Las negociaciones de paz en Colombia apuntan a cerrar un cruento capítulo que ya afecta a dos generaciones de colombianos. Pero, además, busca atajar el poco halagüeño récord de haber creado la mayor cantidad de desplazados en el mundo –unos 5 millones de personas.
Si bien Colombia avanzó en los últimos años con la protección de los derechos sobre las tierras y su restitución para miles de desplazados, aún queda mucho terreno por recorrer.
Además de lo obvio –los millones de colombianos que aún siguen despojados-, están también las tareas pendientes de desarrollar un sistema moderno, que incluyan un catastro actualizado para que “no sea fácil quitarle la tierra a nadie”, según sostiene la especialista en desarrollo social Elena Correa, una de las precursoras del concepto de restitución de tierras, que fue convertido en ley en Colombia el 2011.
En la siguiente entrevista Correa afirma que “toda guerra en Colombia es por la tierra” y que abordar el problema del despojo ayudará a prevenir este tipo de conflicto en el futuro, y puede además servir de ejemplo para otros casos en el mundo.
Pregunta. Dice usted que el conflicto en Colombia es por la tierra. ¿Por qué?
Respuesta. Si analizas la historia de Colombia, desde la independencia misma, hemos tenido decenas de conflictos regionales y alrededor de nueve guerras civiles. En el siglo XX también tuvimos varias confrontaciones, y lo que se observa es que puede parecer que dichos enfrentamientos son entre partidos políticos tradicionales, o entre guerrilla y paramilitares. Sin embargo, en última instancia, lo que se encuentra es que detrás de esas causas visibles, el objetivo final la apropiación de la tierra de los desplazados.
Entonces, cuando uno analiza esa situación dice: bueno, ¿cuál es la causa real? ¿Por qué están peleando? ¿Es realmente por una idea política o qué hay detrás de eso? ¿Es solamente para acabar con las guerrillas? ¿O es para, en medio de acabar con las guerrillas, apropiarse también de las tierras de los campesinos?
P. Usted impulsa una idea que suena a misión imposible: restituirle los derechos de propiedad de las tierras a quienes tuvieron que abandonarlas a causa de la violencia.
R. Una de las consecuencias inmediatas del desplazamiento forzado es el empobrecimiento de quienes lo padecen, porque la gente pierde absolutamente todo: sus tierras, sus propiedades, sus ahorros, toda su vida pasada. Entonces, ¿cómo hacemos estratégico un apoyo a esta población desplazada para realmente sacarla de la pobreza en la que la dejó el desplazamiento? Y una de esas medidas es la protección y restitución de los bienes que tenían, para que puedan hacer algo con ese activo, y así no quede en el limbo o en manos de otros. Por esta razón, se formuló un proyecto de protección de tierras y bienes de la población desplazada, que en una década resguardó los derechos de más de 100.000 campesinos sobre 4.5 millones de hectáreas.
P. El desplazamiento y pérdida de las tierras afecta particularmente a las comunidades afrocolombianas e indígenas, ¿por qué ocurre eso?
R. A los afrocolombianos, los indígenas y los campesinos. Esto afecta más a los pequeños, porque justamente son los que menos se pueden defender. Si la persona no tiene título, si no tiene voz, no conoce sus derechos y está completamente asustado por todas las amenazas o por las muertes de sus familiares o sus vecinos a manos de los grupos armados, pues son las víctimas más fáciles. En el caso de afrocolombianos e indígenas, la ubicación de sus territorios puede tener un valor estratégico para otros intereses, lo cual los convierte en un buen botín de guerra.
P. ¿Qué falta por hacer? ¿Qué le gustaría que pase en los siguientes 10 años, por ejemplo?
R. Contar con una ley de restitución de tierras y una entidad encargada de este tema, es obviamente uno de los mejores resultados. Pero falta muchísimo por hacer, porque, obviamente, tratamos de romper un círculo de violencia de más de 200 años. Es importante que Colombia desarrolle un sistema de tierras moderno, un catastro actualizado, para que toda la información esté realmente registrada y no sea fácil quitarle la tierra a nadie. Mientras tanto, también es importante seguir protegiendo los derechos de las tierras de la población desplazada. La ley de restitución de tierras se está aplicando solo en algunas zonas, no en todo el país, y en otras zonas también sigue el conflicto.
Por José Baig, editor online del Banco Mundial
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