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Narrar en cien palabras

Narrar en cien palabras

Contar la ciudad en un breve relato.

La capacidad de síntesis para contar algo se ha llamado “Bogotá en cien palabras”. Un concurso de relatos cortos, un máximo de un centenar de vocablos, que tenían que versar alrededor de la vida en la capital colombiana. Organizado por las secretarías de Cultura, Recreación y Deporte y de Educación, el Instituto Distrital de las Artes (Idartes) y la Cámara Colombiana del Libro junto a la Fundación Plagio de Chile, es una propuesta de participación ciudadana para que la gente cuente su historia y su ciudad de manera breve.

Otras ciudades han promovido iniciativas como ésta. En 2001 fue Santiago de Chile la pionera, convocándose después en otras poblaciones como Valparaíso (Chile), Budapest (Hungría) y Puebla (México).

En esta primera edición de la versión bogotana participaron más de nueve mil relatos, de los que los cien mejores, a juicio de los jurados, serán editados en la colección de libros de bolsillo gratuitos “los libros al viento” de la Alcaldía Mayor de Bogotá. También serán ilustrados y difundidos en espacios públicos los diez más destacados de ese centenar.

En Bogotá, el jurado que ha determinado los premios ha estado compuesto por la escritora Irene Vasco, el poeta y ensayista Hugo Chaparro y el novelista Darío Jaramillo Agudelo. La convocatoria ofrecía un premio a la persona ganadora y tres menciones especiales, un talento y dos honrosas, en cada una de las tres categorías establecidas: infantil, juvenil y adultos.

La ceremonia de premiación tuvo lugar en la Biblioteca Pública Virgilio Barco el pasado 30 de noviembre. El cuento ganador fue el titulado “Gravedad” de J. P. Jiménez, de 27 años del barrio Teusaquillo. Pueden leerlo, junto a los otros nueve destacados, aquí. También pueden leer los otros noventa en este otro enlace. De entre ellos yo elijo uno titulado “La capital”, en el que una mujer de 27 años de la localidad de Chapinero describe su Bogotá, que puede ser la de mucha gente:

“Cansada e intoxicada. Con la frente en alto y el corazón en bajo, con más smog que oxígeno y más carros que personas. Bogotá es la lucha del que rebusca y la apatía del que no necesita. Indolente ciudad, eres la vida que pasa todos los días igual. Eres el calor del rolo y el frío del turista, no dejas mucho que desear cuando te vienen a visitar, sigues siendo el sueño de muchos y la realidad de pocos que han podido progresar. Necesitas que tu gente te haga un favor: que vuelvan a sentirte como una ciudad de amor.”

Yo tenía dos cuentos. En el primero, titulado “Dos mil seiscientos qué”, retrataba un poco la ciudad en noventa y tres palabras. En el segundo, de nombre “El Quijote en Bogotá”, me imaginaba al ingenioso hidalgo cabalgando por las calles bogotanas. Fue el que finalmente presenté, aunque no llego al puerto y se quedó en el camino con los otros cientos. Pero se lo quiero compartir porque así lo acordé con el caballero andante y su jamelgo galopante, protagonistas de esta breve historia acaecida en la capital:
Mira hacia los cerros sabiendo que en algún lugar están esos gigantes que no permiten la utopía. Cabalga la calle 26 y Rocinante gira en la carrera séptima como si supiera su destino. Más de doscientos años de historia le vigilan. Llega a la plaza de Bolívar y se da cuenta que los molinos se han transformado en edificios de los poderes que le niegan la locura y matan sus sueños. Compungido, descabalga y se apoya en la estatua de otro soñador que le tiende sus brazos y le susurra al oído “lucha y sueña, el mundo te necesita.”

Información adicional

Autor/a: J. Ignacio Chavez
País: Colombia
Región: Suramérica
Fuente: Paterasalsur

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