Para conocer otra óptica sobre el tema, Juan Carlos Pérez Salazar de la BBC conversó con el padre Javier Giraldo, quien esta semana estuvo en Londres para hablar sobre el tema de derechos humanos en Colombia en un encuentro auspiciado por parlamentarios ingleses. *¿Cuáles son los temas más preocupantes en derechos humanos en Colombia en estos momentos?* Yo diría que son dos temas. Uno es las modalidades más comunes de represión en estos momentos, que ya no son tanto las grandes masacres, la cantidad de asesinatos o desapariciones -aunque todo esto continúa en varias regiones- sino la el fenómeno de las detenciones masivas. Es otra modalidad de reprimir, destruir, aterrorizar a las organizaciones de base, los movimientos sociales, los mismos grupos de derechos humanos. Tal vez lo más preocupante es el avance del paramilitarismo. Aunque desde noviembre del año 2002 se está en diálogo con ellos, un diálogo muy extraño porque es con un actor que no es propiamente de oposición, sino que ha estado muy ligado al Estado. Sin embargo uno ve que, a medida que avanza ese diálogo, avanza también un control paramilitar en muchas regiones del país. A mí me impresiono mucho cómo el 26 de diciembre, en mucho medios masivos se lanzó una gran alarma sobre la “paramilitarización” del país. Me daba la impresión de que incluso la clase política tradicional empezaba a descubrir que había una especie de fenómeno que se le había salido de las manos. Una especie de monstruo al cual habían ayudado a crear y se les fue de las manos y empezaba a aterrorizarlos también a ellos. *Evidentemente para usted ese fenómeno de la “paramilitarización” de Colombia no es algo nuevo.* No, no. Esto es muy viejo, incluso más de lo que uno se imagina, porque se ha vendido mucho la idea de que el paramilitarismo nace en los años 80, como una reacción de sectores adinerados frente a la guerrilla. <>Cuando uno investiga un poco y descubre documentos ve que esto es mucho más antiguo y que la estrategia paramilitar como estrategia de Estado viene de mucho más atrás. Salvatore Mancuso (der.) y Ernesto Báez, comandantes paramilitares. Los paramilitares anuncian una desmovilización de tres mil hombres para este año. <>Yo he encontrado documentos que muestran que en el año 62 una misión militar de Estados Unidos le impuso a los gobiernos colombianos la estrategia paramilitar. Y justamente en un momento en que no había guerrilla. En el año 62 ya las guerrillas liberales estaban extinguidas, incluso la gente que había entregado las armas estaba muerta. Y todavía no existían las guerrillas marxistas. En un momento de esos se crea una estrategia paramilitar, que según estos documentos tiene como objetivo combatir y destruir a los simpatizantes del comunismo. Uno ve que en unos momentos identifican con el comunismo los sindicatos, las marchas campesinas. En un momento dado también la Teología de la Liberación. En otro los grupos defensores de los derechos humanos. Es una política que viene desde muy lejos como estrategia militar y que uno ve que eso no se ha revertido, sino por el contrario, ha ido asumiendo diversas formas de desarrollo, progresivas siempre. *Usted decía que el proceso de paz que se adelanta con los paramilitares es un poco extraño, pero, ¿no hay que reconocer que son un actor real ymuy fuerte en el conflicto colombiano?* Yo no creo que sea un actor independiente del Estado. He seguido mucho las estructuras paramilitares que se han creado en las diversas regiones de Colombia y siempre he llegado a la conclusión de que no son independientes. Es un actor que funciona con el Estado. Y funciona amparado en el poder del Estado. *Muchas veces se han denunciado esos vínculos entre el ejército y los paramilitares, pero ¿realmente puede hablarse de una vinculación orgánica? ¿O sólo hay vínculos a nivel de ciertos mando medios, como alguna vez creo que lo reconoció el propio Carlos Castaño?* Puede que haya cierta independencia en algunas estructuras, pero como fenómeno global no creo que haya alguna independencia. *¿No es preferible hacer esta clase de negociaciones para que estos actores que han estado ocultos, emerjan y el país se de cuenta realmente quienes son, donde están? Qué vínculos tienen, por ejemplo, con el congreso -ellos mismos dijeron haber elegido un porcentaje del Congreso-… ¿No es preferible que den ese salto hacia una vida pública y, si es posible, política?* Pues si esto fuera un proceso de desmovilización, yo creo que a pesar de todas la incoherencias -que en algunos artículos las he llamado “el diálogo consigo mismo”- sería positivo. Positivo en el sentido de que se desmoviliza una fuerza armada muy poderosa. Pero lo que uno ve desde que comienza formalmente este proceso de negociación y “desmovilización”, es que eso no tiene ningún carácter de desmovilización. Si uno lee los documentos, sigue todos los procedimientos, se ve que en lugar de ser una desmovilización, creo que es un paso a tomar mayor control de las áreas en que estaban actuando y del Estado. *Usted definitivamente no cree en este proceso de paz con los paramilitares.* Yo creo que no es proceso de paz. *¿Y tampoco cree que pueda reformarse en algún momento? ¿Que pueda involucrarse más a las víctimas -como se ha estado pidiendo-, que pueda haber una comisión de la verdad, que pueda haber alguna forma de confesión, perdón y reconciliación?* En primer lugar un proceso de paz siempre se hace con enemigos, no con los amigos y colaboradores. Si esto tuviera algún efecto sobre la justicia, las víctimas, la reparación… pues tendría por lo menos algo de positivo. Pero cuando uno ve las propuestas que se han hecho en el mismo congreso, la ley de alternatividad penal, o como ahora la llaman de justicia y reparación, la experiencia misma nos muestra que de allí no va a salir ninguna justicia, ninguna verdad y ninguna reparación. Por ejemplo, en esto de la verdad, del esclarecimiento de los crímenes y la reparación a la víctimas y sus familias… Uno ve que la gran mayoría de los paramilitares, como una táctica institucional, digamos, nunca han utilizado su propio nombre, siempre han utilizado un alias. Y por lo tanto las hojas de vida de estos delincuentes están limpias en los organismos de seguridad del estado. Así se comprobó en la primera “desmovilización” del Bloque Cacique Nutibara. Cuando un grupo grande de fiscales se fue a donde estaban concentrados a examinar sus antecedentes penales, exceptuando muy pocos, no tenían ningún antecedentes. O sea que aunque se diga públicamente que la justicia los va a investigar o se va a esclarecer, yo no creo en eso porque no hay condiciones. *Pasando a otro tema, ¿cómo es la situación de los defensores de los derechos humanos en Colombia? Ha habido una relación “tensa” entre ellos y el gobierno actual.* Sí. Este gobierno ha empleado términos muy duros, muy ofensivos contra las organizaciones de derechos humanos. Yo creo que, dentro del lenguaje del gobierno es como coherente eso. Él tiene una práctica y una política que va en contravía de todo esto. Creo que solamente con la mediación de organismos internacionales -como el mismo embajador de EE.UU., la oficina del Alto Comisionado de la ONU- se ha logrado limar un poco eso. Se han hecho algunas reuniones con el objetivo de que haya una especie de reconciliación. Algo se ha logrado en el sentido de evitar muchos más insultos públicos y estigmatizaciones. Pero me parece que la actitud fundamental del gobierno siendo muy hostil a los grupos de derechos humanos. *¿Por qué esa visión que se tiene Colombia con los defensores de los derechos humanos de que son muy duros con los paramilitares y el Estado y poco con la guerrilla?* Yo creo que hay varias razones. Los medios masivos y los organismos del gobierno, con mucha frecuencia atribuyen cosas a la guerrilla que no son de la guerrilla. Yo tengo muchas experiencias concretas que en las primeras declaraciones del vicepresidente, de un ministro, inmediatamente, sin ninguna investigación, sin ningún elemento de juicio lo atribuyen a la guerrilla. Y ahí se han cometido muchos errores. En segundo lugar, me parece que, por lo menos algunas organizaciones de derechos humanos son concientes de que no se le puede dar el mismo tratamiento a los actores armados de diverso tipo, aunque esta sea una presión muy fuerte -nacional e internacional- pero que un actor tiene siempre todo el apoyo de los medios masivos de comunicación y el otro no tiene nada. <>Entonces uno no puede jugar con los mismos medios de denuncia cuando la situación es de tanta desigualdad. <> Hay organizaciones que prefieren, cuando por ejemplo la guerrilla comete una atrocidad, confrontarla directamente, ir a buscar a algún delegado y decirle. <>Pero no hacer el juego con los medios de comunicación que siempre están dando todos los espacios posibles para este tipo de denuncias pero ocultando toda la otra cara. <>Entonces hay un desequilibrio enorme. Fuente, noviembre 23 de 2004 http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/latin_america/newsid_4028000/4028321.stm
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