Más de 100.000 personas se congregarán mañana en Washington DC (EE.UU.) para, por medio de una marcha, exigirle al presidente Barack Obama la pronta aprobación de una reforma migratoria.
Los organizadores de la Marcha por América, una coalición nacional de más de 100 grupos de defensa de los inmigrantes, explicaron que su cálculo de convocatoria está basado en la cantidad de autobuses reservados para el viaje en más de 40 estados y en una campaña que recolectó compromisos firmados de 50.000 personas en la capital.
Previo a esta marcha, el presidente de EE.UU., Barack Obama, informó, el jueves pasado, su respaldo a una propuesta para una reforma migratoria presentada por los senadores Charles Schumer, republicano, y Lyndsey Graham, demócrata. “Estoy complacido de que se esté avanzando sobre una vía bipartidista”, señaló al referirse al proyecto. Los legisladores proponen reforzar la seguridad en la frontera y poner en marcha una vía “dura, pero justa” de legalización para los indocumentados, que se calcula son más de diez millones en EE.UU.
Además, tarjetas de Seguridad Social biométricas que impidan que los trabajadores ilegales puedan obtener empleos, y el establecimiento de un proceso de admisión de trabajadores temporales. El plan fue presentado en un artículo que firmaron los dos legisladores en la edición de ayer del diario The Washington Post.
Tras mostrar su respaldo, Barack Obama agregó que su compromiso con una reforma migratoria integral se mantiene inclaudicable.
Pero estas palabras no convencen a la nicaragüense Urania Medal. En noviembre de 2008, tras casi dos décadas como ciudadana de EE.UU., ella se decidió a votar, por primera vez, en su país adoptivo cuando Barack Obama prometió que encararía una reforma migratoria en su primer año de gestión.
Medal, de 62 años, con un hijo indocumentado que logró vencer una orden de deportación y una hija naturalizada estadounidense, expresó que se arrepiente de haber votado por Obama. “Si quiere ser reelegido, cuando vea esa marcha va a pensar que tiene que poner eso (la reforma) de inmediato”, agregó.
Por ello, Medal participará mañana en lo que se espera sea una convocatoria multitudinaria, en Washington, para recordarle a Obama que, tras 14 meses en el poder, aún no ha cumplido su compromiso. Frente al Capitolio, inmigrantes y activistas del país exigirán que el Presidente impulse la reforma con un “camino a la legalización”.
Los activistas dijeron que la población latina cada vez está más decepcionada con el Presidente, que solo ha hecho unas pocas declaraciones genéricas sobre la reforma migratoria. Cuando necesitaba atraer el creciente voto hispano, recordaron, sus palabras eran mucho más decididas. “¿Dónde está Obama, que no quiere ni hablar?”, expresó Medal, integrante de la organización comunitaria Se Hace Camino Nueva York. “Estoy muy defraudada”, afirmó.
La política de redadas y deportaciones de indocumentados comenzó en la presidencia de George W. Bush. En el año fiscal 2009, que incluye los primeros 10 meses del gobierno de Obama, se registraron 387.790 deportaciones, más que en el año anterior con Bush, que sumaron 369.221, informó Matthew Chandler, del Departamento de Seguridad Nacional.
“Esa no era la expectativa que tenía la comunidad”, expresó Angélica Salas, directora de la Coalición de Derechos Humanos Inmigrantes de Los Ángeles. “La comunidad eligió un Congreso y una administración que iban a resolver la situación de millones de trabajadores y sus familias”, añadió.
El Gobierno aseguró que las deportaciones se concentran en quienes han cometido delitos, pero los activistas dijeron que muchos han sido detenidos solo por no tener papeles.
EFE / AFP / AP
Washington, Nueva York
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