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Quién gana y quién pierde con la suspensión del gasoducto que une Rusia y Alemania

Quién gana y quién pierde con la suspensión del gasoducto que une Rusia y Alemania

Olaf Scholz ha anunciado que suspende la entrada en funcionamiento del Nord Stream II, el gasoducto con el que el país germano se iba a abastecer de gas natural ruso. Esta decisión tiene unas implicaciones importantes a nivel geopolítico pero también a nivel energético.

 Alemania ha decidido, en mitad la escalada militar en Ucrania, suspender la aprobación del certificado del gasoducto Nord Stream 2 operado por la compañía rusa Gazprom. Esta infraestructura, que estaba a punto de comenzar a funcionar, iba a ser un eje energético clave para el abastecimiento gasista germano. “Sin esta certificación, Nord Stream no puede entrar en funcionamiento”, ha dicho este martes el canciller Olaf Scholz.

Los alemanes, con una economía supeditada fuertemente a este combustible fósil, consumen un 55% de gas de origen ruso y esta infraestructura era clave para abaratar costes y garantizar el suministro estable, puesto que hasta la fecha se estaban nutriendo del Nord Stream I cuyas tuberías pasaban previamente por Ucrania, algo que con este proyecto se evitaba con un importante ahorro.

La decisión de Scholz coincide con el conflicto militar en Ucrania, pero el origen del problema se remonta al mes de noviembre, cuando Alemania suspendió temporalmente la puesta en marcha del gasoducto y dio tres meses a Gazprom a adaptar la infraestructura a la legislación alemana. La Agencia Federal de Redes teutona requería que las tuberías de transporte fueran operadas por una compañía germana. De esta forma, ese periodo trimestral termina justo en este momento, por lo que la suspensión aparentemente definitiva no llega por casualidad.

Alemania sacrifica su abastecimiento en mitad de una escalada militar?

Para Alemania, dinamitar la puesta en marcha de este gasoducto tiene implicaciones importantes. Su abastecimiento gasista de origen ruso no queda a priori comprometido, ya que este combustible le estaba llegando por el Nord Stream I. Sin embargo, esta decisión podría hacer a Putin mover ficha y cortar el suministro, lo que podría poner en peligro parte del funcionamiento energético del país germano y de algunos países del centro de Europa. 

“Alemania es uno de los mayores consumidores de gas. Necesita mucha infraestructura para satisfacer su demanda y, por ello, en los últimos años ha apostado por construir plantes de importación de gas por barco”, indica Josep Nualart, investigador de Energía y Clima del Observatori del Deute en la Globalizació (ODG), que señala que esta alternativa tiene implicaciones negativas desde el punto de vista de los precios.

“El gas natural de barco se rige de otra forma. Los gasoductos funcionan con acuerdos bilaterales entre países, pero la importación de barco se basa en tres mercados: EEUU, Europa y Asía. Esto hace que los precios se establezcan por la ley de mercado de oferta y demanda, por lo que el precio puede variar si un país ofrece más. Esta última crisis energética sirve de ejemplo; Asia ha desarrollado un mercado de importación importante y tenía una capacidad de almacenar y de pagar más, lo que hacía que el precio subiese y que parte del gas de EEUU se fuese hacia Asia y no hacia Europa”, explica el experto.

¿Podría afectar esta decisión a España y al resto de Europa?

La dependencia exterior de España no se ubica tanto en Rusia como en el norte de África, en tanto que el grueso de la importación que llega desde Argelia y la parte restante se completa, grosso modo, desde las plantas de importación por barcos norteamericanos.

En el caso de Europa, la decisión de Scholz tiene más implicaciones, por la cercanía geográfica, pero el viejo continente lleva desde 2015, año en el que se impulsó la estrategia de la Unión de la Energía en la que se apostaba por una transformación de las líneas de abastecimiento que hicieran a los países restar su dependencia de Rusia y buscar –además de nuevas tecnologías renovables– alternativas de importación a través de otros mercados –EEUU– y de otros gasoductos. Es el caso del Southern Gas Corridor que conecta Azerbayan, Georgia, Turquía, Grecia, Albania e Italia. Aparecen otras infraestructuras como la expansión de la central portuaria de importación de Gdansk en Polonia, con una mirada clara a Asia o el corredor EastMed, que pretende unir el mediterráneo occidental pasando por Grecia y Chipre. 

¿Qué papel juega EEUU?

De alguna forma, EEUU podría verse beneficiado de esta decisión. De hecho, el propio Joe Biden ya dejó entrever su influencia en Alemania al asegurar que “no habrá Nord Stream 2” en caso de que Rusia incrementase la escalada militar en Ucrania. Si bien los norteamericanos han dejado ver su preocupación sobre el impacto que este gasoducto tendría en Ucrania, los intereses de los estadounidenses van ligados al mercado, pues podría ocupar ese nicho para exportar su gas a los alemanes por la vía marítima. 

madrid

22/02/2022 21:31 Actualizado: 23/02/2022 07:30

Por Alejandro Tena

Información adicional

Autor/a: Alejandro Tena
País:
Región: Europa
Fuente: Público

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