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Miles marchan en toda Colombia en respaldo a los campesinos en paro

Miles marchan en toda Colombia en respaldo a los campesinos en paro

Para sorpresa de propios y extraños, Colombia sintió este jueves 29 de agosto la energía de la solidaridad y la identidad juvenil y de los/as trabajadores/as con los campesinos en paro.

 

Convocados por una plataforma plural de organizaciones, entre ellas la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (Mane) y las Centrales Obreras, que habían citado con anterioridad al país nacional para protestar contra la política económica y educativa en marcha, esta citación coincidió con el paro campesino que ya se acerca a las dos semanas de agitación rural, suburbana y urbana.

 

La citación obtuvo eco. En ciudades como Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Ibagué, Neiva, Pereira y otras más, miles de personas desfilaron entonando consignas que demandan solución oficial a las reivindicaciones de los campesinos.

 

Muchas de estas marchas, que en sus inicios fueron tranquilas, se tornoran en el curso o final de las mismas en intensas confrontaciones entre los Escuadrones antimotínes y los marchantes, de las cuales resultaron cientos de heridos, en su mayoría: los inconformes; los detenidos también se suman por decenas.

 

En el caso de Bogotá, donde desde primeras horas del día se sintió la reducción del transporte público y era notable el ambiente de tensión que cubría la urbe, con menos gente y vehículos automotores en las vías que la circundan, sin estudio en los colegios y universidades, las protestas también se presentaron en localidades como Ciudad Bolívar, Engativá, Suba y Bosa, y la aledaña Soacha, municipio adscrito al departamento de Cundinamarca.

 

 

La protesta social allí escenificada se tradujo en un cuasi alzamiento social, donde los miles de inconformes se dirigieron con toda su bronca contra edificios de entidades bancarias y contra los Comandos de Atención Inmediata (CAI) de la policía. En su enfurecida protesta, también salieron afectados pequeños y medianos comercios, hurtados por oportunistas que vieron la ocasión para hacerse a uno pesos, a pesar de afectar a otros semejantes.

 

De estas protestas y confrontaciones los heridos y detenidos se cuentan por decenas, sin dejarse de relacionar los muertos que para el caso de Bogotá son dos: uno en Engativá y otro más en Suba. Un tercer manifestante asesinado se presentó en Soacha.

 

La fuerza de la protesta social, que se profundizó con el inicio de la noche, se extendío por varias horas, llegando incluso hasta la media noche. Como respuesta el gobierno distrital decretó el toque de queda en las localidades aludidas hasta las cinco de la mañana. Para este viernes los centros de estudio, con excepción de las universidades públicas, deben retornar a la normalidad.

En Soacha, municipio poblado de manera creciente por desplazados de todo el país, y caracterizado por sus altos índices de pobreza, la tensión persiste, los colegios no abren y el toque de queda se extiende por todo el fin de semana.

 

La marcha sobre el centro capitalino

 

Entre los miles de personas que coparon el centro de la capital del país se destacaron los estudiantes, que para los cálculos informales no eran menos de 15 mil. Además de quienes cursan sus estudios en centros públicos, eran notables columnas de jóvenes de universidades privadas como La Salle, Uniminuto, Javeriana y otras más.

 

 

Las marchas partieron desde diferentes puntos de la ciudad, recorriéndola de manera alegre y propositiva. En sus alrededores se situaron delegaciones de estudiantes y pobladores, y en el centro los trabajadores quienes fueron los primeros que llegaron a la Plaza de Bolívar. A medida que se acercaban los estudiantes a este sitio, la tensión crecía pues los Escuadrones antidistubios los amenazaban. La bronca entre ambos, en todo caso, es innegable: el poder y el autoritarismo contra los sueños y la libertad. Sin embargo, los carteles alegres y la tinta arrojada contra los escudos de la policía da fiel evidencia que no se atentaba contra la integridad de nadie.

 

 

Sin embargo, la respuesta oficial fue diferente: bolillo y gases. Y una vez iniciada la confrontación el centro de la ciudad se tornó un circo de violencia y atentado a los derechos humanos, donde el bolillo, los gases, los chorros de agua, las bombas de aturdimiento, las motos y los policías a caballo, perseguían y agredían a la multitud solidaridad con los campesinos en paro. Cinco horas necesitaron para desalojar por completo el centro de la capital del país.

 

La marcha

 

Los primeros manifestantes llegaron a la plaza de Bolívar a las 11 de la mañana. Dos horas después, la fila que ocupaba todo la ancho de la carrera séptima aun no terminaba… la respuesta de la polcía entonces, fue dispersar a los marchantes a como diera lugar…

Los gases fueron indiscrimados y sin escatimar, como si premiaran al policía que más disparara. La respuesta de los estudiantes también fue ruda. Los disturbios dejaron más de 30 heridos y por lo menos 180 detenidos.

 

Los enfrentamientos dieron pie a que bandas delincuenciales se filtraran entre los manifestantes que intentaran el saqueo del comercio y especialmente las entidades bancarias.

Antes de que la protesta se deteriorara, el Representante a la Cámara Iván Cepeda comentó que “este gran movimiento nacional es el despertar de un país que está cansado de los atropellos y el desgobierno, cuya clase política lo único que hace es vender el país a gobiernos extranjeros y multinacionales”.

 

Y amplió. “El TLC debe terminar. Esto es parte de los grandes problemas que vive Colombia”. En cuanto a la guerra sucia que va desde la estigmatización, la utilización de los computadores de Raúl Reyes para incriminar a dirigentes sociales, las detenciones arbitrarias y las permanentes violaciones de los derechos humanos, le pidió a todo el pueblo “que resista… es la única forma de derrotar la barbaridad de esta guerra sucia”.

 

La respuesta oficial

 

Es extraño, por decir lo menos, la versión oficial sobre lo sucedido el día 29 de agosto. Todos los reportes aluden a la “violencia de los vándalos”, al “irrespeto sobre la policía”, sin embargo, en los reportes de heridos quienes están registrados son, en su mayoría, civiles; solamente en Soacha se registran (3) policías heridos a bala; para el caso de los muertos, como se anotó arriba, todos son civiles.

 

A nivel nacional es idéntico. Entonces, ¿de dónde proviene la violencia?, ¿quién la ejerce?, ¿cómo la ejerce?, ¿contra quién la ejercen?
Al finalizar el día jueves el alto Gobierno se dio cita en Consejo extraordinario de ministros para evaluar la situación del país. La militarización de Bogotá y la orden de desplegar una cacería de brujas fue lo concluído en el mismo. Se acerca, por tanto, tiempos sombríos para el activismo social.

 

Sthephany Carolina Garzón Ardila está desaparecida desde hace más de un año. al parecer un grupo desconocido la saco por la fuerza de su casa y nunca mas supieron de ella. fue una destacada luchadora contra la injusticia, el TLC y la reforma a la ley de educación. sus familiares aprovecharon la marcha para recordar que ella sigue en sus corazones. 

 

Para que nuestros/as lectores/as tengan una idea precisa de lo valorado y definido en Palacio de gobierno, transcribimos las palabras del Presidente pronunciadas este viernes 30 de agosto a primeras horas del día:

 


 

 

Alocución del Presidente Juan Manuel Santos sobre paros y vandalismo

 

Bogotá, 30 ago (SIG).
Colombianos:

Ayer, a esta misma hora, me dirigí a ustedes para reiterar el respeto de nuestro gobierno a la protesta social, e hice un llamado enfático para que las marchas se realizaran sin violencia y sin afectar los derechos de los demás.

Muchos lo hicieron, o al menos intentaron hacerlo, pero infortunadamente varias de estas manifestaciones fueron infiltradas y aprovechadas por vándalos que solo quieren causar caos y destrucción, y dañar los bienes públicos y privados.

La violencia indiscriminada dejó dos muertos en Bogotá, decenas de policías y civiles heridos, e incontables perjuicios en viviendas y pequeños negocios que nada, nada tienen que ver con el motivo de las protestas.

Estos actos nos indignan y nos duelen a todos, a todos los colombianos.

No hay protesta, por justa que sea, que amerite pérdida de una vida.

No vamos a tolerar que los desmanes de unos desadaptados, que se aprovechan de los legítimos reclamos de los manifestantes, afecten la tranquilidad de los ciudadanos, y mucho menos que queden impunes.

Es inaceptable, inaceptable que las acciones de algunos afecten de manera grave la vida de la mayoría.

Hay personas –en Boyacá por ejemplo– que han sufrido serios percances de salud o han fallecido por no poder movilizarse a un hospital en una ambulancia, por no poder desplazarse para hacerse una diálisis renal.

Por eso apoyamos la determinación del Alcalde de Bogotá y de otros mandatarios locales de declarar el toque de queda en algunas zonas de la ciudad o en sus municipios para garantizar el orden público.

Y he tomado decisiones para asegurar la mayor normalidad en las vidas de los colombianos:

Ayer mismo, anoche ordené la militarización de Bogotá y así lo haré a partir de hoy en cualquier municipio o en cualquier zona donde sea necesaria la presencia de nuestros soldados.

Ordené esta madrugada también que se destinen 50 mil hombres, 50 mil hombres de nuestras Fuerzas Militares para que trabajen, junto con la Policía, en colaborar para la movilidad en nuestras carreteras.

Todos los aviones de transporte de nuestra Fuerza Aérea estarán disponibles para realizar puentes aéreos que garanticen el abastecimiento de alimentos en las diferentes ciudades, y también se realizarán caravanas escoltadas por la Fuerza Pública para facilitar el ingreso y la salida de productos de los centros urbanos.

Y con los vándalos y los violentos –tengan la absoluta seguridad– no habrá ninguna, ninguna contemplación.

La Policía tiene videos donde aparecen estos vándalos atacando a las personas, rompiendo vitrinas, robando o destruyendo los bienes públicos. Y también esos videos los tienen los medios de comunicación y muchísimos particulares.

Vamos a subir estos videos al portal de internet de la Policía y a las redes sociales, y les pido a los medios y las personas, los ciudadanos que tengan videos o fotografías que las suban también.

¿Cuál es el objetivo? El objetivo es que podamos identificar y capturar a estas personas que no solo atentan contra la propiedad o integridad de otros ciudadanos, sino que atentan contra la misma protesta social, que deslegitiman con sus actos.

Vamos a conformar con estos videos e imágenes, y con la ayuda de los ciudadanos, un verdadero “cartel de los vándalos”, y habrá una recompensa de hasta 5 millones de pesos para quien dé información a las autoridades que permita identificar, ubicar y judicializar a estos agentes de violencia.

Yo les pido a los dueños de los locales o bienes afectados, a los ciudadanos damnificados, a los responsables del Transmilenio y de otros bienes públicos, que pongan sus denuncias por los daños que han sufrido. Es una obligación legal, cívica y moral para frenar estas conductas demenciales.
He pedido también al Señor Fiscal General de la Nación y a la Rama Judicial que obren con toda la eficacia y toda la contundencia para que los criminales capturados en estas jornadas sean efectivamente judicializados.

No vamos a permitir, no vamos a permitir que los vándalos de siempre se salgan con la suya.

*****

He dicho varias veces que respeto la protesta y que entiendo las inquietudes y las quejas de los campesinos.

 

Yo mismo estuve en Tunja el lunes pasado sentado con los representantes de los paperos, de los lecheros, de los cebolleros.

 

Escuché sus peticiones y les ofrecí enviarles a tres ministros para acordar soluciones, soluciones que han sido discutidas por más de 100 horas de conversaciones, últimamente con campesinos de Boyacá, de Nariño y de Cundinamarca.

 

Y cuando estuve en Tunja, los voceros del paro me garantizaron que con que acordáramos un primer punto, uno solo de solución, levantarían los bloqueos.

 

Hemos ofrecido no una, sino dos, tres o cuatro soluciones concretas y, cuando están a punto de cerrarse los acuerdos, alguien sorpresivamente llama, alguien extrañamente aparece, los instiga a aumentar sus demandas, a correr la cerca y se echan para atrás.

 

No cabe duda de que hay personas o grupos que están interesados en que no se llegue a ningún acuerdo, personas que no les importan las legítimas aspiraciones de los campesinos, sino que tienen su propia agenda política o solo quieren desestabilizar.

 

Sabemos por ejemplo –y hay que decirlo– que el movimiento Marcha Patriótica no busca sino llevarnos a una situación sin salida, para imponernos su propia agenda. No les importa para nada los intereses de los campesinos, ni que se logren acuerdos regionales, solo les importa su agenda política.

 

Hay personas que están obligando a participar a los campesinos y a los ciudadanos en los paros, que amenazan a los propios campesinos; que intimidan a las fincas, a los transportadores, a las estaciones de servicio, a los pequeños comerciantes, para obligarlos a cerrar o inclusive a poner afiches de apoyo al paro.

 

He dicho que bienvenida la protesta, ¡pero no la protesta obligada a punta de fusil o de amenazas! ¡No la protesta con extorsión!

 

Por eso también estamos ofreciendo una recompensas hasta de 10 millones de pesos para quienes nos den información para identificar y capturar a aquellos que están amenazando y extorsionando a las personas o empresas para obligarlos a parar.

 

De nuestra parte, mantenemos toda la disposición para el diálogo con los verdaderos campesinos.

 

E infortunadamente, a pesar de todo, todo el esfuerzo realizado, a pesar de las propuestas concretas y el tiempo dedicado, la única respuesta ha sido la constante dilatación de un acuerdo.

 

Porque no quieren acordar, o tal vez porque no los dejan.

 

Y la paciencia se agota. Después de otra noche completa de negociación y de hacer esfuerzos hasta hace unos minutos, le he pedido a los ministros que regresen a Bogotá, y dejen nuestras propuestas sobre la mesa, propuestas que conocen muy bien ya los colombianos.

 

Y quiero hacer un llamado muy especial a los gobernantes regionales y locales.

 

Nuestra Constitución, según lo establece en varios de sus artículos, los gobernadores y los alcaldes son los primeros responsables del orden público en sus departamentos y municipios, y les pido que trabajen de la mano con el Gobierno Nacional para garantizar la tranquilidad de los colombianos.

 

Y con este fin, he convocado esta misma tarde a los gobernadores del país y a los alcaldes de las ciudades capitales para que se apersonen de sus responsabilidades y para que coordinemos nuestro trabajo con mayor eficacia por la seguridad y el bienestar de todos los ciudadanos.

 

Apreciados compatriotas:

 

El derecho a la protesta y nuestra disposición al diálogo no significan que deban soportarse atropellos de desadaptados y de criminales contra los ciudadanos de bien.

 

Tengan la seguridad de que estamos haciendo –y seguiremos haciendo– todo, todo lo que está a nuestro alcance, todo lo que nos permite la Constitución y las leyes para garantizar la tranquilidad y la mayor normalidad posible en todo el territorio nacional.

 

Lo estaremos, siempre.

 

Buenos días.


 

 

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Información adicional

Autor/a: Equipo desdeabajo
País: Colombia
Región: Sur América
Fuente:

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