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El pulso de la economía asiática

El pulso de la economía asiática
Se está dando un debate  interesante. ¿Cambió la situación de la economía  mundial o las primeras señales son equívocas porque tenemos por delante tiempos aun peores?
 
Algunos dirigentes políticos occidentales se aferran a unas pocas señales buenas, como la recuperación parcial de los mercados bursátiles y el alza de los mercados inmobiliarios en Estados Unidos y Gran Bretaña, para señalar que el desplome ya tocó fondo y comienza la recuperación.
Pero numerosos economistas advierten contra un optimismo prematuro. Continúan los graves problemas estructurales, como el mal estado de numerosos bancos importantes y el “desapalancamiento” (proceso por el cual los niveles de endeudamiento deben adecuarse a las mayores garantías exigidas para la concesión de préstamos) que todavía  deben adoptar los particulares y las instituciones financieras.
 
Algunos países tienen por delante escenarios lúgubres, particularmente en Europa central y oriental, probablemente la región más afectada. E incluso un país desarrollado importante como España vive la pesadilla del desempleo, que llegó al 17,4 por ciento.
 
Asia, y el sudeste asiático, también resultan especialmente afectados. Un documento de la Comisión Económica y Social para Asia y el Pacífico de las Naciones Unidas, elaborado con motivo de su sesión anual que tiene lugar en Bangkok, sostiene que en Asia la crisis ha pasado de una “etapa uno” (crisis financiera en países desarrollados con contagio limitado en Asia) a una “etapa dos” (gran recesión en países desarrollados y contagio inevitable en Asia). En esta segunda etapa los países asiáticos están afectados por “la caída de las exportaciones –de un crecimiento de dos dígitos en la década anterior a una caída de dos dígitos–, la reducción de la demanda interna y el aumento del desempleo”.
 
En enero, la mayoría de los países asiáticos tuvieron las peores caídas de sus exportaciones, en comparación con los doce meses previos: Taiwán (44%), Filipinas (41%), Singapur (40%), Japón (35%), Malasia (34%), Corea del Sur (34%), Tailandia (27%), Hong Kong (21%), China (18%) e India (16%). En febrero, el grado de la caída de las exportaciones se redujo en la mayoría de los países, pero en China aumentó a 26 por ciento.
 
La tendencia de China es importante porque recibe exportaciones sustanciales de otros países de la región. Si caen sus exportaciones a Estados Unidos, Europa y Japón, eso implica menos importaciones de partes que se utilizan en la elaboración de los productos que exporta.
La reducción de las importaciones es aun más alarmante, advierte el informe de la Comisión Económica y Social para Asia y el Pacífico. En especial las de China, que cayeron 43 por ciento en enero. “Dada la naturaleza regionalmente integrada de la base productiva en el sudeste y este asiáticos, la caída de las importaciones refleja el comienzo de una crisis industrial”, sostiene.
También se advierte que una profundización de la crisis en la fase manufacturera provocará tensiones financieras en el sector a través de un aumento de los préstamos en riesgo inminente de caer en mora (nonperforming loans).
 
En cuanto al desempleo, aumentaría en la región hasta los veintitrés millones de personas en 2009. Incluso ésta sería una mirada optimista, ya que más de veinte millones de trabajadores industriales perdieron su trabajo en las regiones costeras de China, orientadas a las exportaciones.
El crecimiento económico cae en picada. La Comisión Económica y Social para Asia y el Pacífico estima que el crecimiento de los países en desarrollo de la región caerá de 8,8 por ciento en 2007 a 5,8 por ciento en 2008 y a 3 por ciento en 2009.
 
Pero en el sudeste asiático, la única subregión donde el PIB se contraerá realmente, la caída será de 6,5 por ciento en 2007 a 4,3 por ciento en 2008 y a 0,7 por ciento negativo en 2009. (En el este y noreste de Asia –dominado por China– habrá un crecimiento positivo de 3,3 por ciento, y en el sur y sudoeste será de 4,3 por ciento).
 
El informe de la Comisión Económica y Social para Asia y el Pacífico no ofrece proyecciones de crecimiento por países. Sin embargo, el pronóstico de la revista británica The Economist da que pensar. Los países que tendrían un crecimiento negativo serían Singapur (7,5%), Taiwán (6,5%), Corea del Sur (5,9%), Tailandia (4,4%), Malasia (3%) e Indonesia (1,3%). China e India tendrían un crecimiento menor, pero aún positivo, de seis y cinco por ciento, respectivamente. Los últimos datos sobre producción industrial demuestran dónde está la fuente del problema. Los países que dependen de las exportaciones manufacturadas son los más afectados. 

Comparada con un año atrás, la producción industrial cayó en febrero en Taiwán (27%), Singapur (22%), Tailandia (20%), Malasia (14,6%)  y Corea del Sur (10%). En contraste, la producción industrial en China aumentó ocho por ciento en marzo, lo que refleja que los productos industriales de este país alimentan principalmente su enorme mercado interno, aun cuando pueda ser también un exportador mundial importante. Y tal vez esté funcionando el enorme estímulo fiscal para aumentar la demanda interna y compensar la caída de las exportaciones.
 

Las cifras muestran que, al menos en el sudeste asiático, la crisis económica no está superada y aún pasará cierto tiempo antes de que desaparezcan los efectos recesivos.
 
Muchos países asiáticos están adoptando medidas anticíclicas, incluso aumento del gasto fiscal y reducción de las tasas de interés, para hacer frente a los efectos de la contracción económica. Falta ver hasta qué punto esas políticas tienen un efecto positivo, y seguramente deberán tomarse más medidas y ajustes. 
 
Martin Khor, fundador de Third World Network (TWN), es director ejecutivo de South Centre, una organización de países en desarrollo con sede en Ginebra.
Traducción: Raquel Núñez Mutter. 

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