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BP reconoce que el vertido puede ser diez veces mayor

BP ha reconocido que el escape del Golfo de México, producido tras un accidente en una de sus plataformas petrolíferas, podría ser mucho más grave de lo inicialmente estimado. En una reunión a puerta cerrada con congresistas en Washington, los directivos de BP reconocieron que el vertido del Deepwater Horizonpodría llegar a los 60.000 barri-les diarios, diez veces más de lo que se dijo tras la explosión de la plataforma, el pasado 20 de abril, según una información revelada ayer por The New York Times. Durante una rueda de prensa celebrada ayer, Doug Suttles, jefe de operaciones de BP, reconoció que “es posible” que el vertido alcance esa magnitud, aunque dijo que no cree “que esté sucediendo ahora mismo”.

El Senado ha convocado a los responsables de la petrolera británica la semana que viene, así como a los de Trans-ocean, propietaria de la plataforma, y a Halliburton, que efectuaba trabajos de mantenimiento, para que ofrezcan explicaciones al respecto.

La compañía petrolera, en todo caso, anunció ayer que había conseguido tapar uno de los tres escapes, aunque también dijo que no influiría en la cantidad de crudo que cada día contamina las aguas del Golfo de México. Pero al menos “permite centrarnos en los otros dos escapes”, dijo el portavoz de BP, John Curry.

“Robots submarinos partieron el conducto principal, que quedó totalmente retorcido durante la explosión, y pusieron una funda para evitar el derrame”, explicó a Público otro representante de la petrolera, Steve Rinehart, portavoz de BP en Mobile (Alabama). La compañía británica, además, debería instalar hoy una de las cuatro gigantescas campanas que ha estado construyendo en Port Fourchon (Luisiana) encima del derrame para tratar de empezar a contener el escape.

BP también esperaba volver a realizar un incendio controlado en parte de la mancha. “Pero necesitamos autorización de la guardia costera, ellos son los encargados del proceso; debe ser algo muy vigilado, con vallas ignífugas”, explicaba Lisa Doughton, otra portavoz de BP.

El control de la mancha de crudo no es el único problema al que se enfrenta BP. La compañía, por una parte, aún no ha explicado los motivos del accidente, que ha provocado 11 muertos. The Washington Post, además, publicaba ayer que el Departamento de Interior dispensó a BP de evaluar en detalle qué impacto medioambiental podrían tener sus perforaciones en el Golfo de México. Según documentos internos del Gobierno citados por el diario, la petrolera se vio exenta de elaborar tales informes el año pasado, después de que tres investigaciones en la zona, algunas hechas por la propia petrolera, descartaran que pudiera producirse un escape realmente importante.

Presión de la compañía


El Mineral Management Service (MMS) decidió dar a Deep-water Horizon una “exclusión categórica” de las obligaciones previstas por la ley medioambiental (NEPA, siglas en inglés de National Environmental Policy Act) en abril de 2009, detalló The Washington Post. El diario también aseguró que los esfuerzos de lobby de la petrolera en Washington para ampliar estos privilegios se prolongaron hasta 11 días antes de la explosión.

“Nos basamos en los antecedentes de accidentes en el Golfo de México”, explicó un portavoz de la petrolera para justificar que en ningún momento anticiparon una explosión como la de Deepwater Horizon. “Cuando averigüemos la causa del accidente, podremos determinar si debemos cambiar el régimen regulatorio para proteger el medio ambiente”, añadió la misma fuente.

Al cierre de esta edición, la marea negra estaba a unos 20 kilómetros de la barrera de islas que protege la costa de Misisipi (Cat Island, Ship Island, Horn Island), y las autoridades no esperan grandes cambios en las próximas 72 horas. “Estoy contento, de momento no he visto nada”, cuenta a Público William Walker, director del Department of Marine Resources (DMR) de Misisipi, la agencia que controla las aguas del estado y que en este momento dirige las operaciones de contención de la marea. Walker acaba de volver de una inspección en barco y responde con cierto alivio. “La mancha ha dejado de moverse. Eso es bueno. Es más fácil luchar en mar abierto”.

El experto parece razonablemente optimista. “El crudo que está flotando en el mar es un crudo muy ligero, de color naranja; aquí lo llaman sweet oil, nada que ver con el crudo negro y denso del Exxon Valdez. Hemos tenido vertidos peores en el Golfo de México, pero no tan cerca de Estados Unidos”, reconoce. El director del DMR se refiere a la explosión de la plataforma Ixtoc, en la bahía de Campeche en 1979, que derramó 500 millones de litros de crudo.

BP ha montado una gigantesca operación de relaciones públicas en la zona del Golfo. Ya ha dicho que dará 25 millo-nes a cada uno de los cuatro estados más directamente amenazados (Luisiana, Misisipi, Alabama, Florida), para sufragar los primeros gastos.

Por ISABEL PIQUER 05/05/2010 19:11 Actualizado: 06/05/2010 

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