Home » El último tango de Alfredo Palacio. Ecuador:

El último tango de Alfredo Palacio. Ecuador:


Nacionalismo bajo presión

Las medidas soberanas que Carondelet adoptara en el ámbito
petrolero como respuesta a las movilizaciones populares
comandadas por la CONAIE, que semiparalizaron el país en
noviembre del 2005 y en marzo de este año con pancartas contra
el TLC y la Occidental (OXY), cobraron forma en las
modificaciones a la Ley de Hidrocarburos, la declaratoria de
caducidad del contrato con la corporación estadounidense, los
acuerdos de integración energética firmados con Venezuela y el
diseño preliminar de un programa económico centrado en la
utilización de los excedentes comerciales para el fortalecimiento
de PETROECUADOR, el fomento de las actividades productivas y
el denominado pago de la deuda social.

En su conjunto, las referidas acciones “barruntaron” una estrategia
nacionalista y, por lo mismo, contrapuesta a la que ha venido
sugiriendo-imponiendo el capital metropolitano desde hace un
cuarto de siglo.  Por demás está señalar que esa
estrategia/modelo habría desembocado naturalmente en la
incorporación del Ecuador al ALBA, el tratado de integración
solidarista promovido por Caracas, La Habana y La Paz.

En la recuperación de la línea nacionalista/latinoamericanista por
parte de Quito mucho habría tenido que ver el ex ministro de
Economía, Diego Borja, al retomar algunos de los postulados de
Rafael Correa, titular de esa cartera en la fase inicial del régimen
que alumbrara el Abril “Forajido”.

La derecha contraataca: la ofensiva en el frente petrolero

Conforme era previsible, el giro de Carondelet provocó la iracundia
de la Casa Blanca, al punto que George W.  Bush dispuso la
suspensión de las negociaciones del TLC ecuatoriano-
estadounidense.  Un sentimiento similar invadió a los adoradores
criollos del Gran Hermano.  La ofensiva no se hizo esperar.

A las presiones de la embajadora Linda Jewell y a la demanda de
la OXY en contra del Estado en un tribunal internacional
subsidiario del Banco Mundial, pronto se sumaron un pedido de
amparo constitucional contra las reformas a la Ley de
Hidrocarburos interpuesto por las cámaras empresariales, las
maniobras del febresborjismo en el Congreso, los obscenos
alegatos de los “hombres de paja” de las petroleras, el
rastacuerismo de los grandes medios, los folklóricos peregrinajes
a Washington de los “dolientes” del TLC…

La reelección de Álvaro Uribe en Colombia y el triunfo del aprista
Alan García en Perú, ambos militantes de la globocolonización,
tonificaron la conspiración contra el nacionalismo de Carondelet,
proyecto ciertamente frágil tanto por el repliegue y las divisiones
electoralistas de las organizaciones sociales y políticas
contestatarias después de sus primeros logros, como por la labor
de zapa de esa cohorte oficial de “enloquecidos por el dinero” (los
Apolo, Chica, Vivas, Proaño) que denunciara el ex premier
Mauricio Gándara.

El hecho es que, a poco de dictadas las medidas encaminadas a
reivindicar al sector petrolero y al conjunto de la economía, el
cardiólogo-presidente, bajo cobertura de la euforia colectiva que
suscitara el exitoso desempeño de la “Tri” en el torneo Alemania
2006, inició el desmontaje de su moderada política antineoliberal.

Para comenzar, conformó un consejo paralelo de Administración
de los yacimientos petroleros devueltos por la OXY (bloque 15) con conocidos angelitos de su entorno, consejo que se inauguró
asignando, a precio castigado, 2 millones de barriles de crudo a
favor de voraces intermediarios, contrariando una expresa
disposición del Ejecutivo.

Poco después, Palacio expidió el reglamento a las reformas a la
Ley de Hidrocarburos.  Tales reformas garantizaban al Fisco una
participación de al menos el 50 por ciento de los excendentes
derivados de los altos precios del crudo en el mercado externo.
Con el reglamento de marras, esa participación podría esfumarse.
¿Por qué? En su comparecencia ante el Congreso, el renunciado
ministro Borja pidió iniciar la correspondiente investigación de ese
desaguisado “porque estaríamos frente al delito de peculado, ya
que tal reglamento implica la utilización de recursos públicos para
beneficio privado”.  (El Comercio, 19 de julio del 2006).  Según el
ex funcionario, el reglamento ajustado a gusto y sabor de las
petroleras faculta a éstas a descontar de la participación del
Estado al menos el 10 por ciento de las inversiones, siendo que
hasta antes de los arreglos de medianoche, en vez de “al menos el
10 por ciento” habría constado “hasta el 10 por ciento”.  Con el
cambio forjado por los Latin Kings de cuello blanco, el sucesor de
Gutiérrez abrió la puerta para que el Estado pueda ser perjudicado
en cientos de millones de dólares.  El propio Borja responsabilizó
de la manipulación al ex superministro José Modesto Apolo, al
actual titular de Economía, Armando Rodas (también acusado de
defender a la española REPSOL-YPF), y al ex subsecretario de
Energía, Roberto Serrano.

Esquinazo al bolivarianismo

Las exacciones expuestas, amén de hipotecar el plan de
reactivación económica y autocentramiento productivo, preludiaron
una segunda felonía en contra de la Venezuela chavista.  La
primera, fue el corolario de la purga del ala “forajida” del gabinete
decidida por el mandatario en agosto del año pasado.  La segunda, cristalizó con el boicot a la instrumentación de los acuerdos de integración energética suscritos con Venezuela, cediendo a las presiones de poderosos brokers del crudo de PETROECUADOR y/o importadores de derivados, conforme denunciara en su momento Wilson Pástor, ex presidente del ente estatal.

Los entretelones de este bochornoso episodio, protagonizado por
Palacio y su ministro de Energía, el filosocialcristiano Iván
Rodríguez, han sido descritos minuciosamente por el periodista
Gipsy Castello, en su artículo “PDVSA en Ecuador: cuando la
corrupción asesina al sueño de Bolívar”


(www.quitu.net/varios8.html), donde recoge sucesos dignos de constar en La historia universal de la infamia, de Jorge Luis
Borges.

Reproducimos algunos de los pasajes del citado documento:

“30 de mayo de 2006.  Diez de la mañana.  La Base Aérea
Mariscal Sucre, en Quito, ya se alistaba para recibir a Hugo
Chávez.  Una visita inesperada para unos, forzada para los
pesimistas, y mesiánica para ese pueblo ecuatoriano que lo
prefiere, en un 80 por ciento, a cualquier otro presidente
latinoamericano.  El motivo, la firma de convenios petroleros para
beneficiar al Ecuador luego de la salida impetuosa de la OXY y la
liberación del bloque 15.  El procesamiento del crudo por parte de
Petróleos de Venezuela (PDVSA), la asesoría técnica y la posible
rehabilitación de la refinería ubicada en Esmeraldas fue el principal
objetivo del Comandante ‘llanero’ (como le dicen en estas tierras
de Bolívar, Sucre y Manuela Sáenz), en esa búsqueda de
fortalecer la región por la vía energética.  El pueblo se abocó a las
calles de Quito.  De todas las edades, de todos los tamaños, de
todos los colores y un sinfín de consignas que aupaban la visita
del Presidente venezolano.  Su homólogo ecuatoriano, Alfredo
Palacio, tenía todo listo en las instalaciones de Carondelet para la
firma de un Memorando de Entendimiento y un Acuerdo de
Cooperación.  Cien mil barriles de crudo ecuatoriano diario serían
procesados en tierras venezolanas, eliminando las sucias manos
de los intermediarios, para entregar de vuelta la cantidad
equivalente en productos derivados.  El beneficio: el Ecuador no
tendría que importar derivados siendo un país petrolero.  Además
se daría inicio a un proceso amplio y sostenido de cooperación
energética para beneficiar las áreas del petróleo, gas, electricidad
y petroquímica de estas naciones hermanadas por una gesta
independentista…  (Al final) se dieron mutuas palabras de aliento,
las firmas que declaraban un nuevo paso hacia la llave
latinoamericana, el almuerzo protocolar y el resto de la agenda
paralela del Comandante ‘llanero’.  Un día lleno de expectativas, de arduo trabajo y una significación histórica con la intención de
renovar los votos que nuestros héroes y libertadores juraran 200
años atrás.  El imperio temblando, Chávez acercándose.  Y el
Ecuador con la esperanza de no depender, de ahora en adelante,
de esas transnacionales asesinas y corroídas”.

¡Cuál el desenlace?

“14 de julio de 2006.  Cinco de la tarde.  A mes y medio de ese
sueño latinoamericano a las puertas de una realidad tan posible
como la voluntad de nuestros pueblos soberanos, la utopía se
alejaba a pasos agigantados.  El Ministerio de Energía y Minas del
Ecuador, en manos aún de Iván Rodríguez, había tomado una
decisión: Cuatro días de prórroga para que PDVSA garantizara por
escrito una ganancia, al menos, de 136 millones de dólares
anuales a largo plazo o, de lo contrario, la apertura de un proceso
de licitación para que esos barriles de crudo fueran procesados por
empresas provenientes de Colombia, Chile, Brasil, Corea, China o
(por invitación ‘especial’) Venezuela”.

La traición al espíritu bolivariano había sido nuevamente
consumada.

Castello cierra su crónica con amargas sentencias que
compartimos plenamente: “Cuando el amigo, el hermano, se vuelve abusivo, deja de estar entrelazado en un mismo sueño.  Cuando el hermano, el amigo, no quiere dejarse ayudar, no hay milagro que valga”.

¡Cuán lejos nos hallamos no solo de la doctrina Parra Velasco de
la Solidaridad Obligada de los Estados Hispanoamericanos que
otrora elevara la respetabilidad del Ecuador, sino de la más obvia
diplomacia que impone a un gobierno la defensa de los intereses
de la colectividad que representa! Cuesta abajo…

El abandono del nacionalismo defensivo está dejando al país con
un “subdesarrollo” y una subalternidad estructuralmente más
profundos y como furgón de cola de la CAN neoliberal tan cara a la
Casa Blanca.  Y al mandatario interino como rehén de una
oligarquía patricial férreamente controlada por sus líderes
socialcristianos “Corleone” Febres Cordero y Jaime Nebot Saadi.

El retorno de Palacio a la teoría y práctica de la globalización
corporativa ha venido orquestado por anuncios de pagos
anticipados de la deuda externa-interna; la eliminación completa
de aranceles de importación para cientos de productos, inclusive
suntuarios; las imploraciones a Washington para que vuelva a las
“negociaciones” telecistas y respalde la ampliación de la vigencia
del ATPDEA, extensión que estaría necesariamente ligada a una
mayor participación del Ecuador en la fraudulenta “lucha
internacional contra el narcotráfico”.

La obsecuencia a las mafias político-empresariales criollas se ha
traducido en escandalosas medidas recientes.

Uno.  La privatización disimulada e ilegal de la Corporación
Eléctrica de Guayaquil (CATEG) a favor de las “fuerzas vivas”
porteñas, para que éstas “licuen” sus multimillonarias obligaciones
con el Fisco, amén de beneficiarse de nuevos aportes del
repudiado “Estado centralista”.

Dos.  El traspaso de competencias al ayuntamiento guayaco para
la administración de la vía Perimetral, otro paso en dirección a
sustentar a la “Santa Cruz del Pacífico”.

Tres.  La asignación de excedentes petroleros para fines
clientelares y oportunistas como las alzas salariales para los
militares.  O para afianzar la privatización y corporativización de la
seguridad pública bajo el fascistoide postulado que comprende a
“la cuestión social como una cuestión de policía”.

Cuatro.  El respaldo para la aprobación por parte del ilegitimado
Congreso del proyecto de Ley Orgánica del Sistema Autonómico
(la famosa “Ley Nebot-Moncayo”), cuya instrumentación
significaría la “balcanización” del Ecuador, ya que suplantaría al
histórico Estado unitario por unas cuantas jurisdicciones político-
administrativas y territoriales darwinianas e inviables.  El estatuto
autonómico al que accedería Guayaquil “con ley o sin ley”, según
declaratoria del alcalde Nebot, acaba de recibir el increíble aplauso
del jefe de Estado.

Neoliberalismo esquizofrénico, impulso al secesionismo…  y
corrupción.  La corrupción comporta un hecho no solo generalizado
sino consustancial a la globalización corporativa.  Acaso
acogiéndose a esa racionalidad sistémica, Gutiérrez II parece
decidido a cerrar su gestión como protagonista de “affaires” como
la “privatización” de las Aduanas al estilo de Abdalá Bucaram, la
denuncia de extorsión que se zanjó con la caída del ministro
Felipe Vega, los arreglos bajo cuerda con la brasileña Andrade
Gutiérrez…

Más allá del triste destino político de Alfredo Palacio, al estado
llano ecuatoriano se le plantea nuevamente el desafío de construir
un orden genuinamente nacional, democrático y de proyección
bolivariana sobre las ruinas de la institucionalidad
oligárquico/dependiente.

La roca de Sísifo, diría Albert Camus.

– René Báez, Premio Nacional de Economía y miembro de la
International Writers Association



 

Información adicional

Autor/a:
País:
Región:
Fuente:

Leave a Reply

Your email address will not be published.