Montoya ha mantenido una larga y cercana asociación con el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, y sería el primer oficial colombiano de alto rango implicado en un escándalo político, cada vez mayor en el país latinoamericano sobre los vínculos entre las milicias y los funcionarios proscritos de alto nivel. El escándalo ya ha implicado al anterior Ministro de Relaciones Exteriores, por lo menos a un gobernador departamental, a congresistas y al jefe del DAS (policía secreta colombiana), y ha hecho tambalear al gobierno de Uribe.
El Presidente Bush llamó a Uribe un “amigo personal” hace dos semanas durante una visita a Bogotá, y su gobierno es uno de los aliados más cercanos de la administración Bush en América latina. Los reportes de inteligencia sobre Montoya están contenidos en un informe que recientemente circulo en
Por lo menos 14 personas murieron durante la operación, y los opositores de Uribe alegan que docenas más están desaparecidas como consecuencia de esa operación.
El informe de inteligencia, revisado por The Times, incluye información de otro servicio de inteligencia occidental e indica que funcionarios de los EE.UU. han recibido informes similares de otras fuentes confiables.
Además de su estrecha cooperación con funcionarios de los EE.UU. en el Plan Colombia, Montoya ha servido como instructor del centro de entrenamiento militar antes llamada Escuela de las Américas, patrocinado por los EE.UU. El general colombiano fue alabado por el General de
En Colombia han circulado rumores que Montoya ha trabajado con los paramilitares, pero no se han formulado cargos judiciales.
Por décadas, Colombia ha sido golpeada por una guerra civil que enfrenta a milicias izquierdistas con el gobierno. Un estimado de 3 millones de colombianos han sido forzados a dejar sus hogares y miles han muerto durante los enfrentamientos. Los grupos paramilitares de derecha, sospechosos desde hace tiempo de sus nexos con el gobierno, se unieron al conflicto en los años 80. Estos se formaron aparentemente como fuerzas defensivas contra grupos izquierdistas, pero pronto se vieron implicados en apropiaciones masivas de tierra, tráfico de droga y apropiación del comercio. Después de su elección en 2002, Uribe ofreció un plan para terminar la guerra civil bajo el cual cerca de 31.000 combatientes paramilitares dejaron sus armas y docenas de sus líderes se entregaron a cambio de una promesa de sentencias reducidas.
Pero Uribe ha enfrentado una constante corriente de denuncias acerca de nexos entre paramilitares y funcionarios del gobierno cercanos a él. Las alegaciones que los vínculos de las milicias llegan a la cúpula militar probablemente intensificaran los esfuerzos de los Demócratas para recortar la porción militar del paquete de ayuda multianual a Colombia de 3.900 millones de dólares que está pendiente, dicen los ayudantes del Congreso y los analistas regionales. El ochenta por ciento de la ayuda de los EE.UU. a Colombia va para los militares y la policía.
Además del paquete de ayuda, la administración también busca la aprobación congresional por separado de un Tratado de Libre Comercio entre los EE.UU. y Colombia que ya cuenta con una fuerte oposición Demócrata.
El documento de
“Describiéndolo como un informe que deja escapar información de otro servicio de inteligencia –y en ese sentido material sin confirmar– The Angeles Times ven poco probable que países amigos compartan información con los EE.UU.”, dijo Paul Gimigliano, portavoz para la agencia. “Y eso pudiera afectar en última instancia nuestra capacidad de protección a los ciudadanos.”
Douglas Frantz, redactor en jefe de The Times respondió: “Escuchamos cuidadosamente las preocupaciones de
Un aspecto clave evidenciado en el documento de
La agencia de inteligencia aliada dijo que su informante era una fuente aún no probada y advertido que el informe debía ser tratado como inteligencia por confirmar.
Pero el documento también incluyó un comentario del agregado militar de
Según el documento, el agregado militar dijo que la información de fuente probada “también podría implicar” al jefe de las fuerzas armadas colombianas, el general Fredy Padilla de León, quien comandó las fuerzas militares en Barranquilla, en el norte de Colombia, durante el mismo período.
Después de que Uribe fuera elegido en 2002 con base en una plataforma de fuertes mediadas contra los rebeldes, de inmediato organizó la ofensiva sobre Medellín. El operativo fue comandado por Montoya, de 57 años de edad, quien proviene de la misma región que el presidente.
La operación Orión implicó 3.000 soldados y policías, apoyados por tanques y helicópteros artillados, en una área deprimida controlada por el grupo rebelde izquierdista más grande de Colombia, las fuerzas armadas revolucionarias de Colombia, Farc.
La operación ha sido ampliamente considerada un éxito y una de las claves de la popularidad de Uribe. Pero hay desde hace tiempo denuncias que afirman que después de la barrida del ejército, los paramilitares ocuparon el vacío de poder, afianzando su control con matanzas, desapariciones y otros crímenes.
El informante citado en el documento de
Murillo, conocido como don Berna, tomó el control del comercio de drogas en los alrededores de Medellín después de la muerte del fabulesco jefe narcotraficante Pablo Escobar. Murillo ahora se encuentra en una cárcel colombiana, y las autoridades de los EE.UU. buscan su extradición.
En una entrevista, funcionarios de los EE.UU. hablando en condición de anonimato dicen que han investigado de cerca si Uribe mismo colaboró con los paramilitares de derecha en actividades ilegales, pero que hasta ahora no han encontrado prueba que así lo confirme. Pero enfatizaron que no podían descartarlo.
Uno de los funcionarios dijo que habría sido “inusual” que Uribe estuviera implicado personalmente en los detalles de una actividad militar tal como la operación Orión, aun cuando el Presidente fuera el que concibió la campaña. “Usted típicamente no lo ve involucrado en esa clase de detalles” dijo el oficial.
Un analista de la situación de Colombia, Adán Isacson del Centro para
Ocho miembros del Congreso colombiano ya han sido encarcelados por el escándalo, y
En una conferencia de prensa en Bogotá, la capital, durante su visita este mes, Bush expresó confianza que el gobierno de Uribe podría realizar una investigación cuidadosa de los lazos entre oficiales del gobierno y los paramilitares.
“Apoyo el plan que diga que existe una judicatura independiente que analiza cada cargo presentado, y cuando alguien sea encontrado culpable, habrá castigo”, dijo Bush. Él dijo que Uribe apoya el mismo enfoque. Los funcionarios de la administración Bush han dicho que Uribe merece crédito por estar dispuesto a buscar la verdad sobre el creciente escándalo.
Muchos demócratas en Washington son menos confidentes. El Sensor. Patrick J. Leahy, ha discutido que el escándalo demuestra la necesidad de una nueva valoración de la ayuda de los EE.UU. con Uribe. En el Congreso muchos afirman que si la ayuda a Colombia no se corta, por lo menos debe reformularse, de modo que se destine en mayor cuantía para propósitos no militares.
Uno de los funcionarios de los EE.UU. entrevistado ha dicho que hay signos señales de que el escándalo se está centrando cada vez más en los militares, incluyendo Montoya. “Muchos de la clase política están muy nerviosos”, dijo.
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