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No más terror y codicia: proponemos un camino de los pueblos para un nuevo país.

No más terror y codicia: proponemos un camino de los pueblos para un nuevo país.

A continuación enviamos la Propuesta de la Minga de los Pueblos para el Diálogo y la transformación del país desde una agenda de los pueblos. Convocamos de inmedito al Relator de las Naciones Unidas para los Pueblos Indígenas, James Anaya, para que coordine el proceso que proponemos. Invitamos a los organismos de Derechos Humanos, a los partidos polìticos, a los movimientos sociales y a todos los pueblos y procesos de Colombia y del mundo a estudiar y apoyar esta propuesta de manera urgente.

Lo que proponemos fue planteado en Septiembre de 2004 cuando salimos al Primer Congreso Indígena y Popular. Retomamos los mismos temas. Son 5 puntos que recogen muchos otros. Hemos escuchado con atención muchas voces de diversos sectores en Colombia y el mundo. Hemos planteado lo que nos duele y recogido el dolor acumulado de pueblos y procesos. Queremos ser prácticos y concretos.

Salen los que ocupan cargos de autoridad después de perderla por sus propios actos y palabras, a decir públicamente que somos terroristas. Absurdamente nos acusan de atacar a las fuerzas armadas, al ejército más grande y poderoso de América del Sur, al mayor recipiente de ayuda militar de los Estados Unidos, que lanza un asalto militar combinado de policía y ejército, con tanques y hombres armados disparando munición viva contra hombres, mujeres y niños con bastones y piedras. Hieren más de 60 indígenas, la mayoría a bala. Asesinan a por lo menos dos civiles, maltratan comuneras y comuneros. Quemaron casas, cometieron actos de brutalidad incuestionable, destrozaron material médico y de atención en salud, destruyeron comida, han actuado como criminales bajo órdenes del ejecutivo. Sin embargo, cuando nosotros retenemos y protegemos a un policía y lo entregamos sano y salvo, un Ministro nos llama terroristas. No tenemos, según el, derecho a retener a quienes nos disparan para matarnos. Según el, solamente tenemos derecho de dejarnos matar y maltratar de manera obediente por las políticas de terror del régimen. Según el Presidente, quien dio la orden del ataque brutal, nos han cumplido todo. Según esa perspectiva, somos salvajes, somos tontos, somos irracionales. Presidente, no solo no han cumplido, hay además de los incumplimientos otros temas de fondo que no puede seguir ignorando. Por ejemplo que no somos mentirosos, que no somos salvajes, que no somos irracionales. Dice el Gobierno que nos manipulan fuerzas oscuras, que las FARC nos infiltran. Decimos con los hechos que no somos terroristas que no estamos con la insurgencia, que nuestra lucha es legítima, es autónoma y que no actuamos bajo órdenes de las FARC o de fuerzas oscuras. Hemos descubierto un soldado profesional infiltrado que fue enviado por la fuerza pública para tratar de darle validez a las mentiras del Presidente. Si hay indígenas en la insurgencia o en cualquier grupo armado esa es una decisión contraria al proceso. Dejen de disparar, de robar, de quemar y de mentir. Dejen de utilizar el poder público para ejercer el terror contra los pueblos. Están equivocados. Respeten y escuchen. Es el único camino.

La mayoría de los congresistas, los que respaldan al Gobierno del Presidente Uribe, los que han elaborado y aprobado las leyes que nos despojan de nuestros derechos y libertades, ocupan sus cargos con el respaldo de paramilitares y están vinculados a la parapolítica. Ni ellos, ni las leyes que han aprobado tienen legitimidad alguna.

Es hora de reiterar nuestra palabra al mundo. La dirigimos a todos los pueblos y líderes. La planteamos como una constancia de nuestra lucha y sentido como pueblos y procesos. Con humildad asumimos que no es una verdad universal. Con orgullo la defendemos como nuestra verdad. Ni siquiera hemos logrado ser escuchados. ¿Tanto temor le tienen a lo que tenemos para decir que nos niegan la posibilidad de ser escuchados? Escucharnos con atención y respeto va a generar lo que deseamos: un diálogo franco, sincero y que conlleve consecuencias concretas y transformaciones profundas. Negarse a escucharnos, decir que somos tramposos, que nos mueven fuerzas oscuras, que no tenemos propuestas, es temerle al diálogo, al cambio, al futuro. Creemos que tenemos razón. Hemos pensado con cuidado. Hemos cuestionado nuestras razones y opciones. Hemos observado y discutido mucho. Lo que planteamos como agenda es el mínimo que hemos llegado a acordar entre nosotros porque defendemos la diversidad, el debate abierto, las diferencias, y las hay entre nosotros. Seguiremos discutiendo y tejiendo en el diálogo porque sabemos que no existe una sola razón ni una verdad. La Minga de los Pueblos que conmemora 516 años de opresión y resistencia es un mensaje. Para que nos escuchen, para que no nos sigan matando y despojando salimos, bloqueamos vías, marchamos y vamos a seguirlo haciendo hasta cuando se respete nuestra palabra y se le de curso a un diálogo que transforme en los hechos esta realidad de miseria y horror por una de equilibrio, armonía y libertad. No es tan difícil de comprender: o se recoge lo que estamos aportando y se convierte en agenda de cambio, o nos van a exterminar con la Madre Tierra y le pondrán fin a la vida. Tan seguros estamos de que nos llevan por el rumbo de un Proyecto de Muerte hacia la extinción de la vida, que la única opción que nos queda es entregarlo todo, luchar, actuar por vías de hecho, porque no hacerlo es aceptar la destrucción de la vida. Eso no lo podemos aceptar. No lo vamos a hacer.

Lo que proponemos fue planteado en Septiembre de 2004 cuando salimos al Primer Congreso Indígena y Popular. Retomamos los mismos temas. Son 5 puntos que recogen muchos otros. Hemos escuchado con atención muchas voces de diversos sectores en Colombia y el mundo. Hemos planteado lo que nos duele y recogido el dolor acumulado de pueblos y procesos. Queremos ser prácticos y concretos.

Convocamos en ellos sabiduría. Entendemos que ser sabios es lograr un equilibrio, el equilibrio necesario y posible entre lo que queremos, lo que debemos y lo que podemos hacer. Pero no vamos a sacrificar lo necesario en aras de lo establecido como práctico, ni vamos a convertir en imposible lo que queremos por ignorar lo que debe y puede hacerse.

Actuamos con contundencia. Arriesgamos y ofrecemos la vida por la vida. Luchamos con toda nuestra capacidad contra la sofisticada propaganda que no es más que mentiras bien presentadas, contra el terror y contra leyes y normas que imponen los intereses de algunos contra la vida y la justicia. Convocamos entonces la sabiduría, la serenidad, el respeto y el diálogo. Pero lo hacemos movilizados y con firmeza. Somos pueblos de la palabra y el diálogo. Amamos y defendemos el diálogo. Lo hemos convertido en camino en nuestras asambleas y Planes de Vida. Todo lo que hemos construido ha sido a base de diálogo desde contradicciones y diferencias. Necesitamos y exigimos un interlocutor legítimo con quien dialogar y estamos en plena disposición de hacerlo.

¿Qué proponemos?

1. Que se creen de inmediato las condiciones necesarias para un proceso de diálogo sobre la base de los 5 temas de agenda que proponemos,
2. Que el diálogo se de bajo la veeduría y con el respaldo de personas de legitimidad y credibilidad incuestionable y con autoridad legítima reconocidas en cualquier lugar del mundo,
3. Que en el diálogo participen plenamente todos los sectores sociales y populares, acordando de manera espontánea y democrática los mecanismos de participación y dando prioridad a la mayoría que ha sido excluida, marginada y explotada,
4. Que la agenda de los pueblos se desarrolle a través de un proceso paciente, transparente y efectivo, de modo que lo decidido se exprese en hechos concretos de cambio y estos hechos nos den el tiempo que se requiere para hacer posible el país necesario paso a paso
5. Que la honestidad, la verdad y el respeto sean condiciones no negociables para el desarrollo del diálogo y quienes violen estas sean excluidos de participar en el mismo.

Los Temas de la Agenda de Diálogo

Estos cinco temas expresan la voluntad de ordenar muchos más que deben caber dentro de ellos. Los proponemos como capítulos que permitan a todos los pueblos y procesos plantear lo que consideren necesario debatir. Entendemos que estos temas son el comienzo de un proceso de escuchar, recoger, analizar, ordenar y trazar una agenda detallada, documentada y conducente a transformaciones urgentes y necesarias. Los temas los planteamos para recoger el dolor de los pueblos, no para excluirlos. Los temas son una invitación a romper el silencio y a tejer una agenda de los pueblos. Todos los temas y dolores deben ser recogidos. La agenda que planteamos es:

1. Rechazamos los Tratados de Libre Comercio que se han negociado y se vienen negociando con los Estados Unidos, Canadá y los países Europeos. Estos tratados son una estrategia malintencionada de actores económicos globales. El proceso de negociación, su contenido y sus resultados amenazan nuestras culturas, nuestros territorios, nuestra soberanía, entregan recursos y riquezas a intereses corporativos transnacionales, amenazan la vida y la Madre Tierra y nos someten al afán de acumulación de corporaciones. Estos no son tratados entre los pueblos sino contra los derechos de los pueblos. Son legislaciones supranacionales que nos someten a corporaciones y a su afán de lucro.

2. No más terror y guerra. Rechazamos la política de seguridad democrática, el Plan Colombia, la parapolítica, la guerra sucia, la represión, la militarización de la vida social y la criminalización de la protesta. Verdad, justicia y reparación integral frente a los crímenes cometidos. La guerra no es el camino. Personas que nos han hecho mucho daño, como Juan José Chaux Mosquera, deben ser juzgados desde el derecho propio para que su mal ejemplo nunca se repita y sus víctimas sean reparadas.

3. Derogación de toda la legislación de despojo. Las reformas constitucionales y legales y las leyes que privan a los pueblos de sus derechos y libertades deben ser reemplazadas por leyes para la vida y defensa de la soberanía y de los derechos y bienestar de los pueblos. Particularmente urgente es la derogatoria del Estatuto Rural, ley 1152 de 2007 que viola abiertamente el Convenio 169 de la OIT, desconoce los derechos fundamentales indígenas, destruye los derechos campesinos y legaliza los robos de tierras hechos mediante la violencia. Derogación de toda otra legislación de despojo. Las reformas constitucionales y legales y las leyes que privan a los pueblos de sus derechos y libertades deben ser reemplazadas por leyes para la vida y defensa de la soberanía y de los derechos y bienestar de los pueblos. Particularmente urgente es la derogatoria del Código de Minas y los Planes de Aguas. Cumplimiento de Acuerdos y Convenios. A través de años de lucha, los pueblos y procesos hemos logrado ganancias y derechos que son violentados e ignorados de manera continua y recurrente. Exigimos que el resultado de estas luchas, plasmado en acuerdos y convenios sea respetado. Mencionamos por ejemplo, para el caso de los pueblos indígenas, la aplicación del Convenio 169 de la OIT o Ley 21 de 1991, el pleno reconocimiento e implementación de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas del 2007. Exigimos el cumplimiento de lo acordado a raíz de la masacre de El Nilo y del Decreto 982 de 1999.

4. Creación de Mecanismos de Soberanía, Paz y Convivencia de modo que podamos elaborar y hacer realidad nuestra Agenda a través del Congreso Permanente de los Pueblos.

El Camino

1. La fuerza pública debe ser retirada de todos los territorios indígenas de manera definitiva. El territorio de Paz, Convivencia y Diálogo de La María Piendamó debe ser despejado y respetado. Todos los daños causados por la agresión militar deben ser reparados de manera integral.
2. Debe cesar de inmediato el fuego y la represión contra los pueblos movilizados
3. Exigimos la salida de todos los actores armados de nuestros territorios y el establecimiento de territorios libres de guerra con el monitoreo de observadores internacionales civiles bajo la supervisión de la Guardia Indígena.
4. Los medios populares y no comerciales deben ser reconocidos, respetados, escuchados y apoyados como fuentes de la verdad para el diálogo. Los medios de comunicación comerciales deben abrirse a escuchar y transmitir las propuestas y posiciones de los pueblos, de los excluidos, de las mayorías y deben hacer pública la verdad de opresión, exclusión y sometimiento sin servirle más de manera exclusiva y excluyente a intereses económicos particulares.
5. Convocamos de inmediato, como garantes del diálogo a las siguientes personalidades (sin que esta lista excluya otras personalidades y propuestas):
a. James Anaya, Relator Especial de las Naciones Unidas para los Pueblos Indígenas. Exigimos su presencia inmediata para iniciar el proceso y coordinar la comisión mediadora y promotora del diálogo.
b. Baltasar Garzón, Juez y miembro del Centro para la Paz de Toledo
c. Evo Morales Ayma, Presidente de Bolivia y líder indígena de un proceso de transformación desde los pueblos.
d. Blanca Chancoso, líder de mujeres y pueblos indígenas del Ecuador

En Colombia, hay un levantamiento indígena y popular en marcha. Podrían, talvez, con toda la fuerza de la propaganda y del terror, someternos al silencio una vez más, pero volveremos a levantarnos, seguiremos en Minga hasta cuando la Conmoción de los Pueblos se encuentre en camino de ser superada.

Minga de los Pueblos
Territorio de Diálogo, Convivencia y Paz
La María, Piendamó
Octubre 16 de 2008.
http://www.nasaacin.org/noticias.htm?x=8925

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