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No cerrar los ojos ante lo que nos corre pierna arriba

No cerrar los ojos ante lo que nos corre pierna arriba

Las sociedades requieren cada día, como paso para su realización plena, la ampliación de las libertades y de los derechos sociales. Paradoja. En Colombia, donde las insurgencias están negociando la paz, y con ella su acción política legal, el establecimiento, que impuso una agenda negociadora donde no cabían los temas estructurales, consciente de que la paz traerá una etapa de nueva inconformidad social, lo que plantea ante tal posibilidad no es la realización plena de la libertad y de los derechos sociales, sino la represión, la contención violenta de la inconformidad venidera.

 

Así queda evidente cuando atendemos a las palabras pronunciadas por presidente Santos el pasado 28 de junio, durante la ceremonia de ascenso del general Nieto:

“[…] Y ahora que vamos a ver, porque eso es parte natural de este proceso, más movilizaciones y protestas sociales, porque ya no va a ser en las selvas a punta de bala, sino por la vías democráticas como se solucionen las diferencias de nuestra sociedad, el papel de nuestra fuerza pública se vuelve también muy importante, el papel de Esmad se vuelve especialmente importante. Preservar la seguridad en todo el territorio es otra prioridad […] es falso que la institución vaya a desaparecer o que la Fuerza Pública se va a ver disminuida tras el desarme de la guerrilla. Aclaró, eso sí, que tendrán un nuevo rol, como el de hacerles seguimiento a las manifestaciones sociales y a su legalidad, defendiendo el legítimo derecho de quienes decidan protestar ya no con las armas sino en las calles de forma pacífica […] se requieren personas de temple, personas fuertes, personas con nervios de acero, pero con el corazón ardiente por el amor a su institución y a su Patria para cumplir bien ese indispensable deber de preservar el orden público en todas las zonas y territorios del país”.

Eufemismo. ¿Cuidar?, no. ¿Alguién se imagina al Esmad cuidando, protegiendo derechos? Lo que saben hacer es reprimir. La violencia “legal” es su función y naturaleza. Y así avizoran el futuro inmediato y mediato porque, además de no discutir lo estructural dentro de las negociaciones de paz en curso, impulsan proyectos de ley y similares que contradicen lo discutido con las insurgencias, y lo negociado, en estos casos, con los movimientos sociales en el curso de su constante accionar durante los últimos años. De ello dan cuenta leyes como las Zidres, pero también el Código Nacional de Policía, y otras proyectadas como la reforma tributaria.

Al así proceder, es porque ven y entienden la paz como la oportunidad para conservar privilegios, para ahondar la desigualdad social, para ampliar el control y el sometimiento social. El control será el fin principal del reforzamiento de las fuerzas armadas urbanas; el terror: su consecuencia.

En sintonía, ¡no faltaba más!, a lo declarado por el Presidente, el general Jorge Enrique Rodríguez, director de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional, en entrevista radial concedida un día después del ascenso aquí relacionado, se refirió así a las palabras del Presidente:

“El papel del Esmad ha sido fundamental en los últimos tiempos y es, básicamente, que todas estas expresiones violentas que han venido presentándose, aprovechándose de la protesta social y el derecho legítimo de las personas de manifestarse, ahí vemos permanentemente infiltraciones […]. Además del acompañamiento a la protesta, también ha venido siendo el control de esas expresiones violentas dentro de la protesta y básicamente lo que busca el Esmad es que todas estas marchas y reuniones ser realicen de la mejor manera, entendiendo que el Esmad como tal es un grupo especializado que interviene en alteraciones del orden público, […] el Esmad es la última, si se puede decir, expresión de control de estas alteraciones que se puedan llegar a presentar”.

Más eufemismos. Si hiciéramos caso a sus palabras, los asesinados, los golpeados hasta perder alguno de los miembros de su cuerpo, los detenidos y encarcelados, etcétera, en diversidad de jornadas de protesta, son infiltrados. Pero la verdad es otra. El Esmad es un cuerpo especializado, no sólo en violentar y reprimir, sino en provocar y destruir, así “restablecen el orden”.

¿Puede existir –y soportarse– la pobreza, la injusticia social, la exclusión, la violencia económica, sin protesta social? Una y otra vez, en uno y otro año, nuestra sociedad a dicho no a tal posibilidad. Los movimientos sociales son la mejor expresión de ello, de ahí que la protesta que las élites avizoran no vendrá simplemente porque la insurgencia acuerde la paz, sino porque hay una dinámica social de vieja data que mantiene un brío y trata de construir mecanismos de coordinación y potenciación, para confrontar cada vez, y de manera más intensa, al establecimiento. Es necesaria la justicia –en el más amplio sentido de la misma– y ella no llegará sin lucharla. Hay que arrebatarla. La movilización, por tanto, proseguirá, pero ahora tendrá que enfrentar a un Estado preparado con clarividencia para las nuevas jornadas de inconformidad social que vienen. La violencia será su respuesta, no la garantía de los derechos sociales y de la libertad.

Para el oficial a cargo de la Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional, es claro:

“Se están fortaleciendo algunos grupos de policía que actúan dentro de este acompañamiento de la protesta, para hacer la mediación que normalmente se hace, pero van a tener mucha más capacitación para entrar a mediar y para evitar que se vayan a las vías de hecho cuando hay algún tipo de infiltración, como generalmente ocurre en las protestas que son organizadas por grupos sociales […] lo que queremos es fortalecer, y seguimos fortaleciendo, esos grupos que hacen intermediación y evitar que se tenga que llegar a confrontar que es lo último que nosotros queremos.

Realmente lo que vemos dentro de las mismas protestas es que hay personas que son […] profesionales en esta situación de dañar las mismas protestas, es decir, hay gente que se infiltra, gente que busca la manera confrontar, […] por lo que hay que estar preparados.

Palabras para enmarcar: “[…] llegar a confrontar es lo último que queremos”. ¿Sobre esto qué dicen los diversos movimientos y expresiones sociales que han soportado la agresión de este cuerpo policial de muerte? Pero como la palabra puede con todo, ahora resulta que la causa de todos los desmanes dentro de las protestas sociales son producto de los infiltrados. ¿Qué dicen sobre ellos las más de dos docenas de asesinados durante las protestas llevadas a cabo en el curso de los últimos años?
E insiste el oficial:

“Es mejor tener un Esmad fuerte, pero sobre todo, un Esmad capacitado, lo que nosotros queremos es reforzar permanentemente la capacitación del Esmad. […] lo que necesitamos es tener una cobertura un poquito más amplia de lo que se tiene actualmente […] para evitar que las actuaciones del Esmad lleguen a desbordar los cauces legales. En este tema en particular lo que reforzamos es capacitación en derechos humanos, en los protocolos de actuación, en fortalecer el temple del Esmad para poder soportar las provocaciones y situaciones a las que tienen que estar sometidos los integrantes del Esmad con la misma racionalidad que se tiene ahora […]”.

Cuerpo policial preparado para el choque, para desarrollar la “violencia legitima”. El reciente asesinato del estudiante Miguel Ángel Barbosa (ver “El Esmad apago otra vida”.) en la puerta de la Universidad Distrital, sede Ciudad Bolívar, así lo certifica; ante lo cual el General evadió la responsabilidad del cuerpo que dirige, a pesar de que las declaraciones de los testigos confirman la responsabilidad oficial.

[…] es muy difícil realmente actuar en una situación cuando se desborda. El estudiante de la Universidad Distrital, pues no se ha establecido realmente que fue lo que sucedió, el Esmad nunca entró a la Universidad Distrital y hay que esperar lo que defina la Fiscalía al respecto. El número de efectivos crecerá de acuerdo a las necesidades […] lo que se quiere es precisamente fortalecer los mecanismos de control […] tener un control mucho más efectivo sobre las actuaciones mismas del Esmad.

La paz, para que sea plena y efectiva, requiere la realización sin contenciones de la libertad, y el total goce de los derechos humanos. Sin embargo la prioridad del Gobierno no es la paz, es el control y la represión sistemática de la ciudadanía en su afán por completar la imposición del modelo neoliberal salvaje. Para ellos la renta nacional debe concentrarse más, no redistribuirse, para lo cual requieren de más Esmad. Pero la sociedad activa, los movimientos sociales, exigen respetar el derecho a la protesta social, así como la justicia social y, para ello, como uno de sus componentes, desintegrar el Esmad. ¡No más agentes de la muerte!

 

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Información adicional

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Autor/a: Daniel Vargas
País: Colombia
Región: Suramérica
Fuente:

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