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El peor terremoto de Japón en toda su historia deja miles de muertos y desaparecidos

El peor terremoto de Japón en toda su historia deja miles de muertos y desaparecidos

El servicio geológico de Estados Unidos registró más de 46 réplicas del sismo de 8,9 grados de la Escala de Ritcher, la más intensa de las cuales se produjo 40 minutos después del primer macrosismo y alcanzó una magnitud de 7,1. Veinte países de ambas costas del Pacífico emitieron alertas de tsunami, incluyendo la costa oeste de Estados Unidos y en Hawaii. Chile declaró una alerta preventiva y ya registró un sismo en el norte de su territorio. Según la Prefectura de Miyagi, los trenes están fuera de servicio en la mayor parte de la isla y el gobierno declaró el estado de emergencia nuclear. La catástrofe generó una alarma mundial en el “Cinturón del Pacífico”, y se esperan fenómenos similares en el continente americano. El epicentro se ubicó a 373 kilómetros al noreste de Tokio y su foco se localizó a una profundidad de 24,4 kilómetros, ocasionando un tsunami con olas de hasta diez metros de altura, que golpeó la ciudad portuaria de Sendai.

Según las autoridades sismológicas, el temblor es el peor que ha sufrido Japón desde que se hacen mediciones. Varias personas han quedado enterradas por el hundimiento de un edificio en Sendai y otras muchas han resultado heridas. En Osaki, en la prefectura de Miyagi, y en el centro de Tokio se repiten las mismas escenas, donde decenas de personas han quedado atrapadas tras derrumbarse de los techos de distintos edificios. Alrededor de 4 millones de casas están sin electricidad en seis provincias.

El temblor ha desencadenado un incendio en la central nuclear de la Compañía de Electricidad Tohoku, en la ciudad de Onagawa, según la agencia de noticias Kyodo. Mientras el gobierno ha declarado la “emergencia nuclear”, un comunicado oficial afirmó que no hay constancia de “materiales radiactivos fuera de las instalaciones”. Otro gran incendio se registró en una refinería de la ciudad Cosmo Oil en la ciudad de Iichahara, en la región de Tokio.

El epicentro del seísmo fue en el Océano Pacífico, a 130 kilómetros de la península de Ojika y una profundidad de 10 km, en la misma zona donde hace dos días ocurrió otro terremoto de 7,3 grados que no causó daños. El temblor ocurrió a las 14.46 hora local y alcanzó el máximo de 7 grados en la escala japonesa, que se centra en las zonas afectadas más que en la intensidad del temblor.

El primer ministro, Naoto Kan, ha calificado de “graves” los daños causados por el temblor. Kan ha pedido calma a la población y ha asegurado que su Administración hará “todos los esfuerzos para minimizar los daños”, y que ha creado un grupo de trabajo de emergencia para gestionar la situación. El portavoz del Gobierno, Yukio Edano, por su parte, afirmó que el Ejecutivo está actuando bajo la suposición de que éste ha sido el peor terremoto de la historia de Japón. Edano también ha pedido a la población mantenerse alerta ante las numerosas réplicas del terremoto original y por el tsunami provocado por el temblor.

En Tokio, el sismo ha sacudido e incendiado varios edificios, según informan las autoridades locales. Los transportes aéreos, ferroviarios y por carretera están interrumpidos en Tokio y el noreste. En el aeropuerto de Narita, el más grande del país, se han paralizado todos los servicios, mientras se verifica el estado de las pistas.

El terremoto provocó un tsunami con olas de entre siete y diez metros en varias zonas de la costa del país, según el testimonio de varios testigos al canal de televisión NHK, recogidos por Reuters. El tsunami ha arrasado con todo a su paso, incluidas casas, automóviles y edificios. La agencia japonesa Kyodo informó que un barco con de cien personas a bordo fue arrastrado por la fuerza del agua. El Ministerio de Defensa ha enviado ocho aviones militares que sobrevuelen las zonas más afectadas para comprobar los daños.

Los temblores son comunes en Japón, uno de los países con más zonas sísmicas activas, pero también uno de los más preparados. De hecho, además de contar con construcciones seguras, el Gobierno edita cada cierto tiempo manuales con consejos sobre cómo actuar en los temblores, que edita en inglés y japonés. El país tiene alrededor del 20 por ciento del total de los terremotos del mundo por encima de los 6 grados en la escala Ritcher. Según la Agencia Meteorológica japonesa, este temblor es el mayor desde que se miden este tipo de fenómenos naturales. Ha sido peor que el que tuvo lugar en 1923 en Gran Kanto, que tuvo una magnitud de 7,9 y mató a más de 140.000 personas en el área de Tokio.


Declarada la emergencia nuclear

La emergencia nuclear declarada en Japón sigue el procedimiento de seguridad internacional para minimizar los daños que el terremoto haya podido causar a las instalaciones nucleares y garantizar que no se han producido fugas radiactivas, como ocurrió en la planta japonesa de Kashiwazaki-Kariwa que vertió al mar unos mil litros de agua contaminada tras el terremoto de 2007.

La alerta se explica porque ni los reactores instalados en el país, una referencia para la seguridad a nivel mundial dado que fueron diseñados para resistir a los seísmos que habitualmente sufre la zona, parecen preparados para soportar un movimiento telúrico de la intensidad del que ha sacudido la costa nororiental del país, de 8,9 en la escala Richter. “Los reactores se diseñan considerando datos históricos de los seísmos de la zona en que se van a construir”, detalla Juli Barceló, exconsejero del Consejo de Seguridad Nuclear, máxima autoridad atómica de España. “En Japón las nucleares están construidas para resistir terremotos de una intensidad alrededor de 7,5”, detalla. “El primer paso, ante la intensidad del terremoto, es decretar la emergencia para asegurarse de que no ha habido averías que desemboquen en fugas o explosiones”.

Las plantas nucleares poseen dos puntos especialmente débiles: el reactor, que debe mantenerse aislado y a una temperatura estable de unos 300 grados centígrados; y el sistema de refrigeración del mismo, que evita sobrecalentamientos que puedan derivar en una explosión. Es el riesgo que ha sufrido la planta atómica de Fukushima, cuyo circuito de refrigeración ha sufrido una avería que ha provocado un fallo en la instalación. “Uno de los motores que alimenta el sistema de refrigeración ha fallado. Es relativamente alarmante porque debería haber funcionado correctamente”, señala José María García Casasnovas, ingeniero industrial experto en energía nuclear y vocal de la comisión de Energía del Colegio de Ingenieros. “Hay que investigar qué ha pasado y si la avería obedece a afectaciones causadas por el terremoto”, añade.

Estados Unidos ha contribuido en un primer momento trasladando en sus aeronaves líquido refrigerante a la planta nuclear de Fukushima, para evitar la posible ruptura del sistema de enfriamiento. Las autoridades niponas siguen pendientes de la evolución del reactor y el combustible nuclear que, pese a hallarse desactivado, todavía no ha podido refrigerarse según lo previsto.

El sistema de refrigeración, crucial

La sacudida sísmica también ha afectado la nuclear de Onagawa, donde se ha incendiado una de las turbinas también vinculadas con el sistema de refrigeración del reactor. Más que las llamas, la alerta se centra en el mal funcionamiento de la refrigeración puesto que si la planta hubiera seguido funcionando el reactor se habría calentado en exceso hasta propiciar su explosión.

Es una sucesión de acontecimientos similar a la que propició el accidente radiactivo de Chernobil en 1986, uno de los mayores desastres medioambientales causados por una central nuclear. “Pero Japón ha paralizado la central inmediatamente y parece que el resto de sistemas de seguridad funcionan según lo previsto. Ahora es primordial certificar que los circuitos de refrigeración y los reactores paralizados pueden seguir operando con seguridad”, advierte Casasnovas. “Por eso la emergencia se mantendrá hasta que se haya descartado cualquier riesgo”, precisa.

Laemergencia haparado aproximadamente el 25% de la potencia nuclear instalada en el país mientras el 75% sigue funcionando con normalidad. “Es unaalteración importante que afecta alrededor de la cuarta parte del parque nuclear”, calcula Casasnovas.”Por ahora se está sustituyendo la energía que producían los reactores afectados con plantas de gas líquido, aunque si se prorroga la situación de emergencia Japón quizá deba recurrir a otras fuentes energéticas”.

Evacuación sin alarma, según las autoridades

Aparentemente no hay motivo de alarma: el Organismo Internacional de Energía Atómica ha comunicado que no ha detectado fugas de radiactividad en Japón, que concentra 55 reactores nucleares que generan alrededor del 30% de electricidad que consume el país. Pero la precaución es máxima: se mantienen parados 11 reactores nucleares y las autoridades han ordenado el desalojo de unas 2.800 personas que viven en las cercanías de la planta de Fukushima. El reactor de la planta se ha parado pero el núcleo permanece caliente, aunque se descarta ya el riesgo de una explosión, según las autoridades locales.

“Las preocupaciones son: en primer lugar, explosiones como la que habría podido ocurrir en Fukushima. Después, que el terremoto haya podido causar algún resquebrajamiento en la vasija de los reactores que provoque emisiones de radiactividad al exterior”, detalla el doctor Eduard Rodríguez-Farré, miembro del Comité Científico de la UE y experto en radiobiología. “Parar las centrales ha garantizado que no haya explosiones, ahora deben inspeccionar que los sistemas de refrigeración y aislamiento de los reactores no han quedado afectados”, señala. “Lo lógico es que los reactores se mantengan parados hasta que hayan sido revisados uno por uno”.

Tomado de El País.

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