Una vez más, la falta de garantías, los intereses económicos y productivos, la concentración de la tierra y el autoritarismo del Estado colombiano, cobran la vida de los indígenas liberadores de la madre tierra –en este caso, la de Felipe Castro Basto, joven indígena de escasos 16 años de edad, asesinado el pasado 9 de mayo– en la hacienda Miraflores, Corinto.
Perder la vida, en plena flor, defendiendo el territorio que les pertenece, es una constante para muchos de los integrantes de las comunidades nasa del norte del Cauca. Una razón más para su lucha, para exigir el respeto a los derechos humanos, entre ellos el más importante de todos: a la vida, y el derecho a vivirla en dignidad, que para los indígenas implica poder contar con tierra suficiente para garantizar su reproducción individual y colectiva, biológica y espiritual.
No dejarlos avanzar sobre tierra plana
El joven indígena asesinado el 9 de mayo del 2017 cuando en comunidad limpiaban de caña de azúcar la tierra que reclaman como propia, ahora en manos de un ingenio azucarero, refleja con claridad una decisión empresarial y oligárquica: no permitir que los indígenas avancen en su plan liberador sobre tierra plana, pues de así suceder podrían acercarse a las vías principales del Valle, además de poner en peligro la estabilidad de los latifundios cañeros.
Decisión presente en el empresariado caleño, claramente expresada al Alto Comisionado de paz en los diálogos de La Habana, cuando le exigieron por su conducto al Gobierno no aprobar ninguna zona campamentaria de la guerrilla en las zonas planas del Valle. Hasta cuando un milímetro de sus intereses está en juego, hasta ahí llega su voluntad de paz.
De esta manera, si el Estado no cumple con los compromisos contraídos con los Nasa, entre ellos entregarles la tierra que les pertenece, tendremos en el futuro cercano y lejano la nefasta realidad de otros asesinados a manos de la mal llamada Fuerza Pública.
¿Y la justicia? El Estado colombiano carga con la totalidad de la responsabilidad por los asesinatos, la persecución y el etnocidio prolongado que durante años ha costado la vida de lideresas, líderes e indígenas que reclaman sus derechos fundamentales. Así lo señala la memoria indígena y popular.
Sobre estos hechos, compartimos el comunicado oficial de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (Acin), donde relatan con detalle lo ocurrido el pasado 9 de mayo en Corinto, Cauca, durante un ejercicio de liberación.
Ver minuto 17:14 del Magazine DATV
Comunicado:
De la sangre de un Nasa, nacerán mil semillas de LIBERACIÓN
El día 9 de mayo de 2017, en el transcurso de la Minga Territorial de Trabajo y Pensamiento, del proceso de liberación de la Madre Tierra, celebrada en el Norte del Cauca por el pueblo ancestral Nasa, DANIEL FELIPE CASTRO BASTO de 16 años de edad fue asesinado por la fuerza pública colombiana.
¡No habrá olvido para las caídas, ni perdón para los asesinos!
Se conoce que hay dos heridos más, uno de ellos un compañero indígena y el otro un periodista independiente del Centro de Comunicación y Educación Popular EnRaizando y corresponsal del colectivo Rebeldía Contrainformativa, quien fue baleado a sangre fría por la espalda. Su estado de salud es crítico y se encuentra en unidad de cuidados intensivos en un hospital de Cali a la espera de nuevas intervenciones quirúrgicas. Esta situación no es casual, ya que en el momento del ataque la fuerza pública manifestó que él era blanco directo por estar registrando el proceso de liberación, tanto así que desde la camioneta de la policía se escuchó “denle a ese, al de gris, bájense al de gris”, haciendo referencia al buso que llevaba el comunicador popular que iba ser asesinado por su labor de cubrimiento en favor de la liberación; luego hubo una ráfaga de tiros contra su humanidad y por suerte solo fue alcanzado por uno de ellos en el glúteo izquierdo, comprometiendo órganos vitales. Esto constituye a su vez un atentado contra la libertad de prensa y de pensamiento en Colombia.
También se alerta que las personas que continúan dentro de Corinto y los heridos NO TIENEN GARANTÍAS POLÍTICAS NI DE DEREHOS HUMANOS por el momento.
¡La sangre derramada jamás será negociada!
El proceso de Liberación de la Madre Tierra se inicia el 16 de Diciembre de 2014 y se ubica en 9 veredas a lo largo del Norte del Cauca. Plantea realizar una reforma agraria por el hecho, a causa de la irresponsabilidad del Estado frente a los compromisos adquiridos históricamente a nivel Nacional e Internacional con el pueblo Nasa, tras prácticas de exterminio contra dicho Pueblo. El territorio Nasa está actualmente ocupado por los grandes monopolios azucareros para biocombustibles, quedando así desplazadas las comunidades ancestrales. La liberación es un proceso autónomo, de soberanía sobre el territorio desde la acción pacífica y organizada, que consiste en la reapropiación de la tierra desde el corte de la caña del latifundio y el sembrado del alimento propio.
¡Que la tierra no alimente camiones sino personas!
Esto se suma a la presencia de personas encapuchadas en el casco urbano de Corinto, intimidando a la población y a las comunidades indígenas, imponiendo toques de queda y señalamientos que crean un ambiente de zozobra y terror para aislar y cohibir la acción colectiva y los procesos de lucha. Razón por la cual se alerta a organizaciones defensoras de derechos humanos y solidarias a estar en máxima alerta frente a posibles casos de montajes judiciales.
¡Al que anda solo, cualquier perro lo muerde!
Estos hechos que denunciamos no responden a casos aislados, sino que obedecen a las dinámicas de represión por parte del Estado y los mecanismos paraestatales en todo el territorio nacional y específicamente en el Norte del Cauca, en fuerte contradicción a los supuestos escenarios que plantean los acuerdos de paz: amenazas constantes, hostigamientos de diversos grupos armados y persecución judicial y mediática contra el movimiento social y popular.
¡No hay paz sin tierra!
Por las veredas aun camina la palabra de Guillermo Pavi, Gersaín Cerón, Marco Aurelio Díaz, Javier Ascúe, Javier Oteca y Felipe Castro, cuya sangre ha quedado sembrada en los cañaduzales y la vía panamericana, su vuelta a la tierra nos da la fuerza para seguir luchando y organizando la rabia para defender la vida y liberarla.
Por último, hacemos un llamado a las diferentes expresiones nacionales e internacionales de resistencia desde abajo a hacer su pronunciamiento de solidaridad efectiva frente a esta y todas las luchas sociales que gestan los pueblos del mundo en vía a construir autonomía y libertad.
¡Hasta que se apague el sol!
Liberación de la Madre Tierra – Territorio Bakatá
Leave a Reply