Un desangre que se ahonda y se prolonga, ahora sus hilos llegaron al Catatumbo, al municipio de El Tarra. En plena luz del día del 29 de julio, cuando la diversión y el compartir desprevenido llenaba uno de los billares con que cuenta este municipio en su zona central, en donde varios amigos compartían recuerdos y visiones sobre el presente, la presencia inesperada de un grupo de sicarios encapuchados, transportados en motocicletas, y dotado de fusilería, interrumpió con ráfagas de 5.56 y 7.62 el rodar de las bolas de billar, así como la vida de nueve de los allí presentes; otros dos quedaron tendidos en el piso, impactados sobre su humanidad.
“[…] entre las nueve personas asesinadas había un líder social perteneciente a la Asociación campesina del Catatumbo. Se trata de Frederman Quintero presidente de la junta acción comunal de la vereda el 84, responsable del Comité veredal de Ascamcat”, informó a desdeabajo, en conversación telefónica, Juan Quintero vicepresidente de la Asociación Campesina del Catatumbo.
Según informa Ascamcat en su página, este líder social participaría el próximo 3 y 4 de agosto en la Audiencia Popular Regional a celebrarse en el municipio San Calixto de la región del Catatumbo. Las audiencias permiten a la población opinar políticamente y llevar a cabo lo que constitucionalmente está reglamentado: ejercer el estado social de derecho, para buscarle solución a la problemáticas existentes en la región.
Juan Quintero nos narra parte de los hechos ocurridos ayer en El Tarra:
“Según versiones de la autoridad departamental, entre este grupo de personas se encuentran tres ex integrantes de las Farc acreditados por el Comisionado de paz”, lo que permite entrever que la masacre fue fríamente calculada, buscando golpear en dos direcciones de manera simultánea: liderazgos sociales y personas con capacidad y experiencia militar, y tal vez disposición para retomar su batalla si los incumplimientos del Gobierno Nacional con lo firmado en La Habana y luego en el Teatro Colón, prosiguen.
Otras de las víctimas que registra este ataque sicarial, a las cuales Juan Quintero se refiere como “[…] personas que estaban en el lugar equivocado, en el momento equivocado (son): “un joven que vendía lotería y está por establecerse la identidad de las otras personas que se encontraban en el establecimiento”.
Las horas pasan, un aire de temor y zozobra expande aires amargos sobre este territorio, y pese a ello las autoridades no se atreven a confirmar el grupo responsable de la autoría de este ataque. Algunos especulan con la posibilidad de que la autoría de los hechos recaiga sobre alguna de las estructuras armadas que con más evidencia ejercen control sobre esta parte del país, sin embargo el Eln y el Epl, pocas horas después de conocido este insuceso, dejaron en claro que no participaron en los hechos. Como es conocido, ambas agrupaciones sostienen una confrontación abierta desde hace varios meses, la cual ha dejado como resultado varios muertos, el secuestro de líderes sociales por espacio de varios días, la imposición de paros armados como evidencia de control territorial y el temor entre la población que habita esta parte del país de quedar en medio de combates que toman forma en la parte rural a distinta horas del día.
Sobre este particular enfatiza nuestro entrevistado: “[…] hay una incertidumbres de quienes pudiesen haber sido; están circulando unos comunicados del Eln y el Epl desvinculándose del hecho, rechazándolo, se está verificando la veracidad de los hechos, pero lo que hay que preguntarse es, ¿cómo es posible que se desarrolle una masacre a plena luz del día, en un casco urbano de los más custodiados del Catatumbo y la fuerza pública no se de por enterada”.
Es una realidad que genera una suspicaz duda en relación a cómo sucedieron los hechos, técnicamente en las narices de la Fuerza Pública que copa el casco urbano de esta localidad.
Preguntado sobre amenazas recibidas en días pasados, Juan Quintero confirma que no sabían de ningún tipo de amenazas en contra del líder social, y hasta el momento las autoridades tampoco han explicado algo sobre los posibles responsables. Según ellas, están esperando a la reunión del Consejo municipal de paz, reconciliación y no estigmatización, del municipio de el Tarra para esclarecer los hechos.
“[…] y lo de siempre, lo que hemos expresado es un anuncio de desmilitarización. Nosotros pensamos que hay que ir más de fondo a este tema, hay unos escenarios propicios para ayudar a resolver los conflictos sociales y armados que tenemos en la región, y esperamos que esas voluntades existan en los grupos armados, en las autoridades y en el Gobierno”.
Al despedirnos, recordamos que esta parte del país, fuertemente azotada por el paramilitarismo hace dos décadas, no vivía un hecho similar desde hacía dos décadas. Eran tiempos donde no se sabía cuál sería la próxima víctima, pero donde muchos temían por su vida. Hoy parece volver tal temor, ahondado por la ofensiva paramilitar vivida desde hace cerca de dos años en contra del movimiento social.
Es un recuerdo y un temor que también hace temer por el futuro del Acuerdo de Paz, deshecho en varios de sus principales apartados, y marcado por la sangre de decenas de sus actores medios y de base. Sin duda alguna, Santos se va el próximo 7 de agosto sin haber cumplido con su promesa de paz completa y manchado por la sangre de los liderazgos sociales asesinados en distintas partes del país.
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Interrogantes y escenarios, periódico desdeabajo No. 248
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