de planeación territorial, sostenibilidad ambiental, cohesión social y emprendimiento, las terceras voces no fueron escuchadas.
De esta manera, el valor del Foro radicó en que permitió vislumbrar algunas de las concepciones y planes estatales para consolidar la paz y sembrar el desarrollo en un período que el Gobierno concibe traerá grandes oportunidades y jugosos dividendos para el país en órdenes ambientales y materiales. Algunas de las ideas expuestas generan grandes inquietudes y permiten formular serios cuestionamientos a las políticas gubernamentales orientadas a gestionar espacios urbanos, rurales y poblaciones específicas en el escenario que vendrá una vez firmados los acuerdos de paz. Pero la preocupación más grande versa sobre la desconexión democrática de la agenda del Gobierno respecto a los planes y opiniones de la sociedad civil y los movimientos sociales, agentes de primer orden en el posacuerdo.
Los retos del posconflicto, según el Gobierno y sus aliados
La economía
El Foro inició con la intervención de Luis Fernando Mejía, Subdirector Sectorial del Departamento Nacional de Planeación (DNP), quien dedicó gran parte de su exposición al desarrollo de un panegírico a las políticas económicas de Juan Manuel Santos que, según lo expresado, generó en sus primeros años de gobierno “impactos positivos en términos de ingreso para los colombianos”.
La inversión extranjera, que a inicios del mandato de Santos Calderón era de 4.000 millones de dólares, creció con el nuevo gobierno hasta los 12.000 millones en el 2014. Otro datos: Colombia fue el país de la región que más redujo el desempleo, uno de los aventajados en términos de reducción de pobreza y atracción de la inversión extranjera. Sin embargo la situación económica, según Luis Fernando Mejía, afronta una nueva realidad por la caída del precio internacional del petróleo.
Esta nueva realidad también trajo nuevas tasas de cambio, altísimas para el dólar y el euro: 23 billones de pesos menos en las cuentas fiscales y un crecimiento más lento, pero en todo caso superior al promedio regional, son algunas de las variables que tipifican el nuevo estado de cosas económicas en el país, el mismo donde el gobierno “continúa haciendo grandes esfuerzos por mantener la inversión conservando la tasa más alta de la región (28.3%)”. Concretar la paz es la prioridad pues en un estudio basado en datos de la Universidad de Upsala en Suecia permitió calcular al DNP, a partir de una muestra de 117 países y 16 variables, un dividendo por la paz que se encuentra entre 1.1 y 1.9 puntos porcentuales de mayor crecimiento económico por lo que se espera que en los próximos años nuestra economía crezca a una tasa aproximada del 5.9% anual. Cifras bastantes optimistas.
Mejía habló de la alineación existente entre la política pública, los acuerdos de paz y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Los planes del DNP contemplarán las tres fases de los acuerdos. Alistamiento de los acuerdos (180 días), Respuesta rápida (18 meses), Implementación (varios años). En cada uno de estos años el DNP se propone como un actor determinante en la formulación de políticas públicas orientadas a implementar los acuerdos. Para que así sea, el DNP piensa seguir efectuando el acompañamiento para que las alcaldías y gobernaciones acojan los lineamientos de los Planes de Desarrollo en torno al desarrollo territorial, cierre de brechas e instrumentos de creación de paz.
Prospecciones en el postconflicto
José Mojica, Director del Centro de Pensamiento Estratégico y Prospectiva Territorial de la Universidad Externado de Colombia, tuvo la oportunidad de presentar algunos resultados concernientes a estimaciones referentes al destino de la movilización de combatientes, temas políticos y sociales después de la firma de paz de La Habana.
El académico disipó preocupaciones. Aseguró que las investigaciones lideradas por el Centro de Pensamiento Estratégico y Prospectiva Territorial permiten inferir que en el país es muy poco probable que las Farc se impongan a través de la vía democrática, razón por la cual no tendremos que preocuparnos ya que “Proyecto Bolivariano Exitoso” no va a existir en estas tierras. Sin embargo el narcotráfico y la economía ilegal regentada por las Farc permanecerán en manos de otros actores.
La desmovilización, de acuerdo a Mojica, no será un proceso homogéneo entre el grueso de combatientes de las Farc porque, al menos, hay cuatro tipos de integrantes en esta insurgencia: 1. El constituido por los “dirigentes”, quienes integrarán el Congreso o se instalarán en el exterior; 2. Los “administradores de la violencia” dentro de las Farc conformarán otros grupos armados; 3. Los frentes encargados del negocio del tráfico de drogas en las Farc engrosarán las filas de las “Neo Bacrim”; 4. Resulta bastante probable que los “combatientes de base” incrementen las filas de la delincuencia común en las principales ciudades del país, o accedan a los programas de rehabilitación auspiciados por el Estado, logrando su reincorporación a la sociedad civil.
Parte de las Farc logrará penetrar en las esferas políticas del país, pero en conjunto y como resultado de la baja popularidad de las opciones de extrema izquierda o extrema derecha en la política internacional, la tendencia por la que avanzará el país será hacía el Centro, al tiempo que se fortalece el sistema judicial y se gesta un mayor índice de desarrollo humano.
Este tipo de análisis, como puede deducirse, representa excelentes noticias para quienes están preocupados en conservar su posición social y sus ganancias, despejando todos los temores infundados en la probabilidad de que pueda modificarse el sistema económico que hoy no está en discusión, y con él alterando las reglas de juego de la producción, la acumulación o la distribución imperante.
Las tecnologías de la Información
Iván Mantilla, Subdirector de TIC’s en DNP, planteó algunos desafíos que impone el posconflicto sobre el territorio. El gran reto del DNP consiste en incorporar las tecnologías en la solución de problemas reinantes en los territorios. Propone una metodología. La estrategia de acción empieza por diagnosticar el territorio: ¿Qué es lo que tiene? ¿Qué hay? ¿Qué influencias hay desde el entorno nacional al regional? Un segundo paso es la construcción de la visión del territorio. El tercer momento consiste en identificar los obstáculos, todo lo que hace falta solventar desde donde estamos para llegar donde queremos. Finalmente se desarrollan acciones y proyectos para llegar donde se quiere a partir de los recursos tecnológicos.
Dos iniciativas del DNP para el posacuerdo: Una consiste en la “Política pública de ciudades modernas TIC”: “Queremos llegar a una ciudad del futuro, a una ciudad inteligente, con unas características en agua, movilidad, salud, educación saneamiento, todo lo que se puedan imaginar […] la visualizamos como esa ciudad que tiene una visión logística de todo su territorio, ciudad municipio, que es lo que realmente quiere ser y utiliza la tecnología, la innovación únicamente cuando es estrictamente necesario, cuando eso va a ayudar a solucionar los problemas de una manera eficiente […]”; la otra iniciativa del DNP consiste en un proyecto de oferta concreta para la gestión de los territorios, usando las tecnologías específicas para solucionar problemas.
Héctor Martínez, Alto Consejero TIC para la ciudad de Bogotá, se refirió al potencial que tienen estas tecnologías de la información para empoderar, informar y motivar a los ciudadanos. Observa en ellas grandes potencialidades de cooperación entre los sectores públicos y privados, así como una gran herramienta para superar problemáticas propias a ciudades como Bogotá. Para Martínez, Bogotá será la ciudad líder en Colombia en innovación, líder en infraestructura, espacio público y renovación urbana. Al mismo tiempo que será líder para la paz.
El cambio climático
El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible estuvo representado por Néstor Humberto Martínez, funcionario del área de Cambio Climático. Habló de las transformaciones en la urbanización que Colombia ha experimentado en los últimos años: “En el 2010 la población urbana alcanzó el 76%. En el 2010, 41 ciudades se encontraban con más de 100.000 habitantes y cuatro de ellas sobrepasaban 100.000 habitantes. Para el 2050 la población que vive en centros urbanos alcanzará los 52.6 millones de habitantes que equivalen al 86% de la población proyectada. Para este mismo año 60 ciudades tendrán más de 100 mil y siete más de un millón”.
¿Qué vamos a hacer?, interrogó, para luego continuar ilustrando la capacidades de adaptación de los municipios nacionales: “Los municipios de Colombia presentan diferentes condiciones de riesgos: 79 por ciento expuestos a deslizamientos, 78 por ciento a altas precipitaciones, 74 a inundaciones, 71 por ciento erosión e incendios forestales. Los municipios no están haciendo mucho para adaptarse y prepararse a esta nuevas condiciones”.
Capacidad de adaptación critica. De los 936 municipios encuestados, el 85 por ciento no cuenta con sistemas de alertas tempranas, el 89 por ciento no cuenta con infraestructura para almacenamiento de alimentos, el 86 por ciento no cuenta con análisis de enfermedades diarreicas, 93 por ciento ha sido afectado por la ola invernal del 2010 y 2011, 22 por ciento no cuenta con funcionarios que documenten el impacto climático y el 85 por ciento no cuenta con estudios de cambio climático.
Para contrarrestar estos riesgos y vulnerabilidades entrarán en acción:
* El sistema Nacional de Cambio Climático aprobado el 26 de febrero, para definir cuáles son las acciones y los responsables a nivel nacional como regional.
* La elaboración de la Ley de cambio climático y la política de cambio climático que tiene como principales objetivos lograr reducir las emisiones de CO2 al 20 por ciento para el 2021, y elaborar los planes sectoriales de mitigación al cambio climático.
* Planes Territoriales al Cambio Climático. A finales del 2014 se espera que el 100 por ciento del territorio tenga sus planes de adaptación al cambio climático.
* Sistemas Nacional de Indicadores de Adaptación.
* Ordenamiento del territorio a través de los Pomca (Planes de Ordenamiento y Manejo de Cuencas Hidrográficas)
Para todos estos planes el Ministerio cuenta con una estrategia enfocada en: proporcionar incentivos, construir ciudades con poco impacto en carbono, impulsar la reforma tributaria para nuevas tecnologías limpias, educar y sensibilizar a las personas.
En el mismo plano ambiental, Silvia Calderón, Subdirectora Ambiental Sostenible del DNP, ilustró una imagen preocupante de los municipios con mayor incidencia del conflicto armado:
* Deforestación: está concentrada en municipios de mayor incidencia del conflicto armado.
(4 Motores: cultivos ilícitos, extracción ilícita de minerales, extracción de madera, colonización, aumento de la frontera agrícola y pecuaria)
* 87 por ciento de los cultivos ilícitos se encuentran en esos sitios de alta incidencia del conflicto armado en el país.
* En el 38 por ciento de los municipios de conflicto está concentrada la problemática de la minería ilegal, con mayor relevancia en departamentos como Antioquía (bajo Cauca), Santander y Chocó.
* 4 millones de barriles de petróleo derramados en los últimos años por ataques. Daños sobre suelos y aguas no han sido reparados.
Opinó la funcionaria, que además de los dividendos ambientales de la paz, esta generará el escenario para que el Estado finalmente pueda llegar a ciertos territorios y promover modelos de desarrollo sostenibles, llegar a revertir gran parte de los daños ambientales que hemos visto como efecto del conflicto y sus temas asociados. Además la paz le permitirá al Gobierno –mucho antes del tiempo estimado– cumplir con los compromisos ambientales.
Tres recomendaciones de los “expertos”
Josep Ramón Ferrer, ex director de la Estrategia de Ciudades Inteligentes de Barcelona, se refirió en el conversatorio a la necesidad de que los colombianos crean en ellos mismos, planifiquen a largo plazo, avancen en integrar a todos los actores, innovar y ser valientes dejando atrás la idea que suele tenerse en Colombia de que todo lo que viene de afuera es mejor que propio. Se refirió al hecho de que los colombianos somos capaces de planificar, pero aún estar rezagados en el actuar.
Elsa Estévez, referente latinoamericana en comercio electrónico, recomendó participación ciudadana, pues las ciudades no se construyen para los residentes o los ciudadanos, sino con las personas. Cuando se habla del planeamiento del territorio, debe hablarse de qué es lo que necesita el territorio, si está determinado por los mismos territorios, por sus diferentes condiciones socioeconómicas, geográficas, etcétera. En su opinión, la mejor manera de desarrollar el planeamiento estratégico es empoderando, acompañando a los actores locales para que sean ellos mismos quienes decidan el territorios que quieren, la clase de desarrollo que necesitan. No es el gobierno quien debe proporcionarles la receta mágica para solucionar todos sus problemas.
Diego Delfín, líder de la asistencia de Ciudad Inteligente de Guadalajara, experto en urbanismo, opinó que si bien las ciudades tienen un rol importante de liderazgo, el reto fuerte en realidad está en las comunidades rurales, en las que tenían estos conflictos de violencia, la minería ilegal, el narcotráfico, etcétera. Son tales espacios rurales los que hay que atender con mucha creatividad, con mucha innovación, usar la tecnología de manera inteligente para acelerar sus procesos. El trazado de la infraestructura, dar accesibilidad a estos espacios, será el primer reto, para ir fundamentando el desarrollo en ellos, para estructurar una equidad entre lo rural y urbano.
Las tensiones entre las ideas de ciudades inteligentes y postconflicto
En discusión las ciudades Inteligentes. El arquetipo de ciudad que quiere ser implementado es la ciudad del Marketing, la ciudad donde las nuevas tecnologías deberían integrar los intereses generales de sus habitantes, una ciudad construida “[…] con unas características en agua, movilidad, salud, educación saneamiento, todo lo que se puedan imaginar […]”, ciudades con sistemas de vigilancia bien establecidos y formas de gestión de conflictividades a partir de la implementación de tecnologías que supriman contradicciones entre sus pobladores al son de un clic.
En este contexto, las controversias propias de un organismo complejo como la ciudad surgen desafectadas de su historia, sus intereses, pasiones y resistencias: tan neutras y universalistas como el discurso de los tecnócratas que busca maximizar la eficiencia y que, con ello, muchas veces no hacen sino reproducir su propia ideología . Pero no es todo, este tipo de ciudades, las innovaciones tecnológicas que piensan ser implementadas en Colombia para gestionar los espacios urbanos y regiones del posconflicto, son “ingenuamente” asumidas como el resultado de múltiples interacciones de intereses armoniosos entre ciudadanos, gobiernos locales y empresarios.
Llevan un modelo de negocio consigo. El fetiche de las tecnologías digitales a horcajadas sobre estos proyectos plantea la profundización de las relaciones tecnológicas entre el norte y el sur global: los proveedores de tecnologías encargados de las interconexiones así como quienes proveerán equipos, soporte y administración de las plataformas que gestionarán la ciudad, son grandes multinacionales a quienes les será otorgado el jugoso negocio de estos manejos, un poder exacerbado de control social.
Las ciudades inteligentes o las Smart Cities son las ciudades de la eficiencia y la productividad, las ciudades interconectadas a una vasta red global orientada a volver más eficiente el flujo de información, de capitales y la movilidad de un tipo específico de personas entre estas y los nodos de poder del norte global. Ciudades del Big Data y de un nuevo tipo de vigilancia en la que los recursos tecnológicos estarán al servicio del control humano gestionado a nombre del Estado por cuenta de multinacionales de la informática y la tecnología computacional.
Ideología de ciudad cómoda y sesgada. El tema medular de una distribución ampliada de las ganancias socialmente generadas nunca apareció en el foro, tampoco lo hicieron temas concernientes a la democratización del uso y del disfrute de bienes de la ciudad, la necesidad de una proyección urbana que no impulse la segregación de los menos privilegiados. Todos estos, temas altamente impactantes en espacios urbanos pensados para favorecer el crecimiento, el desarrollo y la acumulación de grupos específicos en las sociedades del posconflicto.
Planes cojos para el posconflicto. Llama la atención que ninguno de los propósitos aquí expuestos por los “arquitectos de la paz”, contemple: mecanismos para la distribución de los ingresos y de la concentración de la tierra, alternativas de desarrollo basadas en la superación de la economía primaria colombiana, esquemas de tributación no regresivos y más eficientes, políticas educativas orientadas al fortalecimiento de la educación superior, políticas de salud creadas para superar el estado de cosas introducido por la Ley 100 del 93, políticas de vivienda digna y sin riesgos, políticas de crecimiento y de empleo digno para generar bienestar en el país.
Estos, algunos de los grandes temas en los cuales debería estar pensando el Gobierno en el posconflicto, son los mismos que ha dejado una vez más relegado su discurso. Resalta, una vez más en el marco de las negociaciones en curso en La Habana, que sus intereses marchan por los linderos del fortalecimiento de macro procesos sociales que favorecen el estado de cosas imperantes, pletórico en asimetrías e inequidades. Señalado queda, entonces, otro de los linderos del discurrir en “épocas de paz”, tiempo dorado para los negocios, que intentarán transformar los asentamientos humanos existentes en nuevos esquemas favorables a la estabilidad, el control y el crecimiento del capital.
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