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Carta de Nova Iguaçu. Foro Mundial de Educación Temático de Nova Iguaçu,

desdeabajo

Casi un año después, 30 mil educadoras y educadores,
militantes sociales, niños y niñas, delegados y delegadas
de más de 25 países nos reunimos aquí, en Nova Iguaçu, para
decirle no a la violencia, sí a la Vida, sí a la verdad, sí
a la dignidad, sí a la justicia, sí a la educación.
Realizamos un nuevo Foro Mundial cuyo tema ha sido
Educación Ciudadana para una Ciudad Educadora, un evento
histórico, con diversas conferencias y debates, con más de
300 actividades autogestionadas y con un Foro Infanto-
Juvenil que reunió más de 5 mil niñas y niños, discutiendo
la construcción de una nueva educación para una nueva
sociedad.

El Foro Mundial de Educación de Nova Iguaçu ha sido un
espacio abierto y plural, donde se reafirmaron los
principios y lemas que nos convocaron en las ediciones
anteriores, realizadas en Porto Alegre, San Pablo, Córdoba
(España) y Caracas. Hemos contribuido aquí a la
construcción de un proceso de movilización y de lucha por
la defensa irrestricta del derecho a la educación como un
derecho humano y social; como un requisito fundamental para
la construcción de una sociedad justa, igualitaria y
emancipadora de todo poder autoritario, dictatorial,
totalitario; como requisito para la construcción y el
fortalecimiento de una democracia radical, para la
construcción de la justicia social y para la realización
efectiva de los derechos humanos.

El Foro Mundial de Educación de Nova Iguaçu ha sido un
evento que marcará la historia democrática de la Baixada
Fulminense, constituyendo un hito en el fortalecimiento y
ampliación de nuestra Plataforma Mundial de Luchas por el
Derecho a la Educación, creada en el marco de Foro Social
Mundial y multiplicada en las acciones, propuestas y
estrategias de centenas de movimientos sociales,
organizaciones populares, sindicatos democráticos, en el
trabajo cotidiano de millares de escuelas, donde se
construye la utopía de una educación emancipatoria y
libertaria.

Quienes nos hemos reunido en Nova Iguaçu, reafirmamos
nuestro compromiso con la defensa y la transformación
democrática de la escuela pública, gratuita, laica y de
calidad para todos y todas.

Rechazamos las políticas neoliberales, conservadoras y
oligárquicas que privatizan y mercantilizan el derecho a la
educación y los derechos humanos.

Rechazamos la inclusión de la educación como un bien
comercializable en cualquier tratado que, bajo el eufemismo
del “libre comercio” pretenda destruir la dignidad, la
felicidad y la libertad de nuestros pueblos.

Rechazamos cualquier forma de precarización del trabajo
docente y todas las políticas que degradan el ejercicio de
la docencia, violando sus derechos y, junto con ellos, el
derecho de todos los niños y niñas a recibir una educación
de calidad.

Rechazamos cualquier forma de intromisión de los organismos
financieros internacionales en la definición del rumbo y
sentido de las políticas educativas diseñadas por nuestros
gobiernos.

Rechazamos también las políticas económicas que, bajo el
falaz argumento del equilibrio fiscal, priorizan el pago de
una deuda externa ilegítima e impagable, generando el
permanente drenaje de recursos públicos a grupos económicos
nacionales o transnacionales.

Rechazamos toda forma de imperialismo y colonialismo,
especialmente, el ejercido por las naciones más poderosas
del planeta contra el Tercer Mundo, contra aquellos pueblos
cuya identidad y dignidad resulta masacrada por la
arbitrariedad de un poder guiado por los intereses
económicos y por la indecencia del atropello indiscriminado
de nuestros derechos, de nuestras culturas, de nuestras
lenguas y nuestra dignidad.

Rechazamos el uso de la educación como una herramienta de
domesticación y subalternidad, como instrumento de
dominación y segregación.

Rechazamos toda forma de racismo y sexismo, dentro y fuera
de nuestras escuelas y de nuestras universidades.

Rechazamos la criminalización de los pobres, quienes,
sometidos a las formas más brutales de exclusión, son
estigmatizados por quienes asocian su presencia al peligro
y al delito, por quienes pretenden transformar a los
jóvenes y las jóvenes de sectores populares en los
culpables por la discriminación que cotidianamente sufren.

Quienes nos hemos reunido en Nova Iguaçu, defendemos la
construcción de un proyecto educativo emancipatorio, donde
los estados asuman, sin concesiones, su responsabilidad
inalienable en el financiamiento de la educación publica,
destinando, por lo menos, el 6% de su PBI a sustentarla.

Defendemos la educación como una efectiva e imprescindible
forma de inclusión social y trabajamos todos los días para
desterrar el analfabetismo y las causas que lo producen.

Defendemos la educación como una herramienta para la
recuperación de la memoria de nuestras luchas y la de
aquellos quienes nos precedieron, dejando su imborrable
ejemplo de compromiso y dignidad en la constricción de un
futuro mejor.

Defendemos la educación como práctica de la libertad, como
utopía libertaria, como herramienta para la construcción de
un horizonte de dignidad y solidaridad, donde se crean y
recrean los valores democráticos, la sensibilidad y la
indignación ante las injusticias.

Defendemos la educación democrática como una plataforma
desde donde poder gritar “NUNCA MÁS”: nunca más dictaduras
brutales, nunca más represiones, masacres, genocidios,
nunca más negación de nuestros derechos, de nuestra
historia, de nuestra dignidad.

Defendemos la educación como forma de justicia y de lucha
por la verdad que nos niegan, que nos roban, que nos
pretenden hacer olvidar.

Defendemos la educación como posibilidad efectiva para
volvernos personas mejores. Para aprender a admirar el
mundo en que vivimos y para luchar todos los días, haciendo
que todos, todas, podamos tener derecho a disfrutarlo.

Defendemos la educación pública y, por eso, proponemos dar
continuidad a los compromisos asumidos en los Foros
anteriores, amplificando sus alcances y multiplicando sus
conquistas.

Hace un año, Nova Iguaçu era escenario de una nueva
masacre. Hoy, nos reunimos para llorar la pérdida
irreparable de esas vidas inocentes. Pero, también, para
mostrar que aquí, en la Baixada Fulminense, el pueblo, como
siempre, dice sí a la vida, al trabajo, al compromiso con
la justicia y la libertad, con la justicia y la verdad. El
Foro Mundial de Educación de Nova Iguaçu es y será un canto
a la dignidad, un grito de esperanza.

Hace un año, Douglas Brasil de Paula, un niño de doce años,
perdía la vida sin saber por qué. Era una de las 29
víctimas de la masacre. En su risa robada se espeja el
desafío de este Foro. El desafío de construir un mundo
donde la justicia social y los derechos humanos sean un
patrimonio de todos y de todas. Donde los sueños de
igualdad y justicia social sean el mapa de un territorio
que debemos construir y recorrer juntos. A él y a todos los
niños y niñas privados del presente y del futuro, dedicamos
este Foro.

Nova Iguaçu, 26 de marzo de 2006.

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