Cuenta la leyenda que el maestro Nasreddin Hodja, invitado a cenar por el sultán Timur Lan (Tamerlán), se desvivía en elogios sobre cada plato. “A mí el coliflor no me gustó mucho”, opina Tamerlán, finalmente. “Tiene toda la razón, Su Majestad”, responde Hodja de inmediato, “demasiado vinagre, tal vez para ocultar que no era fresco”.
El monarca arquea las cejas: “Y cómo explica mi asesor este súbito cambio de opinión?”
“Es que yo trabajo para el Sultán”, responde Hodja. “Y no para el coliflor”.
En un inesperado cambio de opinión sobre qué es bueno para el desarrollo, el Banco Mundial anunció el 28 de abril cambios profundos en la metodología utilizada por su informe “Haciendo Negocios”, la publicación más influyente de la institución, que califica a todos los países del mundo como más o menos atractivos para los inversores en función de lo fácil o difícil que resulta establecer, conducir y cerrar una empresa, obtener créditos o iniciar una construcción.
Varios de los diez indicadores que definen el lugar de cada país en la tabla de “Haciendo Negocios” serán cambiados en el informe 2010 que se publicará en setiembre de este año, anunció el Banco Mundial.
El índice “Pagando Impuestos” (PI) será analizado por un grupo de expertos y redefinido. Hasta ahora, el PI medía que los impuestos no fueran muchos, su monto fuera reducido y fáciles de pagar. Ello hacía que muchos de los países mencionados por la Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica (OCDE) en sus listas “gris” y “negra” de paraísos fiscales tuvieran un lugar muy favorable en PI. El índice “Empleando Trabajadores” (ET) premiaba a aquellos países en los que despedir a un trabajador es fácil y barato, ya que se supone que el empresario va a dudar menos en contratar gente si despedirla no le genera dramas. Ahora será sustituido por “Protección al Trabajo” (PT), que premiará a los países que cumplan “con la letra y el espíritu” de las convenciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). “Reconocemos que protecciones bien diseñadas de los derechos de los trabajadores son buenas para el conjunto de la sociedad”, dice el Banco Mundial.
El ET dejará de ser utilizado como un componente de las evaluaciones de los países. Una nota explicativa enviada a todos los gobiernos y a los funcionarios y consultores del Banco Mundial clarifica que “el índice ET no representa la política del Banco y no debe ser usado como base para aconsejar a los gobiernos o ser citado en documentos que describan la estrategia de desarrollo de ningún país. En cambio, ahora el Banco Mundial enfatiza la necesidad de enfoques regulatorios que promuevan la creación de empleos en el sector formal de la economía, con protección para los derechos de los trabajadores y vigilancia contra la tendencia a desplazar el riesgo de las empresas a los trabajadores y las familias de pocos ingresos”.
“En estos momentos de crisis”, explica el Banco Mundial, “es importante que las acciones de los gobiernos se focalicen en las necesidades de los trabajadores y de los pobres tanto como en la sobrevivencia y el crecimiento de las empresas”. En esta perspectiva, “el acceso al seguro de desempleo y a la seguridad social es un aspecto clave”.
Sin embargo, una semana después del anuncio, el sitio web del Banco Mundial seguía distribuyendo un “simulador” en el que la posición relativa de un país en el ranking mundial mejora si las indemnizaciones por despido bajan o los horarios laborales se hacen flexibles o se reducen los impuestos a las ganancias empresariales.
Desde su primera publicación en 2003, “Haciendo Negocios” ha sido criticado por los sindicatos, que ven en él un instrumento de presión para debilitar las leyes laborales y la protección social. Si bien el informe se presenta a sí mismo como un mero ejercicio intelectual, su incorporación al conjunto de indicadores sobre el desempeño de un país hace que para obtener créditos blancos o donaciones los países muestren, si no una buena ubicación, al menos “progresos” en el sentido que hasta la semana pasada era considerado el correcto.
En los últimos tres años, la OIT criticó a “Haciendo Negocios” por mencionar explícitamente a las convenciones laborales (que tienen valor de ley internacional) como un impedimento para mejorar en la tabla. El Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes de Estados Unidos celebró audiencias sobre el tema en octubre de 2007. En sus conclusiones, el presidente del Comité, Barney Frank, dijo: “La desigualdad excesiva puede ser políticamente disfuncional y en la medida en que comienza a reducir el consumo y el ahorro puede volverse económicamente disfuncional… Me molesta que el informe ‘Haciendo Negocios’ del Banco Mundial refuerce estas tendencias”.
En junio de 2008, la propia auditoría interna del Banco Mundial criticó al informe, señalando que sus hipótesis de partida no estaban probadas y que lo que es bueno para una empresa aislada (como pagar menos impuestos o despedir fácilmente a sus trabajadores) puede no serlo para el conjunto del empresariado. Las inversiones reales (antes de la crisis) no fluirían hacia los países con alto ranking en “Haciendo Negocios” que suelen ser regímenes autoritarios y el “índice de competitividad” elaborado por el Foro Económico de Davos, una entidad empresarial, pone en los primeros lugares a los países escandinavos, que tienen los impuestos y la protección social más elevados del mundo.
Esta lluvia de críticas siempre cayó en oídos sordos hasta que, sorpresivamente, la semana pasada el Banco Mundial anunció cambios radicales. El motivo inmediato no fue una autocrítica, una opinión académica o un reconocimiento del fracaso de las políticas aplicadas hasta ahora, sino una razón más prosaica. Para obtener la liberación de 4.500 millones de dólares que Estados Unidos aportará al Banco Mundial como parte de lo prometido por la cumbre del G-20 se requiere la aprobación del Congreso y el diputado Barney Frank logró condicionar la entrega de esos fondos a la revisión de “Haciendo Negocios”. Una política, por otra parte, consistente con la del presidente Barack Obama, quien dijo el martes 5 de mayo que combatiría a las empresas que “exportan puestos de trabajo al exterior” y evaden impuestos norteamericanos a través de la banca offshore y los paraísos fiscales.
Es que el Banco Mundial, como el viejo sabio Hodja, no trabaja para los sindicatos, ni siquiera tampoco para los empresarios. Trabaja para el gobierno de Estados Unidos.
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