El ex presidente de Guatemala Alfonso Portillo fue capturado ayer en una residencia particular de la provincia de Izabal, en el Caribe guatemalteco, según confirmó en la capital del país el jefe del Ministerio Público (fiscalía), Amílcar Velázquez Zárate, que no proporcionó mayores detalles sobre el operativo que concluyó con la detención. Velázquez, en breves declaraciones a la prensa local, se limitó a decir que la policía llamó a las puertas de la residencia, sin precisar su ubicación, y, “al comprobar que el señor Portillo estaba allí, procedió a su captura”. Añadió que el ex mandatario será trasladado a la capital; al mismo tiempo, en las instalaciones de la Fuerza Aérea guatemalteca se reforzaron ayer las medidas de seguridad.
Portillo estaba en libertad bajo fianza desde octubre de 2008, cuando fue extraditado de México -adonde había huido en febrero de 2004 para evadir a la justicia guatemalteca- a petición de Guatemala por un supuesto caso de corrupción. Ahora, el ex gobernante está acusado de conspirar para blanquear varios millones de dólares que supuestamente desfalcó al Gobierno de Guatemala mediante cuentas bancarias ubicadas en Estados Unidos y Europa, según informó el lunes la fiscalía de Nueva York.
En las primeras declaraciones efectuadas por Alfonso Portillo después de su detención, el ex mandatario dijo a la emisora local Radio Sonora que confía en que prevalecerá el Estado de derecho y, con ello, podrá demostrar su inocencia de los delitos que se le imputan. “Temo por mi vida”, dijo Portillo, quien atribuye su situación actual a una conspiración.
El ex presidente se negó a identificar a sus supuestos detractores, pero dijo que, en su momento y ante el juez, dará a conocer “todos los nombres” de las personas que, según él, prepararon los elementos que llevaron a los juzgados estadounidenses a formular los cargos.
“Es un grupo de personas que se reúne en casas particulares y que, lejos denunciar las supuestas anomalías ante los tribunales, rinden cuentas frente a un poderoso”, añadió, y reiteró que sus acusaciones serán debidamente documentadas ante el tribunal que debe decidir su casi segura extradición a Estados Unidos.
Sobre el ex mandatario pesan peticiones de extradición dictadas por tribunales de Nueva York y Miami (Estados Unidos)por el presunto lavado de dinero.Portillo disfrutaba en Guatemala de libertad bajo fianza por delitos similares. Durante el trámite burocrático, la información se filtró y permitió al ex gobernante burlar un vasto operativo que se prolongó a lo largo de todo el domingo, en residencias de la capital y de la provincia de Zacapa (este), de donde es originario
El fiscal general de Estados Unidos, Preet Bharara, explicó el lunes que “Alfonso [Portillo] abusó de la confianza de la gente de su nación” y convirtió las finanzas del Estado guatemalteco “en la caja chica de sus gastos particulares”.
La justicia estadounidense precisa que parte del dinero malversado por Portillo terminó en cuentas particulares de su familia y de sus íntimos en bancos de Europa y en financieras de las islas Bahamas
Se estima que Alfonso Portillo y sus cómplices supuestamente utilizaron bancos estadounidenses para lavar aproximadamente 70 millones de dólares. Esto, en un país donde el 80% de sus habitantes vive en el límite de la pobreza: dos dólares diarios.
Alfonso Portillo es el segundo presidente de Guatemala que debe comparecer ante un tribunal. El único precedente se remonta a 1918, cuando fue encarcelado el dictador Manuel Estrada Cabrera, quien murió en cautiverio. Sin embargo, durante el Gobierno de Álvaro Arzú Irigoyen (1996-2000), las figuras de tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito fueron eliminadas del Código Penal, para asombro de la comunidad internacional.
La captura del ex presidente Portillo ha levantado una ola de aprobación entre la ciudadanía, muy cansada de una clase política que en muchos casos ha convertido al Estado en un botín al que puede acceder impunemente cada cuatro años. Las emisoras de radio, con micrófonos abiertos al público, recogen las múltiples reacciones que se han multiplicado desde el momento en que se conoció la detención. “Esto está muy bien, pero ojalá no se limite a Portillo. La investigación debe hacerse a todos los presidentes, por lo menos de la era democrática”, dijo a la radio un oyente que no se identificó.
Desde su regreso de México, Portillo ha intentado crear una coalición de partidos políticos, al parecer con el fin último de alcanzar un escaño en el Congreso, lo que le garantizaría la inmunidad parlamentaria. Pero la imputación de la justicia de Estados Unidos, cuyo peso político es enorme en esta parte del continente, puede significar el fin de la carrera política del ex mandatario, que podría ser condenado a una pena de cárcel de hasta 20 años.
JOSÉ ELÍAS – Guatemala – 26/01/2010
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