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Cumbre de los Pueblos por la Soberanía y. Declaración Final

Venimos desde la resistencia contra las políticas neoliberales
imperialistas, expresadas en el libre comercio, la militarización, la
dependencia financiera y la desigualdad socioeconómica que
genera hambre y empobrecimiento a nuestros Pueblos. Lucha de
resistencia que derrotó en Mar del Plata en noviembre de 2005, la
intención del Presidente Bush de los Estados Unidos de avanzar
en la consolidación del proyecto ALCA y del Acuerdo de Seguridad
Continental. 

Además, en este nuevo tiempo que transita nuestra Sudamérica,
venimos construyendo alternativas populares a las políticas que
resistimos, como aquí en Córdoba la articulación de los
movimientos por el agua, la tierra y el ambiente. 

Por esto, todas y todos los aquí reunidos no somos meros
denunciantes de las políticas del imperio y sus aliados, sino que
nos construimos desde nuestra autonomía y diversidad con el
objetivo de alcanzar una sociedad más justa, fraterna y digna. 

Desde esta Cumbre de los Pueblos de Sudamérica
RATIFICAMOS: 

– No a los Tratados de Libre Comercio 

– SI a la integración desde y para los Pueblos 

– NO a la deuda externa y la injerencia de las instituciones
financieras internacionales • SI a la independencia económica con
soberanía financiera 

– NO a la militarización y a la doctrina de Seguridad
Continental • SI a la Soberanía Popular y la Autodeterminación de
los Pueblos 

– NO a la desigualdad del hambre y la pobreza 

– SI a la distribución de la riqueza, por la universalidad del
derecho a la vida y la soberanía alimentaria 

En ese sentido, DECLARAMOS: 

Denunciamos la política de militarización llevada a cabo por el
imperialismo, que es integral e impregna todas las relaciones
sociales, culturales, económicas y políticas. De ahí que los
tratados comerciales, como el ALCA y los TLC bilaterales, tienen
como sustento a los pactos militares. En América Latina todos los
yacimientos estratégicos, minerales, energéticos, alimentarios y
acuíferos son objeto de tratados para la instalación de bases para
su control y dominio. 

Denunciamos y rechazamos la expresión del militarismo al interior
de cada país, que se traduce en control social preventivo y
represión abierta contra el reclamo popular, además de
autoritarismo e impunidad en todas las esferas de la vida. 

Reclamamos la denuncia de todos los pactos militares y el retiro
de las tropas de Estados Unidos del Paraguay, así como de las
tropas de ocupación de la MINUSTAH de Haití. 

Exigimos el cese de la agresión y el inmediato retiro de las tropas
de EE UU de Irak, y de las de Israel del Líbano y Palestina. 

Exigimos la no ratificación – y consecuente anulación – del tratado
de libre comercio del MERCOSUR con Israel. 

Demandamos a los gobiernos políticas que respeten los espacios
comunes de los pueblos originarios en nuestras fronteras, sin
dividir sus territorios ancestrales, y que retomen las
recomendaciones del III Informe sobre Cuestiones Indígenas, para
que los temas de los pueblos originarios sean transversalizados en
el Mercosur. 

Repudiamos la abstención de la Argentina el 29 de junio en la
votación sobre la Declaración Universal de los Derechos Indígenas,
en la Asamblea del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en
Ginebra. 

Exigimos que se reconozca el principio de la autodeterminación
política, cultural, territorial e identitaria de los Pueblos
Originarios y
comunidades urbanas y rurales. Exigimos la liberación de los
presos políticos de los pueblos originarios en Chile. 

Exigimos la realización de auditorias integrales y participativas de
las deudas así como la suspensión de todo pago hasta tanto no se
haya concluido con las mismas. Así podemos establecer con
fundamentos quiénes realmente deben a quienes y avanzar en la
identificación y sanción de los responsables del endeudamiento y
cobranza ilegítimos y la restitución de lo saqueado. Reconocemos
en esta lucha contra la impunidad de los grandes capitales,
mercados e instituciones financieras, una base necesaria para la
generación de alternativas de soberanía e independencia
financiera, incluyendo la implementación de sistemas tributarios
progresivos y la coordinación de acciones e iniciativas a nivel
regional que permite aprovechar y compartir solidariamente la
riqueza generada por nuestros Pueblos. 

Rechazamos la extranjerización de la tierra, el monocultivo y los
transgénicos que dañan la salud y la soberanía alimentaria de los
pueblos. 

Rechazamos cualquier intento de privatización en el área educativa
en todos los niveles. 

Exigimos la difusión, cumplimiento y aplicación -con un mayor
presupuesto para su eficacia- de las leyes de no violencia contra la
mujer y de educación sexual y reproductiva. 

Exigimos que los gobiernos de Argentina, Brasil y Paraguay
suscriban la Declaración de Agua de México, firmada por Bolivia,
Venezuela, Cuba y Uruguay. Reclamamos la sanción de códigos
de agua nacionales que sean abarcativos de todas las
dimensiones del recurso, y de un código de agua de las Américas
en el que deben insertarse los códigos nacionales, prestando
especial atención a las reservas de agua dulce, y específicamente
al Acuífero Guaraní. 

Denunciamos que siendo esta región una de las más ricas del
mundo en recursos naturales, capaz de producir alimentos y
condiciones de vida digna al conjunto de su población, hoy posee
más de la mitad de sus habitantes bajo la línea de pobreza, en
especial las mujeres, los niños y los ancianos. Los Pueblos
organizados exigimos a los poderes de los Estados que se
ataquen las causas de la pobreza implementando políticas
universales de redistribución de los bienes económicos, sociales y
culturales. 

Denunciamos la inconstitucionalidad de la prórroga de jurisdicción
a favor del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativa a
Inversiones (CIADI), dependiente del Banco Mundial. Postulamos
la declaración de su nulidad, tanto por vía legislativa como judicial,
y. rechazamos enfáticamente las demandas allí planteadas. 

Exigimos la anulación inmediata de los Tratados Bilaterales de
Inversión que los estados nacionales renuevan periódicamente.
Denunciamos las facilidades y concesiones por parte de los
gobiernos hacia empresas transnacionales, responsables de la
explotación y el saqueo de nuestros recursos naturales. No
queremos industrias sucias en nuestros países. Exigimos el cese
de la construcción de las plantas de celulosa sobre las márgenes
del río Uruguay, así como la prosecución de otros proyectos
similares en la región. 

Rechazamos toda reforma judicial que conlleve a la privatización
de la Justicia. 

Exigimos un aumento sustancial de los presupuestos educativos y
la profunda democratización de los sistemas educativos en todos
los órdenes sin dilaciones. Exigimos la participación y el respeto
de los plazos que ésta requiere para la discusión de las leyes
vinculadas a la educación. 

Rechazamos los canjes de deuda por educación, exigiendo en
este sentido una actitud de escucha a los reiterados pedidos
elevados a los gobiernos por parte de organizaciones,
personalidades y expertos del área de educación de intachable
trayectoria. 

Denunciamos la continuidad de la ronda de negociaciones actual
en la OMC y reclamamos su cierre. Rechazamos en particular la
oferta de sectores esenciales como canje por promesas de
cambios en las políticas proteccionistas de los países del norte. 

Reclamamos que el trabajo autogestionado sea reconocido como
una relación económica, social y cultural a partir de un régimen
jurídico, económico, laboral, social y fiscal adecuado a sus
necesidades para crecer y cumplir un rol fundamental en la
construcción de un proyecto de Justicia Social y de Independencia
Económica de los Pueblos. En este espíritu, nos solidarizamos
con la lucha llevada adelante por los trabajadores gráficos
uruguayos de Coprograf, reclamando una rápida solución que haga
efectiva la entrega de la planta a los trabajadores a un año de su
ocupación. 

Exigimos, sin desmedro para otros países, la salida al mar de
Bolivia y la construcción de un puerto operado libremente por ese
país hermano. 

Exigir el cumplimiento de los acuerdos y convenios
internacionales, como el Convenio 143 de la OIT contra la
discriminación y la explotación y por la igualdad de oportunidades 

MANIFESTAMOS nuestro compromiso por: 

Avanzar en la construcción de instituciones y mecanismos de
integración de los Pueblos con la participación ciudadana
democrática y solidaria, ejercitando nuestro derecho a conocer y
controlar los actos de gobierno. 

Bregar por la libre circulación de los y las ciudadanas
sudamericanas entre todos los países de la región. 

Unificar las acciones y articulaciones organizativas de las y los
trabajadores migrantes en la región, para defender los derechos
sociales y laborales de los mismos. Establecer un plan de lucha
contra el tráfico de personas incluyendo el tráfico infantil. Promover
la propuesta de Carta de Ciudadanía Sudamericana. 

Profundizar la acción de lucha contra las causas que generan el
hambre y la pobreza de nuestros pueblos. 

Asumirnos como Pueblos Acreedores, puesto que la deuda
reclamada a nuestros países es ilegítima fraudulenta, devastadora
y genocida, violadora de todos los derechos humanos y
ambientales. No necesitamos de los créditos de las instituciones
financieras internacionales y los mercados internacionales de
capitales para desarrollarnos. 

Convocarnos como Pueblos Americanos a unirnos y articular
acciones continentales para confrontar y derrotar al militarismo,
además de generar políticas populares y mecanismos regionales
de defensa común para impedir la agresión militar del
imperialismo. 

Reivindicar la Seguridad Social como un derecho humano
fundamental de los y las trabajadores, quienes deben participar en
la administración de los sistemas de previsión social sobre bases
solidarias, universales y redistributivas. Los sistemas de
capitalización individual obligatorios, caracterizados por el lucro e
impulsados desde los organismos financieros multilaterales, no
forman parte de la seguridad social. 

Promover la organización de los trabajadores de la salud con las
comunidades, barrios y organizaciones de pacientes,
transgrediendo los límites de la función asistencial y articulando
con otras áreas como educación, cuidado y preservación del
medio ambiente, fortaleciendo el cambio de modelo hacia la
promoción y prevención de la salud. Promover el uso racional de
medicamentos y vacunas, y garantizar por parte de los países de
la región, la cobertura de todos los tratamientos integrales de
enfermedades como el VIH-SIDA, oncológicas y endémicas a los y
las habitantes de la región. 

Construir una toma de conciencia del sistema patriarcal imperante,
desde lo individual hacia lo social, así como a transformar el
lenguaje desde la perspectiva de género y luchar por la
despenalización y legalización el aborto. 

Reconocer que la violencia no es un problema personal sino social
y que juntos, organizadamente lo podemos superar. 

Luchar por la distribución equitativa del agua y tierra, priorizando
su función social, y la Soberanía Alimentaria como derecho de los
Pueblos a decidir qué y cómo producir y alimentarse. 

Garantizar los derechos humanos y sociales a la salud, la vivienda,
el acceso a la justicia y a una educación que respete la identidad
cultural para permitir una vida digna en el campo y la permanencia
y desarrollo de las y los jóvenes campesinos. 

Considerar el acceso a la tierra urbana como derecho y no como
mercancía. Asegurar la gestión democrática de la ciudad,
promoviendo la participación de la sociedad en la formulación,
implementación y fiscalización de las políticas públicas. 

Ratificar que el agua es un derecho humano esencial, tal la
declaración de las Naciones Unidas. Acompañamos, en particular,
la lucha del pueblo cordobés por lograr la estatización inmediata
de Aguas Cordobesas, convirtiéndola en una empresa de
saneamiento estatal, de gestión pública, con participación directa
y democrática de usuarios y trabajadores. Denunciamos la
persistente actitud del gobernador de la provincia de mantener el
modelo privatizador que ha fracasado de la mano del grupo Suez y
su socio Benito Roggio, y denunciamos ante la comunidad
internacional que continúa vigente la ley 9279 (diciembre de 2005)
que intenta dar continuidad a la privatización, esta vez con el pulpo
de Benito Roggio. 

Construir poder desde las y los trabajadores y el Pueblo para
empujar a los gobiernos nacionales a diseñar políticas de
recuperación de nuestros recursos energéticos y naturales. Apoyar
las distintas iniciativas tendientes a ese fin, incluyendo la campaña
en Argentina para recoger un millón de firmas para la recuperación
del petróleo. Potestad soberana de las naciones sobre el
subsuelo. Por una integración energética latinoamericana a partir
de empresas estatales en beneficio de los pueblos para avanzar en
la independencia económica y política. 

Bregar por la democratización de la sociedad en su conjunto, por
la libertad y democracia sindical, la incorporación de mecanismos
de participación popular en la designación de los magistrados y
por la democratización de las relaciones laborales en la justicia.
Ratificamos una vez más nuestro objetivo de construir una Justicia
para todas y todos, y no una Justicia para el mercado. 

Defender el derecho a una educación pública, laica, gratuita y de
calidad para todos los y las habitantes y en todos los niveles, que
contemple la diversidad cultural y los saberes ancestrales de todos
los pueblos. La educación permanente debe ser considerada como
eje para la formación de ciudadanos críticos, participativos en una
lógica emancipadora. Reapropiarnos del conocimiento y de su
producción, de la investigación científica y tecnológica, revirtiendo
el proceso dependiente de transnacionalización de los mismos. 

Impulsar la estrategia del Alternativa Bolivariana para las Américas
(ALBA) y de los Tratados Comerciales de los Pueblos (TCP), ya
en marcha por los acuerdos entre Venezuela, Cuba y Bolivia. 

Trabajar por la unidad de nuestros pueblos, que lejos de generar
climas belicosos tienden a unirnos, siguiendo el camino de la
segunda independencia que hemos recogido de Artigas, San
Martín, Simón Bolívar y el Che. 

Asumir como propios las declaraciones, propuestas y acciones
reflejadas en los documentos finales del conjunto de los foros,
encuentros, talleres y asambleas que formaron parte de esta
Cumbre de los Pueblos. 

Con estos compromisos nos convocamos a continuar fortaleciendo
nuestras luchas de resistencia y la construcción popular de
alternativas desde y para los Pueblos, en un nuevo encuentro en la
Cumbre Social por la Integración en Santa Cruz de la Sierra,
Bolivia, en ocasión de la reunión de los Presidentes de la
Comunidad Sudamericana de Naciones. 


Ciudad de Córdoba, Argentina, 20 de julio de 2006.-

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