Los pueblos indígenas del Cauca, en Colombia, vuelven a moverse por el derecho a la tierra. Más de 300 de sus miembros, en Caloto-Cauca, cabildo Huellas, han ocupado la tierra que históricamente les pertenece. Un derecho, que en su caso, es ancestral. Perseguidos, negados, criminalizados, tomados en unos casos por esclavos, en otros por siervos y ahora como simples peones, obreros o campesinos, recluidos en un espacio mínimo, inadecuado por sus condiciones de calidad y formación geológica, se resisten, se mueven, se toman la tierra que históricamente les niegan.
Esperanzados en los acuerdos firmados a propósito de la matanza del Nilo, en diciembre de 1991 (que les prometía tierra), han comprobado en carne propia que en Colombia los gobiernos no cumplen. Cansados de esperar retoman la senda de la acción directa, como único derecho que les queda. La marcha indígena o Congreso itinerante de 2004 ya lo había anunciado: se necesita tierras aptas para mejorar su existencia y mantener su cultura.
Para mayor información ver documento Pueblo Nasa y derecho la tierra
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