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Periodista colombiano habló con Rodrigo Granda minutos antes de su posible rapto en Caracas

desdeabajo

¿Cómo contactó a Granda? Durante el Encuentro Mundial de Intelectuales, entre los días 2 y 3 de diciembre, pude establecer relación con los asistentes al evento en el lobby del Hilton y algunas de esas personas me señalan que allí está Rodrigo Granda. Cuando lo vi, me le acerco y converso con él sobre la posibilidad de concertar una entrevista. ¿Cuántas veces más lo vio? Acordamos encontrarnos el lunes seis, en un café cerca del Hotel, a la una de la tarde, y pienso que esa vez hablamos como 45 minutos. Luego, el jueves nueve, en el lobby del Anauco Hilton, coincidencialmente lo encuentro un momento y al día siguiente (viernes) vuelvo a encontrarlo y pautamos vernos el lunes 13, pues él me manifiesta que va salir de Caracas el fin de semana y me indica el sitio del encuentro: un cafetín a la vuelta del metro de Bellas Artes. ¿Esa fue la cita del 13D?

El lunes entro allí a la 1:00 p.m., hago una mirada en el primer escenario que tiene la cafetería, que es un antejardín cubierto y (Granda) no está ahí. Entro a la puerta interior de la cafetería y tampoco lo veo. Subo las escaleras a mano derecha y nada, entonces espero un poco y me retiro del lugar a la 1:35 pensando que no habrá entrevista y busco una arepera. ¿Pero se dio la entrevista? Como a las 2:16 recibo una llamada y escucho voces pero la llamada no entra. A los cinco minutos recibo una llamada de él (Granda), que se disculpa diciéndome que tuvo un trancón en Petare y no pudo llegar. Luego me insiste que nos veamos a las tres de la tarde. ¿Cómo fue el encuentro? Yo llego a las 3:02 minutos y apenas entro lo veo a él en la mesa del primer ambiente, inmediato a la calle, en el rincón derecho. Entonces lo saludo, me siento de espaldas a la puerta y no me doy cuenta de ninguna circunstancia.

Él me vuelve a explicar su retraso por el trancón de Petare y me cuenta que de su teléfono no salen llamadas y hasta que no encontró otro no me pudo llamar. ¿Recuerda de qué hablaron? Hablamos de la situación política de Colombia y el tema electoral. Yo mencioné de manera general la perspectiva de varias candidaturas y él anotó en unos recorticos de papel algunos nombres. Luego me pidió mi opinión sobre el Congreso Bolivariano de los Pueblos y me dijo que para él ese evento quedó herido de muerte porque no se quiso profundizar en la caracterización del conflicto colombiano. ¿Granda recibió llamadas? Como a las 3:30 a él le entra una llamada a su celular. Se para, trata de retirarse pero yo no lo pierdo de vista y noto que corta la comunicación y vuelve a la mesa. A las 3:55 le entra otra llamada al celular y el efecto de esa llamada lo cambió totalmente. Respondió con entusiasmo y dijo: “¡Quiubo, hace cuánto que no te veo!”. Luego, se levanta, se retira y yo lo pierdo de vista. ¿Qué hizo usted entretanto? Yo había pedido un hígado. Cuando él se retira nuevamente, termino de comer. Calculo que en cinco minutos. Luego me acomodo en el asiento y alcanzo a ver por el rabillo del ojo, a las 4:01 de la tarde, que él entra y en ese momento recibe una nueva llamada, y vuelve a salir. ¿Entonces no vio el rapto? Yo, obviamente, no vi nada ni escuché nada.

Yo estaba completamente de espaldas a la puerta y el ángulo mío no daba chance de ver nada a la calle. Tampoco escuché nada. ¿Y qué pasó después? A las 4:35, pues, yo me paro. Me pareció un tiempo demasiado largo para una conversación y voy hacia la puerta exterior. Esperaba verlo hablando en la acera de enfrente, pero no veo nada y vuelvo a sentarme como una hora más. En ese momento, llamo al mesero y le pregunto: ¿Oiga, el señor aquí. no vio para dónde salió? Entonces, el mesero me dijo: “Él me pidió un tinto y salió para abajo hacia la Avenida Universidad”. Entonces, yo salgo a la puerta, miro, y como tenía un compromiso, llamo desde un teléfono de alquiler para disculparme y vuelvo a sentarme porque había unas cosas de él en la mesa. ¿Hasta qué hora esperó? Cuando siento que oscurece, me voy, tras esperar como hasta las 6:20. Pedí al mesero la factura y pagué como 12.800 bolívares por tres cafés, una soda, un jugo de naranja y un hígado. ¿Recuerda qué cosas dejó Granda y cómo estaba vestido? Dejó un bolígrafo negro, una caja de Marlboro, un encendedor y unos papelitos…

Estaba vestido con una camisa oscura, que cuando yo lo veo en las imágenes de su detención, me parece que era la misma que llevaba el día que lo vi. ¿Cuándo conoció de su detención en Colombia? Como a los tres días vi en televisión la noticia de su detención en Cúcuta y me pregunté: Oiga, ¿qué pasó? Me doy cuenta que es un rapto y empiezo a pensar qué debía hacer. ¿Cuándo decide contactar a las autoridades? Cuando el MIJ hace declaraciones sobre el tema, busco la manera de acercarme al despacho. El martes de esta semana, con alguien de prensa le digo: Mire, hágame el favor de decirle al ministro Chacón que el periodista Omar Rodríguez necesita hablar con él un asunto urgente. Y entonces me manda a decir que a las 12 de ese mismo día me atendería. ¿Y habló con Chacón? Me atendió y hablamos como una hora. Me pidió el teléfono y en la noche me llama para reunirnos el miércoles 5 a las 9 am en el MIJ. Al día siguiente me entrevisté con Marcos Chávez y declaré lo que sé en el Cicpc.

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