“Ayer, contó Galeano, fue el último día del miedo en Bolivia”; explicó
que ya nunca más habrá de paralizarse el pueblo con la sensación de
temor ante el poderoso. El escritor también dijo que el mundo se divide
entre indignos e indignados, y que en todo caso él estaba feliz, porque,
tomando partido, era muy importante estar aquí, en este parto.
“El mundo entero padece una dictadura del miedo que emite gases
paralizantes”, explicó ante los miles congregados en la Plaza de los Héroes.
“Un miedo a recordar, a vivir, a morir y, sobretodo, miedo de ser, de
reconocernos en toda nuestra espléndida y poderosa plenitud”, dijo al
describir el festivo acto como un “acto de dignidad colectiva”.
El vicepresidente de Cuba, Carlos Lage, felicita a Evo Morales, quien
asumió ayer la presidencia de Bolivia FOTO Reuters
Nuestros países nacieron condenados a una suerte de fatalidad del miedo
que nos impide vernos como somos y como podemos ser”, indicó el autor
de Las venas abiertas de América Latina.
“Lo que ha sucedido en Bolivia nos enseña que ese miedo de ser lo que
podemos ser no es un enemigo invencible; el racismo no es una fatalidad
del destino, no estamos condenados a repetir la historia.
“Nos han entrenado para andar en silla de ruedas y ahora estamos
recuperando la posibilidad y energía en América Latina de caminar con
nuestras propias piernas, pensar con nuestras propias cabezas y sentir con
nuestros propios corazones”, añadió.
Todas las constituciones latinoamericanas fueron hechas “por pocos y
para poquitos, y generaron naciones donde las mayorías estaban y siguen
estando malditas”. El mundo se divide, sobre todo, “entre indignos e
indignados, y ya sabrá cada quien de qué lado quiere o puede estar”,
agregó el escritor, quien pidió un viva por “el alumbramiento de otra
Bolivia, ¡que viva el nacimiento de otro mundo posible!”
Por: La Jornada
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